DIOS DESEA QUE NO VIVAMOS EN INMORALIDAD.
Mateo 5:27 “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio: v:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. v:29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno v:30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno v:31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio v:32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio”.
Quiero abordar con ustedes de la manera más sencilla posible, un tema muy escabroso y escandaloso para todos, me refiero a la inmoralidad sexual.
A nosotros, los hijos de Dios, llamados a ser súbditos del Reino de Su Amado Hijo, en esta era de la Iglesia, no solo se nos presentó el Evangelio con miras a una salvación eterna, sino que nos hicieron renacer a una esperanza viva. Los que somos creyentes en Jesús, fuimos engendrados y regenerados por Su Espíritu, por ende, Él espera grandes cosas de nosotros en este tiempo.
Tal demanda de santidad, Dios se las fijó a los hijos de Israel mediante el Pacto de la Ley, pero fue imposible alcanzarla para cualquier ser humano, a pesar de el esfuerzo tenaz que muchos hicieron. Ahora, en el Nuevo Pacto, nosotros entendemos que solamente la Vida divina, o sea, Cristo mismo, es capaz de satisfacer las demandas de Dios. La Vida divina que nos fue dispensada, debe ser también nuestro vivir y nuestra experiencia de victoria ante la carne y sus deseos.
La Vida divina que nosotros tenemos, en realidad, debe ir más allá de los aspectos de ley. Dios nunca expresó Su profunda voluntad, o Su esencia y santidad, en la Ley, al contrario, la rebajó y le expuso al hombre lo básico que debía hacer para ser santo ante Él.
Para explicarle esto de una manera más clara, le cito el siguiente ejemplo. Dios le dijo al hombre: “no cometerás adulterio”. En esta demanda de la ley, Dios se rebajó, porque en Su visión y en Su naturaleza, Él no sólo esperaba que el hombre no cometiera pecado de adulterio, o de inmoralidad, sino que Él esperaba que interiormente Sus hijos tuvieran victoria sobre todo deseo e intención de la carne. Dios espera de nosotros mucho más de lo que la ley dice.
La enseñanza del Sermón del monte nos muestra que Dios quiere que Su Vida se desarrolle a través de nuestra naturaleza mortal, de tal manera que la victoria de Cristo se vuelva una experiencia de Vida para nosotros. Dios espera que Sus hijos sean puros. Él desea que dejemos de practicar el pecado en lo externo, es decir, que nos abstengamos de pecar; pero también quiere que alcancemos pureza en nuestro interior, o sea, que venzamos el deseo por el pecado.
En cuanto a la práctica exterior de la inmoralidad, podemos citar el caso de la mujer que fue sorprendida en el acto mismo del adulterio (Juan 8); al final de ese suceso vemos que el Señor le dijo a aquella mujer: “Vete, y no peques más”, porque Dios no desea que vivamos una vida licenciosa. En realidad son pocos los casos en los que se puede ver objetivamente el pecado de la inmoralidad sexual, pero es imposible medir esto de manera interior, es decir, no se puede medir la inmoralidad en los pensamientos y deseos de una persona. Sería indecoroso señalar que alguien tiene pensamientos impuros porque es algo que no se puede probar, pero eso no quita lo que Dios demanda de Sus hijos. Dios espera que nosotros alcancemos tal pureza, no basada en el hecho de que nunca seamos hallados “infraganti en el pecado”, sino basada en lo que Dios conoce de nuestro corazón. Dios sí conoce los pensamientos y las intenciones del corazón, y Su deseo es que limpiemos y restauremos nuestra vida, no ante el ojo y la opinión de los hombres, sino delante de Él. Desde el día que Cristo vino a morar a nuestro ser interior, nuestro vivir quedó delimitado para satisfacer el corazón y la santidad de Dios.
Si nosotros no entendemos las palabras que el Señor dijo en el sermón del monte, actuaremos únicamente bajo la abstención religiosa, bajo una práctica asceta, y un legalismo que como en muchas religiones, dan una talla de moralidad sólo al ojo del hombre.
El pecado en los seres humanos es como el agua, que siempre busca por donde fugarse. Es imposible detener la pasión, el deseo, y la euforia hormonal en la naturaleza humana, tales pensamientos siempre se filtrarán en alguna parte de nuestro ser; sin embargo, sería ingenuo pensar que los límites externos nos ayudan a no vivir en inmoralidad. Si así no fuera, Pablo no le hubiera dicho a Timoteo: ¡Huye de las pasiones juveniles! (2 Timoteo 2:22). El apóstol Pablo jamás le dijo a Timoteo: “confronta y reprende las pasiones”, sino “huye”, en otras palabras: “no pienses que eres un campeón ante las pasiones, mejor huye de ellas”. Normalmente huir es de cobardes, pero cuando se trata de las “pasiones de la carne”, huir es lo más sensato.
No menospreciemos las limitantes exteriores, éstas nos ayudarán a no caer en inmoralidad, pero reconozcamos que Dios está esperando que nosotros no vivamos de manera pecaminosa aún en lo interior. Todos tenemos que solucionar esta condición de manera personal, yo les aconsejo que busquemos la vida del Espíritu, primeramente, y además, usemos la sensatez humana. Huyamos de las pasiones, estableciendo límites lógicos y sensatos. La práctica de la inmoralidad es algo que no le agrada a Dios, y ahora que tenemos Su Vida, debemos ser victoriosos ante el pecado.
¡Dios les bendiga!
Apóstol Marvin Véliz
1 Pedro 1:14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
ResponderEliminar1:15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
1:16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
1:17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
Si el Padre dio a su propio hijo y si ha puesto su vida en nosotros no tiene sentido seguir viviendo en la concupiscencia de nuestra carne, es como querer mezclar agua con aceite, son dos naturalezas completamente distintas que jamas se podran unir, y claramente lo dijo el Señor Jesús que su deseo es que seamos uno con El, como El es uno con el Padre, por lo tanto somos llamados a ser santos (apartados para vivir para El) como El es Santo (cordero sin mancha y sin contaminación) y como hijos obedientes no nos conformemos a darle gusto a los deseos de nuestra carne como cuando éramos ignorantes de esta palabra de vida, no por esfuerzos propios, sino por la vida de Cristo que ahora mora en nosotros y nos capacita para vivir por encima de los deseos impuros de nuestra carne, conduciendonos en temor todo el tiempo de nuestra peregrinación. Gloria a Dios!!! que ahora ya no es nuestra capacidad de abstenernos de algo, no es algo externo, sino el espíritu santo que habita en nuestro interior que nos conduce hacia toda buena obra para agradar al padre. Roxana de Descamps.
en realidad ahora somos hijos de dios y no se ha manifestado lo hemos de ser, por lo tanto la naturaleza divina en nosotros va creciendo progresivamente y si nosotros nos prestamos al pecado tendremos un gran conflicto en nosotros, es mejor ceder nuestra voluntad para la voluntad de dios. amen.
EliminarRomanos 6.12 al 14 No reine pues el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias ni tampoco presenteis vuestros Miembros al pecado como instrumentos de iniquidad si no presentamos vosotros mismos adiós como vivos de entre los muertos y vuestros miembros a Dios Como instrumentos de Justicia porque el pecado no se enseñoreará de vosotros pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia...hnos estos verso nos instan a no seguir siendo instrumentos donde el pecado pueda ser quien prebalece todo el tiempo hay algo importante de lo que tenemos que sujetarnos y esa es la gracia que tiene el padre para con nosotros que nos dio a su hijo para que morara en nuestros espiritu ahora debemos aferrarnos a esa vida y no a la del pasado porque ya no somos los mismos antes nos deleitabamos en el pecado pero ahora el mismo espiritu nos redarguye solo desde ahi podemos darnos cuenta que nuestra naturaleza ya no es la misma indolente a las concupiscencias de nuestra carne ahora hnos tenemos el espiritu de cristo en nosotros y lo que debemos hacer es atenderle cuando nos advierte de los peligros del pecado y uir como nos decia el apostol tenemos que ser prudentes y estar alerta no confiando en nosotros sino en nuestro Señor jesusucristo pongamos nuestra mirada en el seamos instrumentos de justicia para el y sirvamos mas a las inmoralidades de nuestra carne
ResponderEliminares por obra del espiritua que podemos vencer el pecado pero es decisión nuestra y responsabilidad nuestra el que suceda esto. amen.
EliminarHnos perdonen en el las ultimas lineas quiero decir y no sirvamos mas a las inmoralidades de nuestra carne..que el Señor me los bendiga
ResponderEliminarBuenas tardes hnos.
ResponderEliminarAl hablar de inmoralidad, me pongo a pensar en mí ser interior, pues es ahí donde se gesta todo tipo de pensamientos, influenciado por agentes externos, canalizados principalmente a través de nuestra vista.
Para ver ocupamos nuestro cerebro y es en nuestra mente, que tan reformada o dañada la que nos hace cometer el pecado de adulterio o no, tal como lo dice Mt 5:27.
Es algo interior, es un estándar elevado, es entre usted y Cristo, ahí nos evalúan, en lo interior no hay fingimientos.
Espero estemos aprobados y que no formemos parte del gremio de adúlteros que engrosaran las filas de los que no entraran al reino.
Dios los bendiga.
y agregando un poco mas al respecto primeramente la mente que puede ser tomada para el pecado, pero segundo los miembros de nuestro cuerpo que están en bajeza y que se inclinan al pecado. entre una cosas y la otra se gente el pecado que nos llega a provocar muerte.
Eliminarla experiencia que tenemos en este cuerpo mortal nos da la pauta para entender este mensaje, es una realidad latente que tendremos que sobrellevar hasta el fin de nuestra existencia sobre la faz de esta tierra.
ResponderEliminarel apostol pablo le dijo a una iglesia que evidenciava muchos dones espirituales , pero asi mismo era muy carnal , yo golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo.. aqui esta diciendo literalmente estoy golpeando bajo el ojo.
y el apostol pedro en 2 Pedro 2:19 dice en su parte B dice ¨pues uno es esclavo de aquello que le ha vencido¨
Cristo enseñando a orar a sus discipulos dijo No nos metas en tentacion , mas libranos del mal, y en lucas capitulo 22 en dos ocaciones el señor les dice a sus discipulos y cuando llego a aquel lugar , les dijo: orad que no entréis en tentacion, y luego ; y les dijo ¿porque dormis? Levantaos y orad que no entreis en tentacion.
ahora bien mantener nuestra Fe activa y estar conectados a la vida que esta en la persona de Cristo y esta es maninifestada en la preciosa y virtosa esfera de la iglesia que es su cuerpo. en cuanto a los pecados de carne y la idolatria el apostol pablo instruye a los creyentes de la localidad de corinto : 1 Co 10.13 No os ha sobrevenido ninguna tentacion que no sea comun a los hombres ; y fiel es Dios , que no permitira que vosotros seais tentadosmas alla de lo que podeis soportar, sino que con la tentacion , proveera tambien la vía de escape, a fin de que podais resitirla.
de todo lo que comentas déjame decir algo al respecto, en realidad en este cuerpo mortal llevaremos latente la debilidad de la carne en cuanto al pecado. esto es algo que no podemos evitar, es por eso que debemos de acogernos a la gracia del señor y la vida divina presente en nosotros que puede ser nuestra victoria misma. amen.
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