A DIOS NO LE SIRVEN LOS SALVOS, LE SIRVEN LOS CREYENTES QUE YA NO VIVEN PARA SÍ.

A DIOS NO LE SIRVEN LOS SALVOS, LE SIRVEN LOS CREYENTES QUE YA NO VIVEN PARA SÍ.

Dice 2 Corintios 5:15 “y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. 

Cuando leemos que el Señor murió por todos, nuestra mente rápidamente se conecta con pensamientos tales como: “¡Oh, qué glorioso! El Señor murió para perdonar mis pecados, Él murió para que yo sea libre, Él murió para que pueda ir al cielo, etc”. ¿Nota cuán egocéntricos somos, que sólo vemos los beneficios que el Evangelio tiene para nosotros?. Si leemos bien este pasaje, dice que el Señor murió para que ya no vivamos para nosotros mismos, sino que vivamos para Él. Con estas palabras, el apóstol Pablo le da un golpe a la doctrina egocéntrica que ahora se predica. El error más grande del Evangelio hoy en día no es la doctrina, pues, hasta el apóstol Pablo decía que él miraba por espejo, oscuramente; el error más grande de nuestro evangelio es que no nos han enseñado a vivir para Dios, sino que habiéndole conocido, aun seguimos viviendo para nosotros mismos. 

Recuerdo que hace muchos años yo viajé a Guatemala, y cuando saqué mi computadora me percaté que la batería ya no tenía carga, y lo peor era que el cargador de corriente lo había dejado olvidado en El Salvador. En resumidas cuentas, en ese viaje hice de caso que no tenía computadora, pues, aunque la tenía no la podía usar. Más o menos eso es lo que le pasa a Dios con los creyentes de esta era, aunque hay miles de salvos, no puede usar a la mayoría porque casi nadie quiere dejar de vivir para sí. Tan errado está el Evangelio que hasta en los cantos evidenciamos nuestro egocentrismo. Hay un coro tradicional que dice: “Las promesas del Señor mías son, las promesas del Señor mías son, en la Biblia yo las leo y yo sé que es la Verdad, las promesas del Señor mías son”. ¿Se da cuenta de la actitud cristiana? El Evangelio tiene sentido si obtenemos de Dios un beneficio, de lo contrario, no hay ninguna motivación para perseverar. 

En una ocasión una hermana estaba evangelizando a una persona en la calle, y empezó a decirle que el Señor Jesús podía darle felicidad, la persona le respondió muy sinceramente que ya era feliz. Al escuchar la respuesta, la hermana cambió de temática y le dijo: “El Señor puede libertarla”, y la señora le pregunta: ¿De qué me va a libertar?, le dice la hermana: “De los vicios”, y la señora le contesta nuevamente: “No tengo vicios”… y así, cada cosa que la hermana le propuso, la señora le contestaba que no necesitaba eso. Esta persona contestó todas las preguntas con mucha honestidad, pero nada de lo que le dijo la hermana la hizo ver su necesidad de aceptar a Cristo. Al ver la hermana la posición de aquella mujer, se sintió frustrada y mejor se despidió de la señora. El Evangelio que nosotros conocimos está tergiversado, dista mucho del Evangelio bíblico, porque ahora lo aceptamos porque nos conviene, lo aceptamos porque nos causa algún beneficio, pero si en nada satisface nuestro “yo”, lo rechazamos. 

Hermanos, cuando digo que a Dios no le sirven los salvos, me refiero a aquellos que aceptaron a Cristo porque necesitaban un favor de Él. El Evangelio que nos enseñaron está plagado de egocentrismo. A raíz de esta actitud humana, hoy en día, han surgido miles de denominaciones “evangélicas”, y el fin de cada una es tratar de llenar el “ego” de las personas. Hoy en día hay muchas almas convertidas a Cristo, hay muchos salvos, pero en muy pocos el Espíritu Santo ha podido hacer Su Obra. Muy pocos creyentes se han dejado trabajar por el Espíritu Santo al punto de que ya no vivan para sí mismos. 

Lo normal en el Evangelio debería ser que toda persona que se convierte al Evangelio, debería asistir a las reuniones de la Iglesia para dar, sin embargo, hoy en día las iglesias están abarrotadas de personas que quieren recibir algo de Dios. Nos enseñaron a demandar amor, esperamos que los demás nos amen, pero nosotros no somos capaces de amar. Casi nadie está dispuesto a servir para llegar a ser ejemplo a los demás, sino que todos demandan ser servidos. Se nos olvidan las palabras del Señor que el más grande en el Reino es el que sirve a sus hermanos. 

Yo le invito a que viva una vida descentralizada de usted mismo; si así hace, usted podrá encontrar la verdadera ruta del Evangelio. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 5:16 “De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne; aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no le conocemos así. v:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas”. 

El v:16 nos da a entender que cuando nosotros estamos descentralizados de nuestro “yo”, dejamos de conocer a los demás según nuestros gustos carnales, es decir, conocemos a todos según el Espíritu. Luego  el v:17 dice que “las cosas viejas pasaron”, según el contexto, eso se refiere a la manera egocéntrica en la que antes vivíamos. Si ya somos nuevas criaturas, debemos de dejar de vivir para nosotros mismos, debemos vivir descentralizadamente. Muchas veces este verso es mal entendido por muchos, pues, creen que las cosas viejas son sus pecados de inmoralidad en los que vivieron cuando no conocían al Señor. En realidad Pablo está haciendo referencia al sistema antiguo en el sentido de que antes vivíamos para nosotros mismos, pero que ahora en el Evangelio ya no vivimos así.  

Hermano querido, probablemente usted aun no ha saboreado el Evangelio porque no vive según el sistema Nuevo de Vida en Cristo. En realidad el Evangelio lo gozamos a plenitud cuando nos perdemos a nosotros mismos. Aborrezcamos vivir para nosotros mismos, eso es tan feo como ver una pareja de enamorados, ellos son tan egocéntricos que creen que no hay nada más importante en la vida que su romance, creen que los únicos felices en el mundo son ellos, que los que más se aman en la vida son ellos, que lo único que importa en la vida son ellos. ¡Qué actitud más horrible, Dios nos libre de vivir egocéntricamente! 

¿Le interesa a usted su Iglesia Local? ¿Está pendiente usted de todo lo que se necesita para el funcionamiento adecuado de su Iglesia? ¿Aporta usted tiempo, dinero, atención, y las demás cosas que son necesarias para que exista la vida de Iglesia? Muchos creen que las cosas de Dios se dan por arte de magia, viven tan enclaustrados en sí mismos que no se percatan que el Reino de Dios requiere de servidores. 

Bajo este punto de vista, le vuelvo a decir: A Dios no le sirven los salvos, le sirven los creyentes descentralizados de sí mismos. Los salvos buscan ser servidos, los creyentes descentralizados viven para servir a los demás, y por ende, lo hacen para Dios. El Señor nos dijo que oráramos así: “…Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). No pueden surgir dos voluntades en la tierra, o se hace nuestra voluntad, o se hace la de Dios, sólo una quedará de pie. Si ya no vivimos para nosotros mismos, seguramente, se hará la voluntad de Dios.

¡Amén!

Apóstol Marvin Véliz