LA MUERTE Y EL EFECTO ADVERSO QUE EXPERIMENTA EL CREYENTE CUANDO NO CAMINA SEGÚN DIOS.
(PARTE III)
Quiero dar finalización a esta secuencia de estudios, ampliando el último punto que tocamos en el artículo anterior, al cual titulé: “El efecto de la experiencia de muerte por estar desligados del Cuerpo de Cristo”. Leamos el siguiente pasaje:
1 Juan 3:1 “Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a El. v:2 Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es. v:3 Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro. v:4 Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley. v:5 Y vosotros sabéis que El se manifestó a fin de quitar los pecados, y en El no hay pecado. v:6 Todo el que permanece en El, no peca; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido. v:7 Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, así como El es justo. v:8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. v:9 Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. v:10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. v:11 Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros; v:12 no como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. v:13 Hermanos, no os maravilléis si el mundo os odia. v:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. v:15 Todo el que aborrece a su hermano es homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. v:16 En esto conocemos el amor: en que El puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”.
Este es un pasaje que, en términos generales, es sumamente difícil de comprender. Por ejemplo, el apóstol Juan dice: “El que practica el pecado es del diablo…” Cuando leemos estas palabras imaginamos que todos tenemos cachos y cola, pues, sabemos que todos pecamos. Otra parte dice: “Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios…” Al leer esto, dudamos si somos hijos o no, pues, todos sabemos que pecamos. Debido a estas fuertes declaraciones que hace el apóstol Juan, es necesario entender el contexto de lo que él nos está hablando para poder comprender todo el mensaje.
Primeramente, la Biblia nos dice de manera clara en el verso 2: “ahora somos hijos de Dios…” “y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser…” Esto lo podemos interpretar de una manera sencilla: “yo creo que soy un hijo de Dios y algún día seré como Él, porque le veré como Él es y me hará semejante a Él”. La actitud de todo hijo de Dios, que sabe que algún día lo transformarán, es buscar su purificación y no el pecado. Nosotros como hijos de Dios debemos buscar ser puros; si en nuestra vida hacemos lo contrario, practicando deliberadamente el pecado, nos constituimos opuestos a Dios, pues Él nos dio Su Vida para vivir según Él y no conforme a la carne.
El que procura purificarse, yerra pero no peca; es decir, el tal sólo experimenta el efecto del pecado. Estas cosas son muy profundas, pero en realidad, “yo puedo pecar sin pecar, o puedo pecar pecando”, lo que quiero decir con esta frase es lo siguiente: Si yo me dispongo a buscar la santidad de Dios, y en algún momento el pecado me alcanza, en realidad no peco yo, sino el pecado que mora en mí. Ahora bien, si yo me entrego deliberadamente al pecado, entonces, me hago esclavo del pecado y como consecuencia, termino en muerte y separado de Dios. Quiero que leamos los siguientes versos para explicar lo que dije anteriormente:
Romanos 7:8 “Pero el pecado, aprovechándose del mandamiento, produjo en mí toda clase de codicia; porque aparte de la ley el pecado está muerto. v:9 Y en un tiempo yo vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; v:10 y este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte; v:11 porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató”.
Romanos 7:15 “Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago. v:16 Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la ley, reconociendo que es buena. v:17 Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí”.
Estos versos explican en parte lo que el Apóstol Juan nos quiso decir, sólo que Juan, en sus cartas profundiza un poco más, pues, dice: “Todo el que permanece en Él, no peca; todo el que peca, no le ha visto y no le ha conocido”. ¿Habrá algún cristiano genuino que no haya visto y conocido a Cristo? Para efectos de salvación todos los creyentes han visto y conocido a Jesús, pero eso es la faceta inicial de conocer a Cristo, luego, hay que conocerlo como el Cristo Corporativo. El apóstol Juan dijo: “Todo espíritu que no confiesa que Jesús ha venido en carne, no es de Dios…” (1 Juan 4:3). En el original esa frase “ha venido en carne” es “viene en carne”, como refiriéndose a un hecho que no ha pasado sino que está pasando, pues a Jesús lo palpamos en carne a través de Sus Hijos, los cuales son Su Cuerpo.
Todo el que permanece en el Cuerpo de Cristo tiene esperanza de ser transformado porque no ha entrado a la esfera de muerte. El que permanece en el Cuerpo tiene vida. Mientras permanezcamos en el Cuerpo, la Vida seguirá fluyendo, y es más, no pecaremos aunque practiquemos el pecado, pues no estamos en la esfera de muerte sino en la esfera de Vida. Confirmemos esto con la Escritura, dice 1 Juan 5:16 “Si alguno ve a su hermano cometiendo un pecado que no lleva a la muerte, pedirá, y por él Dios dará vida a los que cometen pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte; yo no digo que deba pedir por ése. v:17 Toda injusticia es pecado, y hay pecado que no lleva a la muerte”. Mientras que la Vida divina corra en usted, y usted permanezca en el Cuerpo, la Vida divina lo podrá limpiar y lo hará superar cualquier cosa. Sin embargo, hay pecados que llevan a la muerte, ¿Cuáles son estos pecados de muerte? Son aquellos que cometen los creyentes que se desligan del Cuerpo de Cristo.
Dice Juan 3:7 “Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, así como El es justo. v:8 El que practica el pecado es del diablo…”
En la mente de Juan, al escribir estas palabras, él estaba refiriéndose a un pecado que no tiene que ver con los pecados en contra la santidad de Dios, sino del pecado que se practica alejándose del Cuerpo. Ahora bien, ¿Cómo hacemos para no caer en ese pecado fuera del Cuerpo? La respuesta está en el mismo pasaje, dice Juan 3:10 “En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano”. ¿Podemos llegar a ser hijos del diablo? Sí, pues el término hijo se refiere a aquel que es engendrado similar a alguien. Por lo tanto, si estamos fuera de Cristo, nos asemejamos al diablo; en ese sentido podemos llegar a ser hijos del diablo. Sucede lo contrario si estamos en Cristo, pues una prueba de estar en Él es que terminamos amando a los que están dentro del Cuerpo.
Si permanecemos en el Cuerpo, obviamente estamos buscando la purificación de nuestros pecados, por lo tanto, el efecto de la muerte no nos alcanzará, al contrario, iremos siendo vivificados por Él.
Apóstol Marvin Véliz
AL permanecer en la comunion del Cuerpo de Cristo, el hecho de hacer todo para el Señor, de instarnos unos a otros a buscar de El, etc. , hece que la vida de Cristo en cada uno de , purifique y así no sea tomado como pecado voluntario, sino un error.
ResponderEliminaramen.
EliminarAunque creo que este tema es muy profundo, es tambien vital para todo creyente, y el verso que usted mencionaba hno de Ro. 7:15 Porque lo que hago, no lo entiendo; por que no practico lo que debo hacer, si no lo que aborrezco eso hago. Aqui nos aclara mucho y eso de QUERER Y NO QUIERO, Nos muestra que pablo trata de ser victorioso, el trataba de librarse del pecado por si mismo por que deseaba agradar a Dios, el no queria pecar ni cometer faltas, pero despues admitio que era vano tomar la determinacion de hacer el bien, Por que dijo: EL QUERER EL BIEN ESTA EN MI PERO NO HACERLO, No queria pecar pero seguia pecando, y es debido a que el pecado es una ley, en su corazon pablo estaba sujeto a la ley de Dios, pero su carne se rendia ante la ley del pecado, pablo no sabia esto al principio, pero despues de ser arrastrado constantemente por una potente fuerza en su cuerpo que lo hacia pecar,la cual le traia como resultado frustracion y desanimo, y esa es nuestra historia ante esa ley de pecado, nuestra lista de fracasos nos demuestran que cada vez que las tentaciones aparecen y tratamos de resistirlas y rechazarlas no tenemos exito siempre nos derrotan, pero la misericordia de Dios nos alcanzo, por eso pablo abrio los ojos y dijo MISERABLE HOMBRE DE MI QUIEN ME LIBRARA DE ESTE CUERPO DE MUERTE, El comprendio que es imposible prevalecer sobre el pecado usando nuestras fuerzas humanas,no necesitamos dejar de pecar por que estamos en Cristo, y la ley del espiritu de vida esta en nosotros aleluya y reconocer que no podemos hacer nada, solo asi encontraremos la liberacion expontanea, mientras no confiemos en nuestros esfuerzos propios el Espiritu Santo nos conducira al triunfo amen
ResponderEliminarGracias Dios porque cada dia tu misericorida es grande y nos hace ver ante ti lo debiles que somos, gracias por refrescar nuestras vidas atravez de tu palabra.
solo la ley del espíritu de vida en cristo nos puede librar de esa terrible ley del pecado y de la muerte. amen.
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