Cuando el apóstol Pablo se refiere a la Iglesia como el Cuerpo de Cristo, no sólo quiere hablar de una figura, sino de una realidad. El Cuerpo de Cristo es una realidad que inició en Belén, con el nacimiento de Jesús. Hace dos mil años, Dios se hizo hombre, pero además, Él quiso habitar entre los hombres, Él tabernaculizó entre nosotros. El milagro de la encarnación de Cristo nos muestra a un Dios que decidió habitar en un Cuerpo para poder manifestar todo lo que Él quiere darle al hombre. Cuando el Señor Jesús dejó este mundo, Él volvió a hacer el mismo milagro de lo que sucedió en Belén, sólo que de manera corporativa, es decir, en muchos. El Cuerpo de Cristo no es una manera didáctica para entender la relación de Dios con el hombre, sino es la realidad divina de un Dios que decidió usar a muchas personas para poder establecer una morada corporativa en la tierra. Esto debe cambiarnos la idea de que el Cuerpo de Cristo es una figura, pues, debemos verlo como una realidad de la cual nos han hecho ser partícipes. En este tiempo, Dios quiere expresarse a través de nosotros como miembros de ese Cuerpo que Él gestó después de Su resurrección mediante el Bautismo del Espíritu Santo.
Para la mayoría de nosotros, el Bautismo con el Espíritu Santo es lo mismo que ser llenos del Espíritu Santo. Por años, la mayoría de nosotros creímos que el Bautismo en el Espíritu Santo era recibir unción, poder, o habilidad para servirle al Señor. Otra de las creencias que la mayoría tiene, acerca del Bautismo en el Espíritu Santo, es creer que la señal de que alguien lo ha recibido es hablar en otras lenguas. Cuando revisamos La Biblia, nos damos cuenta que estos puntos de vista están totalmente errados. Cuando en la Biblia se utiliza el término “Bautismo”, no se refiere a que algo es “lleno de”, sino a algo que es “sumergido en”. Si yo tengo una botella vacía, y la lleno de agua, no puedo decir que la he bautizado, más bien debo decir que llené la botella de agua. Ahora bien, si yo tomo esa botella y la sumerjo en un depósito con agua, entonces, puedo decir que la botella fue bautizada.
Dice Hechos 2:1 “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar v:2 De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, v:3 y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. v:4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse”. Si leemos el pasaje, nos podemos dar cuenta que está hablando de dos cosas: los versos 1 y 2 dicen que el Espíritu Santo llegó como una ráfaga de viento que llenó toda la casa donde estaban reunidos (esto alude al “bautismo”), mientras que el v:4 dice que “todos fueron llenos del Espíritu Santo”. Lo que debemos ver es que en esa ocasión ellos fueron bautizados, pero además, fueron llenos del Espíritu Santo. Todos los que estaban allí fueron bautizados porque el Espíritu llenó la casa, o sea, todos fueron bautizados en el Espíritu porque quedaron inmersos en aquel viento recio que llenó toda la casa. Además de este evento del bautismo, también ellos fueron llenos por el Espíritu Santo (cada uno en su interior). Dicha llenura en el Espíritu Santo provocó que algunos hablaran en otras lenguas, que otros recibieran la unción para predicar, para hacer milagros, etc. por lo tanto, es necesario identificar ambas cosas, porque las dos son diferentes.
Dice 1 Corintios 12:13 “Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu. v:14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos”.
En este pasaje dice que todos fuimos bautizados en un solo Cuerpo, sin lugar a dudas, este verso hace referencia al evento de pentecostés. Lo que aconteció el día de pentecostés fue el cumplimiento de la promesa del Señor, que descendió sobre aquella casa el Cuerpo dimensional-espiritual de Cristo, porque eso era lo que Él había prometido: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3). En otras palabras, lo que el Señor prometió, que Él vendría nuevamente en el Espíritu Santo, fue lo que sucedió en pentecostés. Cristo descendió en aquella ocasión de forma incorpórea, y los hermanos que estaban allí reunidos vinieron a ser los miembros de ese Cuerpo nuevo que Él empezaría a usar de allí en adelante, a lo que nosotros hoy le llamamos Iglesia.
Ser bautizados en el Espíritu Santo es ser miembros de una esfera en la cual el Señor nos absorbe como sus miembros, lo cual inició hace dos mil años en pentecostés. Desde ese tiempo, el Señor mira en la tierra a través de los miembros que tienen la capacidad de ver, camina a través de los miembros que caminan, habla a través de los hermanos que tienen el don de hablar, desde pentecostés, todos los miembros de las Iglesias conformamos el Cuerpo de Cristo, y Él se expresa a través de nosotros.
El apóstol Pablo dice en Gálatas 4:19 “Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros”. El Cristo corporativo surge de todos los hijos en carne-regenerados de Dios que están envueltos con la divinidad por medio del Espíritu Santo, a través de la Iglesia local. El apóstol Pablo les decía a los Gálatas que Cristo debía ser formado en ellos, pero él no les estaba hablando de una experiencia individual, sino de algo corporativo, es decir, una experiencia que surgiría en la Iglesia local. La Iglesia en cada localidad viene a ser una matriz en la cual son conjuntados los miembros de cierto sector geográfico, y donde Cristo puede expresarse localmente; he ahí la importancia incalculable de que en cada localidad exista una Iglesia, y la razón por la cuál los apóstoles del Señor se dedicaron a fundar Iglesias.
El Cuerpo de Cristo es la manera que tiene Dios de expresarse en la tierra desde pentecostés, y lo que Él diseñó desde los siglos de los siglos. Dios, a través de la Iglesia local, avala la unión de Sus miembros para que ellos lo expresen en su localidad. Es un error concebir al Cuerpo de Cristo sólo como una figura, pues, ése es el error que ha llevado a muchos a adueñarse de las “Iglesias” que ellos han fundado, y por lo que hoy en día existe tanto denominacionalismo. La Iglesia no es de nadie, es realmente el Cuerpo de Cristo, es algo totalmente divino.
Con el pasar del tiempo se han perdido muchas bases fundamentales del Evangelio, hoy en día se concibe a una Iglesia desmembrado de Su fuente orgánica que es Dios mismo, pues, los hombres se adueñan de lo que ahora es llamado “Iglesia”. Hoy en día es inconcebible que una Iglesia no tenga un “nombre”, un “pastor”, un “templo”, y demás rasgos denominacionales, sin embargo, no fue así al principio. Hemos perdido tanto las bases del Evangelio que a estas alturas ni siquiera hilvanamos el carácter orgánico de la Iglesia, que es tan igual como cuando Cristo (el primer Dios-hombre) nació en Belén. Hoy en día ya casi ningún creyente celebra genuinamente la “natividad”, sin embargo, eso debiera ser tan importante como aquel día que apareció una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace”. Aquel día cambió el rumbo la historia, Dios se había hecho hombre, y vino y habitó entre los hombres. Dios en esencia siguió siendo el mismo, pero aquel día marcó un antes y un después, Él se introdujo en el tiempo, se convirtió en “El que era, el que es, y el que ha de venir” porque se hizo hombre, adquirió un “cuerpo”. Lo mismo sucedió años después en pentecostés, Él descendió como el Espíritu Santo y se unificó con un “nuevo hombre corporativo” formado por muchos miembros. De ahí en adelante ningún creyente puede tener una relación con Dios a solas, porque todos somos Sus miembros, somos parte de Su Cuerpo, obligadamente tenemos que estar ligados a ese Cristo corporativo.
Según el apóstol Pablo, el Bautismo en el Espíritu Santo es un hecho consumado, dice 1 Corintios 12:13 “Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo…” todos fuimos incluidos en el Cuerpo de Cristo en la experiencia de “pentecostés”, esa experiencia aplicó para todos los que creemos en Jesús. Ahora bien, para que esto sea una realidad en este tiempo, cada creyente debe integrarse a una Iglesia local, porque sólo en esa esfera Dios le ha de dar la plenitud a Sus hijos. Imagínese que alguien tiene tres hijos, pero uno de ellos se va de la casa, ¿De qué le servirá a ese muchacho saber que es “hijo”, si ya no podrá tener el amor de sus padres, el sustento, la protección, la herencia y muchas cosas más?. Lo mismo le sucede a aquellos creyentes que no se integran a una Iglesia Local, Dios no podrá darles la plenitud de la bendición que Él ha reservado para ellos. Para Dios los únicos que pueden alcanzar la plenitud de lo que Él trazó desde la eternidad son los creyentes que están integrados a las Iglesias locales. El último libro de la Biblia nos muestra que los vencedores, es decir, los cristianos que han de ser aprobados por Dios en aquel día, saldrán de en medio de Su Cuerpo, pero un Cuerpo que se deja ver a través de las distintas Iglesias locales. La Iglesia Local es una entidad “corporativa-orgánica” compuesta por gente que tiene el mismo ADN de Cristo, una naturaleza “Divino-humana”, que en carácter de “miembros” expresan a Dios en las diversas localidades. A esta realidad se refiere el apóstol Juan cuando dice: “En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” (1 Juan 4:2). En este verso la carne, no sólo se refiere al cuerpo de Cristo en Belén, sino a la carne en la que habita a través de todos Sus hijos que están integrados a las Iglesias locales. Dios hoy se sigue expresando en “carne”, en un Cuerpo múltiple conformado por santos que se reúnen en unidad en Su Nombre. Su Cuerpo no es una figura, es una realidad.
¡Aleluya!
Apóstol Marvin Véliz
Espero y creo llegar a ser la manifestacion de Cristo aqui en Mandello, juntamente con los hnos en Milano!! por fe en Jesus , que podamos hilvanar el carácter organico de Su iglesia!
ResponderEliminaramen en el nombre del ser así va a ser mi hermana, que Dios levante su iglesia en Italia tal como lo hizo en los días del apóstol pablo.
Eliminarmarito, si lees esta comentario, primero le alegra que aparezca algo tuyo aquí, pero pusiste algo y lo quisiste borrar después y eso nos dio problemas con el blog y por eso algunos hermanos de los fieles no pudieron comentar en la semana.
ResponderEliminarno te de pena comentar y espero que en el otro articulo comentes algo.
Cuan agradecidos debemos estar de poder entender esta bella verdad ,a traves de este ministerio roguemos para que muchos alcancen la misericordia y que pongan atencion cuando de parte de Dios se les anuncia y se les invita a ser parte del Cuerpo de Cristo como organismo vivio para que verdaderamente sea parte esencial del mismo a El sea la gloria .
ResponderEliminarAhora sabemos que TODO CRISTIANO DEBE SER PARTE DE UNA IGLESIA LOCAL, SER DISCIPULADO, SUPERVISADO , Y DE SER NECESARIO DISCIPLINADO POR ELLA . Para dar verdaderos frutos agradables al señor.
Santa Biblia Reina Valera 1960
Colosenses 1
16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
18 y él es la cabeza del Cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga peminicencia.
Amen.