¿QUÉ ES EL VIEJO HOMBRE?
Hermanos, ciertamente la historia de la Iglesia nos muestra que no hemos vivido tal y como el Señor quiere. Si somos honestos, en una gran parte de nuestro ser no tenemos placer en las cosas de Dios, no nos deleitamos en Él, no nos sentimos verdaderamente gozosos de ser hijos de Dios, sino más bien el Evangelio se nos vuelve una batalla, una carga. Aunque también hay una parte en nosotros que desea agradar a Dios, no encontramos la manera de cómo alcanzar esa meta, no hemos podido vivir para Él, no hemos podido tener una vida entregada, abnegada, con la cruz de Cristo en nosotros; ¿Por qué tenemos esta experiencia? ¿Dónde está el verdadero secreto para encontrar placer en Dios? ¿Cuándo podremos decir que estamos verdaderamente felices con el Señor? Aunque esto parezca pesimista, es nuestra experiencia, es lo que vivimos. Tenemos por otro lado la experiencia de saber que somos Hijos de Dios. El Espíritu Santo nos da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios, pero aún así suspiramos, amamos, y nos aferramos a las cosas del mundo. Por la experiencia, casi que que pareciera que la doctrina del Señor en el Nuevo Testamento está errada. En los Evangelios encontramos frases hermosas que el Señor dijo, tales como: “El que crea en mí, de su interior correrán ríos de agua viva”; “al que a mí viene, no lo echo fuera”, “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”; pero pareciera que todos estos ofrecimientos no tienen un lugar donde desarrollarse en nosotros.
Hubo un hermano en Cristo que se convirtió al Señor en los días de su juventud, él asistía a todas las reuniones de Iglesia, iba a los discipulados, servía en muchas cosas, pero sobre todo, era muy conocido porque dirigía la alabanza de una manera muy preciosa. Hace unos meses este hermano falleció, y la causa de su muerte fue la adicción a las drogas. Por más de treinta años, a pesar de ser un creyente genuino, a pesar de ser Hijo de Dios, a pesar de todo lo que él hacía en la Iglesia y tener un don muy especial en la alabanza, este hermano jamás pudo alejarse de las drogas. ¿Puede ser esto posible? Algunos religiosos contestan esta pregunta de la siguiente manera: “Lo que sucede es que nunca conoció al Señor verdaderamente”. ¡Qué fácil conclusión! En realidad la respuesta no debería ser tan sencilla. Tal vez la mayoría de nosotros no seamos drogadictos, borrachos, o inmorales, sin embargo, ¿cuantos de nosotros nos levantamos, caminamos en la vida, nos desarrollamos y realmente Dios no está en nuestra noticia? Dios no nos causa placer en lo interior, ni nos causa efecto en el exterior. A éstas alturas nos preguntamos: ¿Este conflicto en el que vivo es culpa de Dios? ¿el Evangelio no funciona? O ¿nosotros no hemos caminado la ruta correcta? Pues, al parecer, lo que nos ha acontecido es que no hemos ido en la ruta correcta para vencer nuestro viejo hombre.
Ante estas inquietudes obviamente nos surge una pregunta: “¿Quién o qué es el viejo hombre?” Responderemos esto de la siguiente manera: “El hombre viejo es el estado caído de todo ser humano como resultado de la caída de Adán, más todo lo que el hombre experimenta a lo largo de su existencia”. Podemos decir, entonces, que el viejo hombre está compuesto por dos factores:
1.- EL ESTADO CAÍDO QUE NOS HEREDARON EN ADAN:
No debemos considerar que el viejo hombre es sólo lo que nos han heredado nuestros padres. Este tal vez ha sido un error grande en nuestra doctrina. Por años tratamos de obtener respuesta a la problemática de la condición humana culpando a nuestros ancestros, es decir, al ADN heredado de nuestros antecesores. Alguien se preguntará: ¿Y eso no puede ser posible? Sí, pero no lo es todo. Seamos honestos, nuestro problema actual no es el abuelo “brujo” que tuvimos, o nuestro padre adúltero, porque nosotros al igual que ellos descendemos de una raza caída.
Alguien dirá: “Ah, pero yo tuve una abuela tremenda, de esas que asustan”. Si vamos a decir que nuestro viejo hombre es el resultado de lo que heredamos de nuestros padres, corrijamos algo, no le echemos la culpa directa a nuestra abuela, sino al gen de la naturaleza caída que ella heredó de Adán. Hay muchos que son borrachos y nunca vieron a sus padres tomar bebidas alcohólicas, hay otros que son mujeriegos y nunca vieron un mal ejemplo de infidelidad en casa de sus padres. Si partimos de la experiencia y de lo que hemos observado a lo largo de varios años, el hombre viejo no es lo que nos heredaron nuestros padres inmediatos, sino lo qué nos heredó Adán. En realidad nuestro conflicto con el viejo hombre se deriva del pecado que nos heredó Adán.
Erramos al averiguar los pecados y debilidades de nuestros ascendientes, pues, no sacamos ningún beneficio de saber quiénes eran ellos, y tampoco solucionamos nuestro problema reprendiendo los genes que ellos nos transmitieron. La práctica de reprender y renunciar a nuestra herencia genética, con miras a ser liberados de nuestro viejo hombre, no es algo bíblico. Obviamente, nuestros padres nos transmiten una herencia, tanto física, como psicológica, pero en cuanto al pecado es algo que lo venimos heredando desde Adán. El problema del pecado no radica en nuestros padres, o nuestros abuelos; aunque ellos hubieran sido personas decentes, de todos modos nuestra naturaleza seguiría siendo caída; en otras palabras, usted es pecador no por culpa de su papá y su mamá, sino porque es adámico. Eso es lo que nos enseña la Biblia.
Retornando al concepto del viejo hombre, entendamos que es “el estado caído de todo ser humano como resultado de la caída de Adán, más todo lo que el hombre experimenta a lo largo de su existencia”.
Para ver que el pecado lo heredamos de Adán, podemos mencionar las siguientes citas:
1 Corintios 15:21 “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. v:22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”.
El apóstol Pablo nos dice claramente que el problema del hombre caído radica en Adán. La razón por la que no le podemos echar la culpa a nuestros ascendientes, es porque ellos también fueron víctimas de la caída de Adán. El asunto que tenemos que tener claro es que todos los seres humanos somos descendientes de Adán, y por lo tanto, todos somos pecadores.
2. TODO LO QUE EL HOMBRE EXPERIMENTA A LO LARGO DE SU EXISTENCIA:
Dice Efesios 4:22 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Este verso nos dice que el hombre viejo está relacionado a “La pasada manera de vivir”, eso ya no es lo heredado de Adán, sino es lo que nos tocó vivir a cada uno de nosotros. Cada ser humano tiene una pasada manera de vivir en la que acumula muchas experiencias, tanto positivas como negativas, éstas son las que conforman al viejo hombre. No somos culpables de haber tenido que vivir muchas malas experiencias, sin embargo, tenemos que cargar con ellas.
El viejo hombre surgió de la mezcla de estos dos factores: La naturaleza caída que heredamos de Adán, más toda la experiencia acumulada en la vida. Estas dos cosas mezcladas son las que nos llevan inevitablemente al pecado. Pecamos por la debilidad de la carne en la que habitamos, pero también pecamos por todo tipo de programación que se forjó en nosotros desde que estábamos en el vientre de nuestra madre. Estas programaciones emocionales son la ley del pecado que está en nuestros miembros, los cuáles son débiles (caídos) y por ello fácilmente son inducidos al pecado.
Si queremos ver esto en la Biblia, casi textualmente podemos citar Romanos 7:17 “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. v:18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. v:19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. v:20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. v:21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. v:22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; v:23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. v:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”. Este pasaje nos deja claro lo que es el viejo hombre.
Ahora bien, si podemos identificar que nuestro problema básico es el viejo hombre, debemos identificarlo en nuestro propio ser. ¿Quién es el viejo hombre? Somos nosotros mismos, es el resultado de nuestra experiencia de vida sin Dios. La Biblia llama a esta experiencia: “el viejo hombre”, porque deduce que después de que conocemos al Señor, existe para nosotros un nuevo hombre. El viejo hombre es el que nos tiene bajo condenación, es el que nos acusa, el que nos cansa, el que nos frustra. Por un lado tenemos una carne que es débil, y por otro lado, nos toca vivir experiencias que nos impulsan a hacer lo que no quisiéramos hacer.
Cuando la Biblia aborda este tema, sólo el apóstol Pablo utiliza el término del “viejo hombre”. Él se refirió al viejo hombre en tres citas: Romanos 6:6, Efesios 4:22 y Colosenses 3:9, después de estos pasajes, podremos encontrar otros sinónimos para identificarlo, pero la expresión de “viejo hombre” solo se ocupa en estos tres pasajes. El apóstol Pablo, siendo guiado por el Espíritu Santo, nos hizo el favor de concentrar en esta expresión y en estos tres pasajes todo lo referente a la naturaleza caída del hombre y las experiencias vivenciales que éste ha tenido en su vida, pero como siempre lo hacemos, dejamos abierto este espacio para comentar, o preguntar al respecto.
¡Dios les bendiga!
Apóstol Marvin Véliz
Como alguien puede tener el testimonio de que ha nacido de nuevo?
ResponderEliminarantes que nada debemos de reconocer que la vida en el señor es por fe, así que primeramente debemos de creer no basarnos en los sentimientos sino en la fe pura, esa que sabe que Dios no es mentiroso pues la biblia dice que el que a el viene no le echa fuera. el señor no ha de rechazar a todo aquel que cree en el. esto es un asunto que hay que creer. también dice a todos los que creen en su nombre les dio el derecho de ser hijos de Dios.
Eliminarpero ademas la biblia nos dice que el espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. así que en lo profundo en el secreto de nuestro espíritu hay un testimonio que declara lo que somos y lo que tenemos de el.
Tengo serios problemas con esa forma de evangelismo donde te hacen un llamado y casi obligan a las personas a levantar la mano y orar por el disque para recibir al Senor
EliminarAhi no hay arrepentimiento, y veo lugares llenos de personas enganadas profesando ser cristianos e hijos de Dios
Definitivamente no es la forma externa la que nos hace hijos De Dios, tampoco debemos de pensar que eso es malo pues hay rastros en el Nuevo Testamento de una profesión de esa manera. Pero definitivamente forcejear por medíos psicológico no es nada bueno y mucho de eso es falso
EliminarNosotros sabemos lo astuto que es Satanás y como trata de engañarnos por todos los medios. El usa las cosas de la tierra para atraernos. El mundo esta lleno de fornicacion, de impureza, de pasiones,desordenada (lascivia) de deseos malignos y avaricia, la varicia es codicia. El hombre siempre anhela tener más cosas para el. Si nosotros andábamos en todas esas cosas pero la sangre preciosa del señor ya nos limpió. Ahora hemos muerto junto con Cristo. Si esas cosas aún nos incomodan debemos tomar la Cruz para hacerlas morir. El vrs.8 pero ahora dejad también vosotros todas esas cosas. Irá, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca" ya mencionamos que todas son cosas con la parte mala del alma. Esas cosas malas vienen del maligno y producen pecado en el cuerpo por eso necesitamos eliminarlas. Ellas no pueden estar más en vuestro medio. Siempre debemos tomar la Cruz y hacerlas morir por nuestro viejo hombre ya fue crucificado con Cristo.
ResponderEliminarEl ver.9 no mintais los unos a los otros habiéndonos despojado del viejo hombre con sus hechos. Los hechos del viejo hombre son las obras de nuestros miembros terrenales y las cosas de nuestra alma caída. Entonces nosotros que somos el nuevo hombre debemos resolver esos asuntos. Si queremos vivir en realidad del nuevo hombre necesitamos buscar las cosas de arriba debemos poner el pensamiento en el cielo. No vamos a pensar en la filosofía terrenal en las vanas sutilezas en las tradiciones del hombres en los rudimentos del mundo. Debemos clavarlo todo en la Cruz debemos despojarnos del viejo hombre con todo sus hechos.
Cuando no nos despojamos del viejo hombre nos induce a pecar. No siempre caemos instantáneamente si no que los hacemos gradualmente así como lot decidió habitar en los valles del Jordán y fue Armando sus tiendas hasta que llegó a sodoma. El no se mudó inmediatamente después de que se separó de su tío a Abraham, si no que fue armando poco a poco sus tiendas hasta que llegó a sodoma (Gn 13:10-12 ) aveces un hermano cae en pecado pero eso no ocurre instantáneamente. El va siendo licensioso poco a poco siguiendo en la dirección del pecado. Cuando se da cuenta ya está en sodoma. Lot es un buen ejemplo de dejarse llevar por el pecado. Finalmente el se corrompio completamente fue a vivir en sodoma un lugar que Dios había maldecido. Por eso debemos despojarnos del viejo hombre y ser renovados en la mente en el entendimiento. ¿ porque nos ocurren ciertas cosas indeseables? Porque aún vivimos en el viejo hombre y las cosas del viejo hombre se corrompe atte Eva cacao.... Guatemala
puesto eu fuimos crucificados en la cruz con cristo, esto es, fue cancelada la deuda que teníamos por causa del pecado y legalmente ante Dios todo quedo cancelado, ahora debemos de tratar ese viejo hombre que sigue la misma ruta que antes tenia y que no obra según lo que Dios ha hecho por nosotros.
EliminarDe modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo! (2 Corintios 5:17). TAN SENCILLO QUE SE LEE pero ahora sabemos porque seguimos viendonos y sentiendonos igual que como era antes de ser salvo y salva, pero a los ojos de Dios es totalmente diferente. Lo viejo que tenía ya no existe. En cuanto a Él se refiere, somos una nueva creación, con la misma justicia como Él es. “Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios” 2 da de corintios.
ResponderEliminarVemos que Desde la caída del hombre, Dios No ha podido morar exitosamente entre Su pueblo. No puedemos vivir según los estándares de santidad que Él requiere. Pero Él nos ama tanto como para abandonarnos. , y por Su muerte nos hizo tan santos como Él es santo. Aquellas personas que Él toma son las que le piden ser tomadas.
Ahora que Ya sabemos porqué seguimos iguales y que solo buscamos tapar nuestras imperfecciones DISPONGAMONOS OBJETIVAMENTE para ir opacando nuestra vieja naturaleza SIENDO AGRADECIDOS, ORANDO, SER DILIGENTES BUSCANDO SU VOLUNTAD Y MAS QUE NADA OBEDIENTES.
¿como tratamos el viejo hombre en nosotros? cuando entregándonos al señor vivimos según la medida de dios para nosotros, no proveyendo para los deseos de la carne sino para el espíritu.
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