CRISTO NUESTRO MEDICO Y NUESTRA MEDICINA
Tal vez muchos se han acostumbrado a vivir en un vaivén espiritual, a veces tan llenos de Dios, y al poco tiempo en profundas crisis espirituales; esto se puede convertir en un círculo vicioso, y no es lo que Dios quiere que nos suceda.
Hay muchas cosas que el Señor hace cuando nosotros decidimos crecer y desarrollarnos espiritualmente, pero veamos dos de ellas que son muy importantes:
1.- EL SEÑOR SE CONVIERTE EN UN TERAPEUTA QUE NOS BRINDA LIBERACIÓN Y SANIDAD EN EL INTERIOR.
2.- EL SEÑOR ES EL AGENTE ACTIVO POR EL CUAL PODEMOS VIVIR LA VIDA EN DIOS.
Cuando nosotros decidimos ir en pos del Señor, Él quiere convertirse para nosotros en nuestro terapeuta divino y en nuestra medicina. Obviamente, los resultados de esta decisión no se ven de la noche a la mañana, el método divino no es “instantáneo”. Los que creen que una vigilia, un ayuno, una oración, una predicación, o cualquier otra práctica espiritual los va a liberar de un día para otro están muy equivocados, Dios no obra así. El que experimenta cambios instantáneos, muy probablemente está tomando una ruta ajena de Dios, pues, dice la Biblia que hay caminos que al hombre le parecen derechos pero su fin es muerte. Por ejemplo, un camino peligroso a seguir es la “religión”, ésta nos hace creer que podemos cambiar de manera rápida y por medio de nuestras propias fuerzas; si tomamos esta ruta encontraremos la muerte espiritual. Cuán importante es que aceptemos al Señor como nuestro médico por excelencia, Él sabrá cómo curarnos genuinamente. Si queremos ser libres y sanos espiritualmente debemos aceptar que el único que puede hacerlo es el Señor.
Debemos creer que el Señor es el médico divino, pero que Él también es nuestra medicina. Si buscamos otras modalidades para cambiar, aparte de la persona misma de Jesús, vamos en el camino equivocado. Hay muchos creyentes que piensan que han cambiado sus vidas a causa de que no son tan malos, creen que son lo mejor de la familia y por eso están perseverando en el Evangelio. Dice 1 Corintios 1:26 “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; v:27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; v:28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, v:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. v:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús”. El apóstol Pablo claramente nos dice que no éramos los menos peores, sino los peores, y por lo tanto, no podemos hacer nada por nosotros mismos. Aunque parezca raro, Dios nos permite vivir el fracaso para que nos demos cuenta de lo que somos. Dios no necesita averiguar qué tan malos somos, Él ya sabe que somos malos, los que no lo sabemos, o tratamos de ignorarlo somos nosotros; es por eso que Él nos permite vivir circunstancias en las que podamos ver nuestra bajeza, para que acudamos a Él como nuestro médico y nuestra medicina.
El Señor nos propone un camino por el cual podemos vivir alejados de nuestra vida carnal, siendo conformados a Su imagen y semejanza, manifestando así, Su Vida Divina. Nosotros debemos aceptar este camino de nuestra propia voluntad. Casi siempre Dios nos mete en diferentes circunstancias, las cuales Él usa para que nosotros escojamos según Su voluntad, no obstante, Él siempre nos permitirá usar nuestro libre albedrío.
La actitud que nosotros debemos tomar ante el proceso de transformación que Dios quiere hacer en nuestras vidas es de quietud. Si nosotros queremos ser sanados espiritualmente, no debemos volvernos activistas, sino quietos. Tampoco es una quietud de dormirnos, o volvernos desentendidos de lo que el Señor quiere hacer, sino estar atentos a lo que Él quiere hacer, y habiéndolo entendido, poner en ello toda nuestra voluntad.
Si nosotros nos agitamos espiritualmente, con el fin de ser transformados, eso será lo que menos nos va a suceder.Tal vez muchos ya tienen bastantes años de haber conocido al Señor, pero lo único que han logrado con sus propios intentos de cambiar, es volverse “enanos” espirituales. Cuánto cansancio y desgaste han traído las promesas que le hemos hecho al Señor, y una y otra vez, lo único que hemos logrado es frustración. Dios no nos manda a que nosotros hagamos algo para crecer, lo único que Él demanda es que depongamos nuestra voluntad. El “no hacer nada” que Dios espera de nosotros es “no hacer nada por nosotros mismos, pero sí implica que nosotros le cedamos nuestra voluntad para que haga como Él quiera”.
Un terapeuta es una persona cuyo oficio consiste en dar cuidado a alguien de manera constante hasta que se restablece totalmente; podemos decir, entonces, que Dios es nuestro terapeuta, es nuestro cuidador, es quien nos va guiar a nuestra sanidad y liberación.
Cuando nosotros aceptamos al Señor, generalmente traemos muchos problemas encima, pero a los pocos días nos damos cuenta que ser salvos no arregló todos nuestros problemas. Muchos predicadores amenazan a los nuevos creyentes con el verso de 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Lo que ellos quieren hacerles creer a los nuevos creyentes, es que todos los problemas de los vicios y las ataduras de su vida sin Cristo deben desaparecer si de verdad han aceptado al Señor. Una propuesta de ese tipo frustra a cualquier persona, porque al siguiente día vuelve a ver sus mismos problemas de todo el tiempo. Ante tal situación muchos creyentes empiezan a caer en el error de la hipocresía, empiezan a usar máscaras de victoria, de santidad, de poder, de gozo y sobre todo en las reuniones de Iglesia, pero en el interior saben que no poseen nada de eso. Este es el tiempo de frustración de muchos creyentes, pues, se ven a sí mismos y se dan cuenta que aceptar a Cristo no los cambió en mucho. El pasaje anterior no nos está diciendo que debemos ser diferentes de la noche a la mañana, lo que nos está diciendo es que ahora tenemos una nueva criatura en nuestro interior.
Creamos a la metodología divina, tomémonos de Su mano, cedámosle nuestra voluntad y dejemos que Él opere en nosotros. Dios no vendrá a irrumpir nuestra voluntad, Él espera que nosotros se la cedamos. Dice una parte de la Escritura: “Dame, hijo mío, tu corazón…”, quiere decir que Dios no toma nuestra vida por la fuerza, sino espera que nosotros se la demos. Dios nos envía circunstancias para quebrarnos, para hacernos ver que no tenemos otro camino, pero Él no hará más allá de lo que nosotros no cedamos voluntariamente. Que alguien pierda su trabajo, que se enferme, que tenga problemas familiares, y otras situaciones parecidas, son sólo la solicitud divina para que el hombre ceda su “vivir” ante Dios. No confundamos el quebranto que Dios trae para que el hombre se rinda ante Él, con el quebranto que viene a causa de que Dios ya está operando en el hombre.
Al venir a Cristo no debemos preocuparnos por un cambio instantáneo, más bien, lo que debemos hacer es rendirle nuestra voluntad al Señor para que gradualmente vayamos siendo conformados a Su imagen y semejanza. Si persistimos en estar delante del Señor, y le cedemos a Él nuestra vida y nuestro vivir, cual médico Él podrá operar en nuestro interior, y nos sanará.
Leer la Biblia jamás nos va a cambiar, y no es menospreciarla pero el mismo apóstol Pablo dijo: “…la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6). La doctrina no nos va a cambiar, tampoco los dones, ni la unción, sólo el Señor, Él es el terapeuta y la medicina divina, sólo Él nos puede cambiar. Podemos usar la escritura para encontrar al señor y sus virtudes de transformación, pero jamas la escritura por si misma nos cambiará.
Apóstol Marvin Véliz
ResponderEliminarComo en lo secular muchas veces nos automedicamos antes de llegar al medico así muchas veces nosotros decimos "voy a dejar tal cosa y después me presento al señor" "voy ser esto y luego busco al señor"
En cambio el señor quiere q nos expongamos tal y como somos, y el sabrá darnos ese tratamiento o proceso para darnos cura espiritual a nosotros,
Permitamos q la mano divina opere en nuestras vidas. Amen
cuidado con automedicarnos en el señor. El es el medico y el es la medicina. tienes toda la razon mi amado.
EliminarGracias hermano por compartir esta maravillosa palabra que experimentamos en nuestras vidas, viviendo en la religión y que en este tiempo el señor por su misericordia nos alcanza a vivir la vida de Cristo. Dios les Bendiga.
ResponderEliminarhermano, gracias por alentar nuestra labor y se que el señor tiene discípulos en san juan sacatepequez dispuestos a llevar a cabo su obra. que el señor te siga bendiciendo en ese lugar a y a todos los que están cerca de til saludos a la iglesia.
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ResponderEliminarNuestra vida debemos ofrecerla a Dios, Jesus no desea que hagamos cualquier cosa con miedo, mas que ofrezcamos felices nuestra vida, ser en Dios pero Felices de serlo. Curioni Aldo
Estar en Cristo comienza a ser la clave para que todas las cosas viejas sean hechas nuevas, estar en El aunque en medio de defectos interminables que nos acusan, aun así permanecer en fe de que ya no estamos ligados a esa criatura carnal si permanecemos en Cristo
es bueno logar la felicidad al conocer al señor, pues eso es lo que el quiere de nosotros, el problema es que la felicidad para nosotros es sinónimo de placer y para Dios de estar en paz consigo mismo y obviamente con el. amen.
EliminarHermanos , si en realidad queremos ser transformados debemos permitir que el medico divino opere en nuestro interior y que pueda aser un cambio en nuestro vida como creyentes , por que no podemos seguir viviendo de la misma manera pretendiendo cambiar con nuestras propias fuerzas , los invito hermanos a que caminemos conforme la voluntad del Señor y permitamos que el sea nuestro medico , nuestra medicina divina.Amen
ResponderEliminargracias por esta palabra para todos los lectores.
EliminarQue bonita esta palabra porque nosotros siempre queremos ser transformados por nuestros propios metodos pero con esta hermosa revelacion podemos entender que la unica forma de encontrar una transformacion en nuestras vidas es dejando que el Señor actue en nosotros.Benjamin
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