DIOS NOS MIDE EN EL AMOR QUE TENGAMOS POR SU PALABRA.
Dios nos mide en el amor que le tengamos a Su Palabra. En una ocasión el Señor dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23). Note que no nos está hablando de entender la palabra, sino de amarla, de guardarla, de atesorarla, de amarla. El Señor vendrá y hará morada en aquellos que valoran las cosas espirituales, aquellos que valoran Su palabra. El Señor nos mide en cosas subjetivas, en aspectos que casi no podemos contabilizar, que sólo las puede ver Él, y el amor por la palabra es uno de ellos. Hay un amor especial que el Padre y el Hijo le manifestarán a aquel que ama Su Palabra, ellos vendrán y harán morada con él. El guardar la palabra no se trata de entender la doctrina, sino de amarla.
Sólo los que tienen un corazón purificado de toda ambición podrán guardar la Palabra del Señor, ya que hay un precio alto que pagar por ella. Amar al Señor y Su Palabra no es algo que nos causa beneficios externos, por tal razón muchos se desentienden de ella. Hay hermanos que dicen: “Yo vivo agradecido con Dios por los milagros de sanidad que Él ha hecho en mi vida”, “Yo vivo agradecido con Dios porque restauró mi matrimonio”, “Yo vivo agradecido con Dios por el trabajo que me ha dado”, la pregunta es: ¿Qué sucederá cuando falten los milagros?, ¿Qué va a decir el día que falten las finanzas?, ¿Podrá amar a Dios cuando venga la enfermedad?, ¿Seguirá agradecido todavía con Dios? ¡Cuidado! Hermanos, el fundamento de nuestra comunión con Dios no debe estar basada en los beneficios que obtenemos de Dios, Él sólo ha prometido una relación especial con aquellos que aman Su palabra.
En una ocasión el apóstol Juan y el apóstol Pedro iban saliendo del Templo, y un hombre cojo de nacimiento les pidió limosna, pero ellos no llevaban nada de dinero en ese momento. ¿Puede usted creer que el “gran” apóstol Pedro y el “gran” apóstol Juan no tenían dinero? Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda…”. Lo que los apóstoles tenían era más grande que el dinero, lo más grande que ellos tenían era la Vida de Cristo, la cuál en ese momento operó un milagro. Los milagros no son malos, ¡Gloria a Dios por ellos!, lo malo es que el corazón se vuelva un traficante de las virtudes divinas. Pedro y Juan no estaban frustrados por no tener dinero, ellos sabían que tenían algo más grande, tenían la Palabra del Señor aún en medio de la escasez ¡Aleluya!
Alegrémonos en el Señor, que Él sea la fuente de nuestro gozo. Si no ponemos a Dios como el fundamento de nuestra Vida, siempre veremos faltantes, siempre tendremos inconformidad, porque sólo Dios hace al hombre feliz. Muchas veces tendremos pérdidas y sufrimiento por causa del Evangelio, pero gocémonos en ello porque nuestro galardón será grande en los Cielos. El apóstol Pablo dijo en una ocasión: “…sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones” (2 Corintios 7:4). Si nuestro parámetro para caminar con Dios es lo que sucede exteriormente, no podremos terminar nuestra caminata cristiana. Si el fundamento del Evangelio para un creyente son los milagros, va a flaquear en su fe cuando vengan los sufrimientos. El apóstol Pablo nunca tuvo estos problemas, al contrario, él se gozaba en las tribulaciones porque su fundamento no era lo externo sino la persona de Jesús.
El amor por la palabra tampoco es preparar un sermón; “El Señor no necesita gente en los púlpitos, necesita obreros; Él no necesita hombres elocuentes, necesita siervos”. Hoy en día hay escasez de gente que le sirva al Señor porque todos buscan una satisfacción propia, todos buscan hacer algo que los emocione. Muchas veces la labor misionera se extingue porque se acaban las emociones de ir a romper piedra a algún lugar. Qué triste que el límite de nuestra experiencia con Dios y nuestro servicio para Él sea el estado emotivo de nuestra alma. Hoy en día hay que motivar a la gente para que le sirva al Señor aunque sea con un vaso de atol, porque nos hemos mal acostumbrado a “dar”, toda vez y cuando recibamos algo a cambio. Amemos la Palabra y hagámonos servidores de ella, no como muchos que se sirven con la Palabra de Dios.
Cuán importante es amar la Palabra del Señor, convirtámosla en nuestro pivote. En el Evangelio de Juan encontramos la historia del famoso Nicodemo, del cual dice Juan 3:2 “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”. Nicodemo creyó en Jesús a causa de las señales, se acercó al Señor de manera equivocada, de su propia boca le confesó al Señor que las señales eran la razón de creer en Él como un enviado de Dios. Qué fácil expuso su corazón Nicodemo, rápidamente desveló que su motivación a creer en el Señor era por causa de los milagros. La medicina para el evangelio interesado de Nicodemo fue “Nacer de nuevo”, empezar de cero. Hermanos, no es bueno estar en el Evangelio con un fundamento de interés propio, es mejor reiniciar nuestra caminata.
Corrijamos la plana de nuestra vida, no seamos como Nicodemo, el cual quiso presumirle al Señor con un corazón ambicioso. El Señor no pasó por alto el error de Nicodemo, Él fue tajante con este hombre, pues, le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. En otras palabras, el Señor le dijo que se revisara si de verdad había nacido de nuevo, o sólo si era alguien impactado por los milagros. Dios nos quiere llevar a este punto a todos, es necesario darnos cuenta en qué terreno de fe estamos parados. ¿Seguimos a Dios por los milagros o por lo que Él es?, ¿Necesitamos milagros para perseverar en Él?. Dios nos permita ser reubicados como Nicodemo, que no miremos las cosas superficialmente, sino nos demos cuenta que lo más grande es lo interior.
¡Oh! hermanos sigamos a Dios a pesar de que perdamos todo, no importa el precio a pagar, que no nos importe que no se cumplan nuestros deseos y ambiciones; que nuestro vínculo con Dios no sea lo externo, sino haber nacido de nuevo genuinamente. Nos es necesario nacer del agua y el espíritu; esto es, ser regenerados en nuestro espíritu, y ser transformados mediante el agua de la palabra, hasta que un día nos sea recompensado en el Reino de los Cielos.
Apóstol Marvin Véliz
Amar su palabra, por nedio de la Fe que nos es dada...
ResponderEliminar"Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros." Santiago 4: 8.
La unica forma es teniendo comunion con El, conociendo su palabra amandola atesorandola ya que es la revelación de su voluntad.
Entre más nos acerquemos a Dios, más misericordiosamente se revelará a nosotros. Cuando el hijo pródigo regresó a su padre, el padre corrió a recibirlo. Acerquémonos a Dios, que nos espera lleno de gracia, sí, y sale a recibirnos.
Dios está cerca para perdonar, para bendecir, para consolar, para revivir y para liberar. Nuestro primer propósito debe ser acercarnos a Dios para ser sirrvos con un corazon dispuesto sin esperar beneficios ya Todo nos lo ha dado. Hecho esto, todo estará hecho. El continuará acercándose más y aún más a nosotros mediante una comunión más plena y más gozosa.
hay una manera según Dios en la que nos acercamos a El . este acercamiento es tenerlo y disfrutarlo a el esencialmente fuera de todo parámetro y sentimiento humano. para ello la palabra es un buen vehículo. que Dios siempre nos de la gracia para saber que al estar con su palabra podemos esperar la nutricionalmente que ella da y el acceso que tenemos a el. aleluya.
EliminarCada uno de nosotros estamos necesitamos de la vida Dios y me examine a mismo y sali reprobado delante de el Señor por no buscarlo a el, por no demostrarle el amor, por no permitir que el sea mi fuente de vida, hermanos estamos necesitados de la vida de Dios demostremole que le amamos y que anhelamos buscar la palabra.AMEN
ResponderEliminaren esto que tu dices, creo que es la realidad de muchos, aunque no todos lo digan o lo confiesen.
Eliminartristemente muchas veces nos escondemos en el activismo, el el formalismo religiosos que formamos para nosotros mismos, en la exterioridad de las cosas de Dios, menos en Dios mismo, pero ¿porque? porque aunque se sumamente fácil requiere algo importantísimo: perdernos a nosotros mismos y eh allí el problema mas grande. si eso lo solucionamos, todo cambiará en nuestra relación con el.
Al buscar la palabra de el Señor necesitamos guardarla y atesorarla no buscar un beneficio para nuestra vida porque asi le demostramos al Señor que solo estamos presente antel para que nos haga milagros u otras cosas,pero hoy los invito hermanos a que nos hacerquemos a buscar su palabra con un corazon purificado no con un corazon lleno de ambicion. Benjamin
ResponderEliminargracias por tu exhortación mi hermano.
EliminarCuando expresas que debemos amar la doctrina , me podrìas ampliar un poco mas?
ResponderEliminarCuando al señor le avisaron que su madre y hermanos estaban ahí fuera queriéndole ver, el dijo. Mi madre y mis hermanos son todos los que escuchan el mensaje de Dios y lo ponen por práctica y la antesala a esta afirmación habían sido la parábola del sembrador y el ejemplo de la lampara,todas referidas a la importancia del mensaje y recibir la palabra y que esta nos haga luz a los demás, pues al que tiene algo dice aún se le dará más . Que por medio de su espiritu el señor nos capacite e ilumine para amarlo e ir en pos de nuestro mana diario, nuestro pan de cada día.
la doctrina la vemos muchas veces como el fundamento de fe del evangelio, lo cual es muy cierto, pero tambien debemos de ver de manera sencilla que la doctrina es la enseñanza del señor por medio de su palabra escrita, esta debemos de amarla.
Eliminardijo una vez mi amado padre espiritual, el Hermano Otoniel Rios Paredes: Debemos de amar la palabra para entenderla y no pretender entenderla para amarla.
Gracias .esa explicación me da mas luz a esta enseñanza
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