LA DOCTRINA DEL BAUTISMO EN LABIOS DEL APÓSTOL PABLO
Romanos 6:1 “¿Qué diremos, entonces? Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? v:2 ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? v:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? v:4 Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. v:5 Porque si hemos sido unidos a El en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección, v:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; v:7 porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado. v:8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El, v:9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre El. v:10 Porque por cuanto El murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios. v:11 Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús”.
Lo que Pablo trata primordialmente en éste pasaje es que el creyente no puede seguir en el pecado (v:1). Seguido a esto toca el asunto del bautismo, y explica bajo qué lineamientos espirituales lo hemos recibido. “El bautismo es el acto por el cuál somos declarados como muertos al pecado”. El bautismo sólo será eficaz si a la hora de meternos al agua existe en nuestra conciencia un deseo de desprendernos del pecado.
Mediante el bautismo nosotros nos unimos con Cristo en la semejanza de su muerte, pues fue en su muerte que Él terminó con el problema de “la carne de pecado”, como lo dice Romanos 8:3 “Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne”, así como Cristo terminó con el pecado en su muerte, de igual manera debe venir a nuestra conciencia el deseo de morir a lo que somos expresándolo mediante el acto del bautismo en agua.
Ahora bien, el v:6 dice claramente que el viejo hombre fue juzgado en la misma muerte de nuestro Señor, es decir, el problema de “la carne de pecado” tuvo solución legal en la cruz, pero al bautizarnos le damos la vía al Señor para que eso mismo suceda en nosotros. Dios nos dé una clara revelación que el bautismo es morir a nuestra vana y pasada forma de vida, y que así como nos revelaron que al venir a Él tendríamos Vida Eterna, también en el bautismo le damos derechos para que Él trate nuestra carne. Por esta razón el apóstol Pablo concluye este tema de la siguiente manera: “Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (Romanos 6:11).
En la carta a los Colosenses, el apóstol Pablo relaciona el bautismo en agua con el tema de la circuncisión. Dice Colosenses 2:11 “en Él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo; v:12 habiendo sido sepultados con El en el bautismo, en el cual también habéis resucitado con El por la fe en la acción del poder de Dios, que le resucitó de entre los muertos”. Lo que esto nos quiere decir es que el bautismo nos identifica con la obra del señor a favor nuestro donde el nos libero de las amarras de la carne, el mismo soluciona el problema de nuestra carne por medio de su propia carne, al entregarla en la cruz, a lo cual el apóstol le llama; la circuncisión de Cristo.
Agregado a estas palabras de Pablo las podemos ver con mayor claridad lo que él dice en Romanos 2:28 “Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni la circuncisión es la externa, en la carne; v:29 sino que es judío el que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, por el Espíritu, no por la letra; la alabanza del cual no procede de los hombres, sino de Dios”.
Qué precioso es dejar que la Escritura se interprete a sí misma, pues en base a lo que leímos en los versos anteriores podemos decir lo siguiente: El que cree en el Señor resulta ser un verdadero judío, y se hace parte de los judíos reconocidos por el Señor. Los que creen en Jesús reciben el Espíritu de Cristo, el cual llega a vivificar el espíritu muerto del hombre, el cual luego de recibir la Vida clama !Abba Padre!. Sabiendo esto, también debemos de recordar que todo lo que le sucedió al Israel físico antiguo, es una sombra de lo que le sucede al verdadero Israel de Dios. A todo niño judío (físico), al octavo día después de haber nacido, debía ser circuncidado en la carne de su prepucio. La circuncisión física es un reflejo de lo espiritual, y esto es lo que el Apóstol Pablo explica en la carta a los Colosenses, al decir que la circuncisión que ahora nos corresponde es el bautismo. Ahora bien, tampoco se refiere al acto físico de ser sumergido en agua, si no del sentido espiritual que encierra el ser bautizado que es a lo que hemos venido haciendo hincapié a lo largo del desarrollo del tema.
Leamos nuevamente éstos versos: Colosenses 2:11 en Él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo; v:12 habiendo sido sepultados con El en el bautismo, en el cual también habéis resucitado con El por la fe en la acción del poder de Dios, que le resucitó de entre los muertos”. El v:11 habla del cuerpo de la carne, lo cual es figura de lo que Pablo habla también referente al cuerpo de pecado en Romanos 6:6 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado”; … v:12 Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias; v:13 ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”.
Cuando en lo natural se muere una persona, es necesario sepultarlo porque el cuerpo se empieza a descomponer, pues así también nos sucede a nosotros en lo espiritual, es necesario que sepultemos el viejo hombre para que ya no seamos esclavos del pecado.
Otra enseñanza preciosa que podemos obtener de la circuncisión es que los judíos la practicaban para entrar a un pacto con Dios, y al practicar el bautismo, es obvio que también el Nuevo Pacto viene a ejercer su virtud en nosotros. !Aleluya
Apóstol Marvin Véliz
Asi como Dios nos prometio ser salvos si vamos a el asi el podra empezar a tratar en nuestras vidas si nos bautizamos.
ResponderEliminarHermanos realmente el bautizo es una parte fundamental en nuestras vidas espirituales que debe ser ejecutada si queremos que Dios avance en nuestras vidas.
Asi como antes la circunsicion era fisica ahora es espiritual porque depende de nosotros si queremos ser circuncidados (espiritualmente)
Antes nosotros no decidiamos si queriamos ser circuncidados porque no esperaban a que tengamos conciencia para decidir pero ahora Dios nos deja en nuestro libre albedrio para que seamos nosotros quienes decidamos si el señor obrara en nuestro interior.
Hermanos el Señor nos deja decidir a nosotros porque somos nosotros quienes tienen que tener una necesidad de que el obre en nuestras vidas somos nosotros quienes tienen que tener sed de su agua somos nosotros los que tenemos que acercarnos a el para que nos cambie.
Amen.
amen somos nosotros los que decidimos
EliminarCuan necesario es que todos nos bautisemos espiritualmente
ResponderEliminary asi como dice Romanos 2 28 no hay que aparentarlo por afuera
sino que hay que dar ese paso de fe interiormente
que significa ya no vivo yo sino cristo vive en mi
ya no vivo para el mundo sino que vivo para CRISTO JESUS
AMEN
gracias por escribir
Eliminares difícil procesar todo esto si no viene la revelación , pero en verdad ya estamos muertos al pecado y la nueva vida que nos dieron es en un resucitado.
ResponderEliminarEl apóstol Pablo al escribir la primer carta a los corintios, les revela un aspecto muy relevante en cuanto a estar muertos al pecados y vivos para ese resucitado 1 co 5.14 y 15 Y Dios así como resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por su poder. ¿no sabéis acaso que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?vs 19 y 20 O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del >Espíritu santo, que esta en vosotros, el cual habéis recibido de Dios y que ya no os pertenecéis a vosotros? porque fuisteis comprados por un gran precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.. esto en referencia a romanos 6.6 nos indica que somos considerados muertos al pecado y a nuestra vieja naturaleza, que figura en colosenses en donde arranco el señor por medio del acto de fe del bautismo nuestro prepucio y nos injerto a su familia. Que glorioso es vivir en esta realidad, sabiendo que ahora ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, pues el nos compro..
vivir al señor es un proceso de liberación de nosotros mismos.
EliminarDebe a ver en nosotros la disposicion, el anhelo de despojarnos del pecado que no nos permite vivir como Dios lo desea y la manera en la cual podemos dejar morir en nosotros el pecado que hay en nuestro interior es ser sumergido en agua y como hijos del Señor solo nos que da mas que tener fe que el ara la obra en cada uno de nosotros Amen.
ResponderEliminarQue importante es despojarnos de el pecado porque muchas veces en ves de despojarnos nos aferramos a el, pero que el Señor nos de la sabiduria y el entendimiento para que podamos dejar de ser esclavos de el pecado y asi poder bautizarnos para darle muerte al pecado. Benjamin
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