SERVIR A DIOS Y AL PRÓJIMO NOS TRAE UNA VERDADERA LIBERACION
Nadie puede experimentar a plenitud el Evangelio si no dedica su vida a servir a Dios y a los hombres. En una ocasión le preguntaron al Señor Jesús: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:36-39). ¿Por qué vemos a lo largo de todo el Nuevo Testamento una insistencia de que amemos y sirvamos a Dios y a nuestro prójimo? Por que la sabiduría divina quiere que seamos libres de nuestro “yo”.
Al leer exhaustivamente el Nuevo Testamento nos damos cuenta que el énfasis de amar a Dios y al prójimo. El Evangelio no fue hecho para alcanzar un beneficio personal, es más, en los Evangelios y los demás escritos de los apóstoles nos damos cuenta que no hay lugar para nosotros; la invitación es a menguar a nuestro “yo”. La doctrina de los apóstoles nos invita a predicar, a soportarnos los unos a los otros, a estar en comunión con Dios, a dar de nuestras finanzas, en fin, todo tiene que ver con descentralizarnos de nosotros mismos. Dice 2 Corintios 5:15 “y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. El planteamiento práctico del Evangelio es que ya no vivamos para nosotros mismos, que no sigamos siendo egocéntricos. El Señor pudiera prescindir de nosotros para dar a conocer Su Reino en el mundo, pero Él quiere que todos participemos, que todos nos involucremos en Su Reino, con el fin de que no estemos centralizados en nosotros mismos.
El servicio a Dios y al prójimo nos llevará a ser personas felices. Entre menos pensemos en nosotros mismos más felices seremos. Si Dios nos está abundando en las finanzas, pensemos en dar para Su Reino; Si Dios nos permite casarnos, entreguémosle el matrimonio al Señor; Si Dios nos permite tener hijos, consagrémoslos a Dios; Si tenemos tiempo, pongámoslo a disposición del Señor porque nuestra vida le pertenece a Él; no nos adueñemos de nada, todo es de Él y para Él. Cuando vivimos de manera práctica descentralizados de nosotros mismos, empezamos a vivir sin precedentes.
El “yo” se alimenta constantemente del individualismo, como seres caídos le prestamos atención sólo a nuestras necesidades y deseos personales. De manera normal los seres humanos hacemos lo que queremos, lo que nos conviene, lo que nos hace sentir bien. Si alguien quiere ir a la playa, invita a sus amigos no con el fin de que ellos se sientan bien, sino porque él no quiere sentirse sólo. El sistema del mundo está diseñado por el diablo para que procuremos el individualismo, todo lo contrario al Reino de Dios. El Señor Jesús es todo-inclusivo, es corporativo, no tiene espacios para el individualismo.
El apóstol Pablo tuvo la revelación del Cuerpo de Cristo desde el momento de su conversión. Cuando él era Saulo, amenazaba y le daba muerte a los discípulos del Señor, pero un día yendo por el camino, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”; Note que el Jesús que se le presentó a Pablo fue el “Jesús-Iglesia”. Qué lecciones las que le dió el Señor a Saulo, porque además, al levantarse de tierra no veía a nadie; así que, lo metieron en Damasco donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. Y para terminar de enseñarle quien es el Jesús-Iglesia, el Señor mandó a orar por él, no a uno de los doce apóstoles, sino a un discípulo, a un tal Ananías, un hermanito temeroso que no quería ir a orar por él. Tremendas enseñanzas las que le dio el Señor al apóstol Pablo desde el momento de su conversión. Desde aquel momento Pablo ya no vivió para sí mismo, vino a ser solo un hermano entre muchos.
Hermanos, él que entra a las filas del Evangelio y pretende ser exclusivo, se va frustrar. No podemos pretender que la Iglesia gire alrededor nuestro, no hay factor alguno que permita que alguien sea más especial que los demás. En la Iglesia sólo existe lugar para el Señor. Si tenemos el don de predicar, prediquemos, demos de gracia lo que de gracia hemos recibido. Los dones no son para vanagloriarnos, son para servir a Dios y a los hermanos.
En la medida que aprendamos a darnos por los demás, en esa medida seremos más felices. El apóstol Pablo dijo en una ocasión: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:34–35). Si aprendemos a darnos para Dios y para nuestros hermanos, seremos libres de nosotros mismos, y eso nos encaminará a una verdadera felicidad.
Apóstol Marvin Véliz
Amen, no hay nada más.refrescamte que el poder.compartir y servir. a nuestros Hermanos en Cristo con lo cual agradamos a nuestro padre celestial ya que ese a sido su propósito siempre que nos amemos unos a otros que nos cuidemos unos a otros
ResponderEliminarYa sabemos que la vida divina que llevamos dentro es para compartirla para vivirla en armonia y eso nos producira satisfacción contentamiento porque ya no buscamos solo para nosotros mismos el bienestar sino el de todos como cuerpo de Cristo.
Que maravillosa esta palabra que nos debe volver a la intención al anhelo de ponernos al servicio del Señor y de nuestros hermanos, porque es la única manera en la cual podemos vivir felices y ya no vivir para nosotros mismos, hermanos es hora que seamos útiles para el reino, para su Iglesia, para que de esa manera podamos caminar felices y como Dios lo desea Amen.Salomón
ResponderEliminarEsta palabra nos invita a que podamos dejar atras nuestro yo y que podamos vivir una vida dispuesta al servicio de los hermanos y de Cristo porque muchas veces nos aferramos a nuestro yo i eso hace que nos hagamos individualistas y eso nos traera muerte a nuestro interior, asi que hermanos que nosotros podamos ser utiles para servirle a Dios y a los hermanos porque es un mandamiento que el nos a dado amen. Benjamín
ResponderEliminarCuanta necesidad hay de.volvernos.a la practica del.amor.y servicio.a.los.demas.
ResponderEliminarEn.definitiva el.evangelio.se.ha dejenerado.en.muchos.principalmente por.pregonar y practicar.lo.contrario, ser.servidos.y saciados ellos.y sus.vientres. olvidando.que.el señor al mostrar rn juan 15 la manera en la.que debemos.co ducirnos ,como pegados a la.vid y ojo "dando frutos" les expresa a sus discipulos en el verso 12 Éste es Mi mandamiento: Que os ameis unos a otros , como Yo os he amado. Y en el verso 13 dice Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. En este verso la.palabra vida en.una de sus expresiones mas exactas del griego la traduce como la vida del alma , esto en relación al dejar nuestros pogramas emosionales que nos.invitan a amar por conveniencia ... que tremendo esto hermanos. Y si, demos.de.gracia lo.que de gracias hemos recibido. Volvamos a engrandecer el.evangelio de.nuestro señor jesucristo.