LA REALIDAD DE LA UNIÓN ORGÁNICA ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA SE EVIDENCIA A TRAVÉS DE LAS IGLESIAS LOCALES.
LA REALIDAD DE LA UNIÓN ORGÁNICA ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA SE EVIDENCIA A TRAVÉS DE LAS IGLESIAS LOCALES.
Dice Colosenses 1:24 “… me alegro de mis sufrimientos por vosotros, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su cuerpo, que es la iglesia”. Al leer este verso surgen dos preguntas: “¿Pablo está sufriendo lo que le hace falta sufrir a Cristo?, o ¿está sufriendo lo que le hace falta sufrir a la Iglesia? Para dar respuesta a estas preguntas es sumamente necesario entender la mente apostólica, pues, Pablo tiene el entendimiento de que Cristo y la Iglesia están fusionados, que ambos son la misma cosa. Al leer este verso, así como todos los escritos de Pablo, nos damos cuenta que para él, Cristo es la Iglesia, y la Iglesia es Cristo. Para Pablo existe una unión orgánica entre todos los cristianos nacidos de nuevo y Cristo. Fue a raíz de esta revelación que el Señor pudo desarrollar el ministerio apostólico en Pablo.
Cuando Pablo fue encontrado por el Señor, mientras iba camino a Damasco, le quedó clara una cosa, que Cristo es la Iglesia, y la Iglesia es Cristo. La Biblia narra que Pablo (siendo aún Saulo) cayó a tierra, y oyó una voz que le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”; y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le respondió: “Yo soy Jesús a quien tú persigues”; Después de esta experiencia, Pablo tuvo claro que el Señor Jesús tenía una relación orgánica con los creyentes. Es muy probable que Pablo conoció a Jesús físicamente, pues, en una de sus cartas dice: “…y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así” (2 Corintios 5:16). Quiere decir que aunque sea lejanamente Pablo conoció al Señor Jesús durante sus tres años y medio de ministerio. Ahora bien, después él dice que ya no lo conocía así, porque cuando iba camino a Damasco lo conoció como el Cristo-Iglesia. Esta revelación fue un pivote en la vida y el ministerio del apóstol Pablo, y de esta cuenta fue que él empezó a ver y a hablar de la Iglesia de la misma manera que los doce apóstoles del Señor. Recordemos que los doce apóstoles convivieron con el Señor Jesús durante los tres años y medio de su ministerio, y en todo ese tiempo el Señor les habló de este misterio, sin embargo, a Pablo la revelación divina se lo insertó en el corazón en unas pocas palabras: “Yo soy Jesús a quien tú persigues…” .
Todos los apóstoles del Señor de aquella era tenían clara una verdad: “Entre Cristo y los creyentes que conforman Su Cuerpo místico existe una unión orgánica”.
Al hablar de una unión orgánica, nos estamos refiriendo a una realidad sumamente parecida al matrimonio. Tal vez muchos de los que se casaron nunca dimensionaron lo que era el matrimonio, sin embargo, el fin de dicha unión era que llegasen a ser uno. Hay parejas que están lejos de alcanzar tal unión, literalmente cumplen el dicho popular: “juntos pero no revueltos”; en primer lugar viven así porque no lo creen, saben el concepto de matrimonio pero no lo experimentan. Dice Génesis 1:24 “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Esto es un principio inquebrantable para los que se casan, lo que uno de los cónyuges haga afectará directamente al otro, tanto para lo bueno como para lo malo. La unión del matrimonio es similar a la unión que existe entre Cristo y la Iglesia. A esta unión espiritual el apóstol Pablo no le llamó matrimonio, sino que lo llamó “El Misterio”; esto consiste en que Cristo ya no es un individuo, sino un “hombre” corporativo conformado por muchos miembros.
Los que ya son salvos no pueden seguir desarrollándose espiritualmente, a menos que sean incorporados a la comunión de los santos en una Iglesia local. Hay un principio orgánico inquebrantable: “Cristo es la cabeza de Su Cuerpo que es la Iglesia, y cada uno de nosotros somos miembros de ese Cuerpo místico, por lo tanto, debemos estar en comunión con nuestros hermanos, pues, sólo estando juntos podemos manifestarlo aquí en la tierra”.
Para entender más acerca de este misterio, leamos los dos pasajes siguientes:
Hechos 2:1 “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. v:2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; v:3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. v:4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.
1 Corintios 12:12 “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. v:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.
La experiencia del Bautismo en el Espíritu Santo en pentecostés no consistió en que todos hayan recibido el “don de lenguas”. La palabra “bautismo” quiere decir “sumergir”, por lo tanto, al unir estos dos pasajes podemos decir que lo que sucedió en el aposento alto es que los ciento veinte quedaron inmersos en ese viento recio que llenó toda la casa donde estaban reunidos. El Espíritu Santo fue el agente divino que se les manifestó como un viento recio, y a su vez, les dispensó en sus espíritus a la misma persona de Jesús. Lo que sucedió en Pentecostés fue que el Espíritu Santo se convirtió en el Cuerpo místico de Cristo, y a manera de un viento recio llenó toda la casa donde estaban reunidas esas ciento veinte personas, de modo que fueron “bautizados” en el Espíritu Santo. Fue en ese evento que surgió el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.
La revelación del misterio que predicaba Pablo básicamente es lo siguiente: 1) La cabeza de la Iglesia es Cristo, y 2) El Cuerpo de Cristo está conformado por todos los creyentes convertidos, o lo que conocemos como Iglesia Universal; ambos, en unión orgánica forman un Nuevo Hombre. La revelación complementaria al misterio es que el Señor trata a Su Cuerpo Universal, única y exclusivamente a través de las congregaciones, o Iglesias Locales. Es por esta razón que vemos en la Biblia que existió la Iglesia en Éfeso, la Iglesia en Tesalónica, la Iglesia en Filipo, etc. Los doce apóstoles entendieron que la Iglesia “Universal” no podía manifestarse, ni reunirse en su totalidad, pero entendieron que los santos reunidos con responsabilidad conforman una Iglesia local, y como tal, son la representatividad de la Iglesia Universal. Todos los apóstoles entendieron la realidad de la unión orgánica que existe entre Cristo y la Iglesia, y que ésta se evidencia únicamente a través de las Iglesias Locales. La Iglesia Universal solo puede manifestarse entre los creyentes que en una localidad se reúnen de manera responsable para edificarse mutuamente.
Apóstol Marvin Véliz
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ResponderEliminarCada ves me maravillo del amor infinito del Señor, que siendo pecadores el señor nos toma en cuenta para formar parte de su cuerpo, siendo miembros llamados a cumplir un objetivo específico: predicar el Evangelio a toda criatura por medio del testimonio de la unidad entre los miembros que conforman su cuerpo para ser en él una Iglesia. Estoy tan agradecida con el Señor que me ha llamado a serle útil en su cuerpo y cumplir su propósito por medio de la unidad con los hermanos y dar testimonio de sus maravillas. El señor tiene propósitos específicos para con nosotros. El nos moldeara conforme a su voluntad para cumplirlo. Aunque signifique pasarnos por el fuego por medio de las pruebas. Pero no debemos olvidar que Dios permite las tormentas (pruebas) siempre para bendecir.
ResponderEliminarAmen, que bueno entender y apreciar lo importante que es ser parte de una Iglesia Local ya que es ahi donde organicamente se edifica y desarrolla el Cuerpo de Cristo.
ResponderEliminarEn 1 Corintios 12:27 el apostol Pablo escribio, “Ustedes, pues, son el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” Y en Filipenses 4:11-12 el hablo de las habilidades que nos han sido dadas entre nosotros para preparar al pueblo de Dios para las obras de servicio para que el cuerpo de Cristo sea edificado. De estos ejemplos queda claro que la Iglesia es el cuerpo de Cristo.
En cuanto a ser el cuerpo de Cristo, ya sabemos que Cuando el Señor quiere amar, consolar, alimentar, o vestir a alguna persona, o darle algun dinero, El usa a alguno de nosotros para hacerlo por El. Nosotros somos Su cuerpo, Sus brazos y piernas y corazon, lo que significa que asi es como El se relaciona con nosotros aqui en la Tierra.
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ResponderEliminarCuan importante es que como cristianos podamos en tender esta revelacion de Cristo y la iglesia y esta palabra nos lo resume en que Cristo ya no es un individuo sino que es uno con la iglesia la cual es su cuerpo la cual somos nosotros los que hemos creido en el y ahora es nuestra responsabilidad como el cuerpo de Cristo dar a conocer esta verdad a los que estan perdidos en el mundo amen. Benjamin
ResponderEliminarHermanos con esta palabra que se nos a sido dada tenemos la gran responsabilidad cada uno de nosotros que conformamos esa iglesia universal, de dar a conocer al Mundo lo que es Cristo y la iglesia el gran misterio, los animo a que no nos quedemos con la revelacion si no que agamos, actuemos y demos a conocer esto que es organico amen.SALOMON JR
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