LA VENIDA DEL SEÑOR SERÁ COMO LADRÓN EN LA NOCHE.
1 Tesalonicenses 5:1 “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. v:2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; v:3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. v:4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón”.
Uno de los temas más manoseados, mal interpretados, y tergiversados por los teólogos es lo referente a la segunda venida del Señor. Este tema se ha tratado de tan mala forma que se le ha extirpado la esencia del mensaje por la que el Señor mismo nos habló estas cosas. La venida del Señor no será como las escenas que nos muestran los vídeos que tanto han circulado en el ámbito evangélico, debemos sacar de nuestra mente todas esas ideas que no son más que la imaginación de hombres que ignoran Las Escrituras. Esta situación ha provocado un mal muy grande entre los cristianos; lo más crucial consiste en que ya casi nadie le presta atención a los tiempos del fin, casi a nadie le interesa que el Señor vuelva una vez más, y tal postura de los creyentes ha traído un gran caos a la Iglesia.
El apóstol Pablo dirigió estas palabras a la Iglesia en Tesalónica, ¡Ah!, pero veamos qué clase de Iglesia era esta; dice 1 Tesalonicenses 1:6 “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, v:7 de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. v:8 Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; v:9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, v:10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera”. Los hermanos de Tesalonica lograron cerrar el ciclo virtuoso que Dios espera que tengan todos los creyentes, primeramente ellos se convirtieron de los ídolos a Dios, luego se dedicaron a servirle, y finalmente vivieron esperando Su Segunda venida. La Iglesia hoy en día vive desapasionada por los asuntos del fin debido al manoseo que los hombres le han dado a este tema, el gran problema es que esto trunca el interés, el deseo y la meta que la Iglesia debe tener en cuanto a la venida del Señor. Hermanos, si no tenemos claras las cosas del fin, automáticamente perderemos el sentido de avanzar en el camino de la fe. Abraham fue capaz de dejar su tierra, su parentela, y dedicarse a caminar en fe toda su vida, porque él miraba al Invisible; la vida de este hombre es un claro ejemplo de que cuando nosotros tenemos una visión hacia el futuro, cuando entendemos que este mundo es efímero y pasajero, cuando entendemos que el Señor ha de venir a ajustar cuentas con nosotros, y así entendemos los demás eventos del fin, entonces, nos encaminamos en esta vida presente con una mejor perspectiva. Cuan importante es entonces entender los tiempos del fin.
Si alguien quisiera construir una casa, pero a la vez supiera que dentro de dos meses va a haber un terremoto ¿Acaso no detendría sus planes de construir? El conocimiento del futuro es obvio que afecta el presente. Ya no sigamos cayendo en la trampa de creer lo que el mensaje evangélico nos dice al respecto, sino atendamos la sana doctrina, es decir, lo que dijo nuestro Señor Jesucristo y Sus apóstoles.
El apóstol Pablo les dijo a los hermanos de Tesalónica: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba”, en otras palabras, lo que Pablo quiso decir fue: “Yo no voy a enredarme en este tema tratando de encontrar tiempos o fechas en cuanto a la venida del Señor”. Lo primero que nosotros debemos hacer para tener una comprensión de la venida del Señor, es sacar de nuestra mente todo vestigio doctrinal que nos enseñó a buscar alguna fecha, o algún evento que nos señale la venida del Señor. El mensaje escatológico que ha predicado el mundo protestante se ha propagado tanto, que hasta se han hecho películas, libros, seminarios, y todo tipo de cosas que cautiven las emociones de las personas. Al hablar de este tema las personas se interesan más por saber quien será el anticristo, la bestia, cómo van a grabarle el “666” a las personas, etc. en vez de prepararse para el encuentro con el Señor.
También tenemos que depurar de nuestro mensaje la idea de que podemos conocer el día y la hora que el Señor ha de venir. El Señor Jesús dijo claramente: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”.(Mateo 24:36). Hace unos veinte años muchos predicaron vehementemente que la venida del Señor sería en el año 2000, muchos teólogos escribieron libros al respecto; otros respaldaban esa tesis con la gran expectativa del Y2K (el miedo a la desprogramación que iban a tener las computadoras), en fin, todos esperaban que sucediera algo espectacular, sin embargo, no pasó nada. Debemos creer a las palabras del Señor Jesús; si Él dijo: “nadie sabe el día y la hora” es porque nadie lo sabe, no hay manera de averiguarlo.
El apóstol Pablo sí podía hablar de tiempos, en el sentido de que sabía que el imperio romano estaba a punto de destruir Jerusalén, lo cual vendría a darle cumplimiento a las palabras del Señor Jesús: “no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:2). Aquel evento era inminente, sin embargo, eso no era la venida del Señor; por esa razón él le dijo a los tesalonicenses que no iba a hablarles de tiempos. En los últimos dos mil años, la Iglesia ha errado en cuanto a este tema; cada vez que se ha levantado un político, y éste se ha vuelto tirano, rápidamente se ha creído que ese podría ser el anticristo. De igual manera ha sucedido con algunos avances tecnológicos; cuando empezaron a salir las computadoras, se esparció rápidamente la doctrina que la bestia había llegado porque en Bruselas armaron una computadora a la cual sus creadores le llamaron “la Bestia”. Casos como estos se han repetido vez tras vez a lo largo de la historia de la Iglesia, lo cual sólo evidencia la gran ignorancia que tenemos de Las Escrituras. El apóstol Pablo dijo: “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche” (1 Tesalonicenses 5:2), quiere decir que el Señor vendrá de manera inesperada.
Algunos quisieran saber el tiempo de la venida del Señor; y en el fondo la razón no es estar preparados para ese día, sino que quieren calcular cuánto tiempo les queda para vivir despreocupadamente en las cosas de este mundo. Es un morbo querer conocer el tiempo de la venida del Señor. Si decimos que el Señor viene en el 2020, seguramente la mayoría dijera en su corazón: “¡Ah, bueno! Cuando falten unos dos años me consagro de verdad”.
Según la Biblia ¡El Señor vendrá como ladrón en la noche!, ¡Sorpresivamente!. El día del Señor (refiriéndonos al tiempo marcado por Dios para darle fin a esta era presente) puede ser este mismo instante. Si nosotros empezamos a poner los fundamentos bíblicos adecuados, vamos a encontrar las intenciones adecuadas de los apóstoles, es decir, vamos a captar el sentido por el cual ellos hablaron del fin.
Dice 1 Corintios 15:52 “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”. En el momento menos pensado una trompeta sonará desde el cielo y el Señor descenderá. El día del Señor sucederá de manera súbita; esto implica que el fin de la era presente vendrá sin advertencia, cuando menos pensemos el tiempo para que los gentiles hagan lo que les plazca llegará su fin. Limpiemos nuestra doctrina, desechemos la escatología evangélica, dejemos que la Biblia nos enseñe lo concerniente al fin.
Apóstol Marvin Véliz
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