EL PRINCIPIO CORPORATIVO DE DIOS AL CUAL SON AGREGADOS TODOS LOS CREYENTES.
Permítame introducirme a este tema diciendo lo siguiente: Al venir a Cristo nos convertimos en morada de Dios, sólo que Él llega inicialmente a morar en nuestro espíritu y de una manera personal. A parte de nuestro espíritu, nosotros estamos conformados por una parte almática y un cuerpo físico, lo cual Dios desea conquistar y que seamos llenos de Él en todo nuestro ser.
Ahora bien, el origen de esa salvación tan grande que tenemos es nuestro Señor Jesucristo. En el principio Él estuvo con Dios, y era Dios, pero en obediencia al Padre se convirtió en un hombre, en una persona individual. Él vino a este mundo como todos los mortales, nació como hombre, y creció como hombre. A los treinta años el Padre lo envió como el “Ungido” a predicar las Buenas Nuevas, y se presentó como el gestor de un Nuevo Pacto, Él anunció que era el rector de una nueva “oikonomia” (administración).
Esta nueva era a la que Cristo le dio inicio, debería venir a ser exactamente lo mismo que había sido Dios en la eternidad pasada, donde estaba un Dios Triuno (Padre, Hijo y Espíritu Santo), es decir, un Dios corporativo, “Él es una Unidad de tres”. Lo que nosotros debemos vivir en naturaleza, en esta era de la Iglesia, debe ser lo mismo que Dios es en Su naturaleza. Nuestro Señor Jesucristo en una ocasión oró de la siguiente manera: “…que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Juan 17:21–22). Hermanos, nada tiene sentido en el Evangelio si no nos lleva a la unidad entre los hermanos. La mayor tarea de Dios no fue sólo salvarnos, ni darnos Su Vida en nuestro interior, sino poder reflejar en la tierra Su naturaleza corporativa.
En el tiempo que estuvo nuestro Señor Jesucristo en la tierra sucedió algo muy digno de tomar en cuenta, es el hecho de que Jesús no inició Su ministerio, sino hasta que había escogido a doce para que estuvieran con Él. Antes del Jordán, Cristo no era alguien conocido, la gente sólo sabía que Él era un carpintero. Sin embargo, luego de haber sido bautizado, y llevado al desierto, lo primero que hizo fue escoger a doce hombres, y uno de ellos era el que lo iba a traicionar. ¿Por qué el Señor escogió a doce hombres bastante de prisa? ¿Por qué no escogió a los doce más fieles hasta el final de Su ministerio? Creo que la respuesta a estas interrogantes es que el Señor estaba gestando el principio corporativo que habría de regir a la Iglesia. El Señor nos dio ejemplo de la unidad, Él siempre estuvo rodeado de Sus discípulos, buscó la unidad con ellos a pesar de sus faltas. El Señor nos mostró a través de la escogencia y la permanencia con los doce, que la dimensión de la Iglesia debería ser corporativa. El Señor no escatimó estar con ellos a pesar de lo ambicioso que eran. Algunos de ellos eran hombres de mal carácter, dos de ellos eran apodados “los hijos del trueno”. La Biblia no nos cuenta lo que ellos tuvieron que soportar esos tres años y medio, hasta tener que dormir juntos todos los días.
Yo por lo general, cuando salgo de viaje unos dos o tres días, ando acompañado de hermanos, por ende, creo entender un poquito lo que vivió el Señor en Su ministerio al rodearse de doce hombres. Es cierto que en algunos momentos resulta alegre estar acompañado de hermanos, pero a la vez sé lo complicado que es tener que soportar los diferentes caracteres. No creo tener la capacidad que tuvo el Señor de rodearse de doce hombres durante tres años y medio, no me imagino tal hazaña, sin embargo, nuestro Señor nos dio ejemplo de tal vida corporativa. Definitivamente, una gran parte del Ministerio del Señor fue tener que discipular, soportar, y vivir con los doce.
El Señor no fue como los predicadores modernos, que entran y salen por la puerta de atrás para no tener que saludar a nadie. El Señor no escatimó tener que rodearse de hombres inconstantes, de hombres que lo abandonaron en el momento más crucial de Su vida, al contrario, los soportó; Él sabía que soportarlos a ellos era el precio a pagar para que en lo porvenir nadie caminara de manera individualista.
El Señor vino como un hombre en lo individual pues compartía la naturaleza caída del hombre, luego él en su ministerio se rodeo de su discípulos, para empezar a gestar el principio corporativo que habría de regir en el futuro a la iglesia. Nadie se puede negar a estar en comunión y compañía de sus hermanos teniendo el ejemplo de Cristo que predico y vivió tres años y medio con un grupo de hombres para nada perfectos.
Apóstol Marvin Véliz
Cuanta bendicion ha traido este mensaje a mi vida el poder ver en la escritura como el señor Jesus comenso su ministerio con doce personas de diferente cararter .Ver el ejemplo que el nos da que pudo comprender las debilidades de los demas y ajustarse a los demas para llegar aser uno con ellos, esa gloria que le fue dada al estar con el padre esa misma gloria nos es dada a nosotros para que seamos uno.
ResponderEliminarHermanos cuan importante es que nos volvamos a Dios y nos están volviendo a recordar cuan faltos estamos de su vida, cuan faltos estamos de amor a nuestros hermanos y al leer esta palabra tan hermosa le pido al Señor que nos agarro volver a el y que de ahora en adelante podamos vivir de una manera corporativa como el nos enseñó amén.SALOMON JR
ResponderEliminarQue hermosa está palabra porque muchas veces nos cuesta demostrar la comunión del cuerpo de Cristo en nuestras iglesias y mucho menos se lo demostramos a las personas del mundo y al no mostrar esa unidad estamos despreciando el ejemplo que nos dio el Señor cuando vino en carne de que estuvo con doce personas para nada perfectos y estuvo con ellos 3 años y medio. Que hermanos podamos aprender a estar en comunión con nuestros hermanos a pesar de sus imperfecciones que los podamos amar tal como son. Benjamin
ResponderEliminarEntendiendo que somos seres tripartitos pero en esencia uno es más fácil entender esta tremenda verdad ,pues no podemos estar inmersos en nosotros mismos si hemos recibido la Zoé de Dios , ayer hablaba con un hombre joven que estaba muy alcoholizado y me decía yo reconozco que soy un prepotente y que me importan muy poco los demás y amo estar solo y no tener a nadie que me haga compañía. Pude entender que al amor de Dios aún no había llegado a su noticia, lo abracé y le dije necesitas con urgencia la vida del señor. Muchas veces como hijos del señor se nos olvida que en naturaleza somos hijos de Dios y si hijos de Dios sus obras deberías hacer, algo así como el señor tuvo que llamar la atención de los judios diciendo si fueras hijos de Abraham las obras de Abraham harías, escuchamos hoy su palabra procuremos con diligencia ponerla por obra sin olvidar un fruto tan imponente la Fe. Aprendamos de ese Cristo que viene hoy en carne
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