¿QUIENES SERÁN REPROBADOS PARA DIOS Y SU REINO?
SON REPROBADOS POR EL SEÑOR LOS QUE NO TIENEN FRUTO EN SU VIDA POR LA OBRA DEL ESPÍRITU .
Dice Marcos 11:12 “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. v:13 Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. v:14 Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos”. En este pasaje encontramos a una higuera inútil, sin fruto, pero de ella podemos aprender para no terminar reprobados. Llegará un día cuando el Señor nos ha de visitar, así como pasó viendo a esta higuera; llegará el momento cuando Él nos cerrará un ciclo, Él vendrá a nosotros como Rey y como Su Reino para buscar frutos en nosotros y juzgarnos. El Señor va a reprobar a aquellos que sean como esta higuera, cristianos que tienen la apariencia de piedad pero sin fruto de la Vida divina en su vivir natural. Seguramente estas cosas quedaron escritas como figuras de las cuales podemos aprender mucho. No tendría sentido que lo único que el Señor quería que viéramos es que Él es capaz de maldecir una planta, más bien, son experiencias que quedaron escritas a manera de parábolas para darnos un mensaje.
Hermanos, el Señor va a reprobar a aquellos Hijos suyos que sólo sean apariencias, cristianos que carezcan del fruto divino en su caminar diario. Recordemos que la higuera no estaba en el Templo, sino que estaba en el camino que el Señor transitó entre Betania y Jerusalén. Mientras el Señor se dirigía hacia el Templo tuvo hambre, y se encontró con esta higuera, y la halló sin frutos. Esto nos habla de lo que Dios espera de nuestra vida natural, nos habla de que Dios espera fruto de nosotros aún en lo que hacemos como seres humanos. Dios espera fruto de nosotros cuando somos hijos, cuando somos padres, o empleados, o esposos, etc. Él espera que no seamos sólo apariencia, sino que tengamos frutos para Él.
Muchas veces nos sorprendemos de hermanos que llevan una doble vida ante los ojos de Dios, pero vemos que tarde o temprano ellos abandonan la comunión con el Cuerpo de Cristo. Ahora bien, otros tal vez no son tan descarados en un mal vivir, pero se acostumbran a vivir con ciertas áreas afectadas, las cuales ya no quieren cambiar por nada del mundo. Por ejemplo, hay hermanos que nunca dejan de decir palabras “soeces”, y tampoco quieren cambiar su manera de hablar; y así en otras áreas de sus vidas. El defecto de decir malas palabras no es lo que los va a reprobar delante de Dios, sino el hecho de nunca haber querido cambiar su mala manera de hablar. Dios reprobará a los cristianos que al cabo de diez (o menos, o más) años, Él los visite, y se de cuenta que no han podido mostrar frutos de la Vida divina ni siquiera en su círculo familiar. Para muchos es denigrante hablar del Señor aún entre sus familiares, porque nunca lo han podido honrar, ni dar evidencias del poder de Dios en su vivir natural.
Yo los exhorto en el Señor a que no sean réprobos en la fe en cuanto a su manera de vivir. Si alguien fue borracho antes de venir al Señor, no es normal que diez años después siga en sus mismas borracheras. Estoy consciente que es difícil dejar un vicio, no estoy juzgando a nadie, sólo les digo que no es congruente que conozcamos al Señor, y años después sigamos exactamente iguales. Si queremos ser útiles para Dios y Su Reino debemos dejar nuestra antigua manera de vivir, de lo contrario seremos reprobados.
Seremos juzgados en aquel día final, pero también en esta vida hay ciclos en los que Dios nos juzga, y nos aprueba, o nos reprueba. Si somos como la higuera estéril, sin frutos, seremos reprobados. Dios es paciente para juzgarnos, pero no confundamos su longanimidad con alcahuetería, tarde o temprano Él ha de juzgarnos, y ¡Ay! de nosotros si somos hallados sin fruto.
Apóstol Marvin Véliz
Me gustaba el ejemplo de la higuera porque solo aparentamos ser frondosos y fuertes.
ResponderEliminarOtro ejemplo son los perros que se ven frondosos por el pelo, pero cuando se mojan se ve su verdadero estado.
Entonces que no solo no aparentemos tener fruto sino que de verdad tengamos fruto