LA AUTORIDAD ORGÁNICA SE EXPRESA POR LA FUNCIÓN ESPECÍFICA DE CADA MIEMBRO
La autoridad de Dios es Orgánica, es inherente a Su naturaleza divina, y por lo tanto, se expresa por medio de la función específica de cada uno de los miembros que conforman Su Cuerpo; es decir, fluye por lo que alguien puede aportar, por el beneficio que causa su función al Cuerpo. Lo jerárquico, por el contrario, funciona por una posición. Si un día Dios llega a levantar a alguien como apóstol, pues, vamos a dejar que funja como apóstol. El día que esto pase entre las Iglesias, yo mismo voy a ceder espacios para que ese hermano nos bendiga apostólicamente. ¿Será problema que hayan dos apóstoles juntos? ¡No!, Toda vez y cuándo estén bajo la autoridad orgánica. Una prueba de esto lo vemos en nuestro cuerpo natural, por ejemplo, si alguien es diestro, a la hora de querer escribir, lo primero que ocupa es su mano derecha. La mano izquierda nunca se irrita porque sólo la mano derecha escribe, sencillamente se limita y le permite accionar a la mano derecha porque sabe que ella funciona mejor para eso, pero serían igualmente utilizadas las dos manos si la persona es ambidiestra. Así también es la autoridad orgánica que debe existir en la Iglesia, se debe expresar según la función de los miembros.
La autoridad jerárquica es contraria a la orgánica, pues, ésta surge por medio de una posición designada. Muchas veces las personas que tienen un grado y un título como autoridades son ineptas, imprudentes, inexpertas, etc. pero su posición y rango los habilita para ser autoridades. En las empresas es muy común ver a personas ineficaces que ocupan una posición de autoridad; y es obvio que no están allí por ser capaces, sino por ser amigos del dueño de la empresa. La iglesia institucionalizada también ha implementado el sistema de autoridad jerárquico, se ha vuelto una empresa, y de igual manera, en su mayoría de veces los que ostentan cargos de autoridad son inexpertos, neófitos, obreros fraudulentos.
Hace años el Señor nos permitió quebrar los formatos evangélicos que aprendimos durante años, y creo que eso es una buena plataforma para que busquemos la autoridad orgánica. Ahora que no tenemos formatos, surjamos con los dones que Dios nos ha dado a cada uno, busquemos funcionar orgánicamente con todos los santos, y de igual manera reconozcamos la función que los demás miembros aportan en el Cuerpo de Cristo. Por años nos acostumbramos a las estructuras jerárquicas, pero quebrantemos ya esos paradigmas y volvámonos orgánicos. Muchos hermanos quisieran que yo estuviera presente en todas las actividades, pero con esta revelación he aprendido que yo soy solo un miembro más en el Cuerpo de Cristo, lo más grande no surge cuando yo estoy presente, sino cuando todos los miembros funcionan. La Iglesia no necesita de “súper” miembros, lo que necesita es que hasta el miembro más pequeño funcione en beneficio del Cuerpo. El hermano Watchman Nee dijo en una ocasión: “son mejor cinco hermanos de un solo don, que un cristiano con cinco dones”. Hermanos, Dios es inclusivo, Él quiere que todos nos integremos y funcionemos conforme a la medida de fe que repartió a cada uno.
Algo más que debemos reconocer en torno a la autoridad orgánica, es que no todo el tiempo el Señor quiere usarnos. Si tenemos el don de “enseñar”, pues, preparémonos para ello, pero reconozcamos que no todo el tiempo vamos a dar “doctrina”. En las reuniones de Iglesia debemos aprender a callar y ceder el turno; si la autoridad orgánica indica que es tiempo para que funcionen los hermanos que pueden “cantar”, pues, que hagan silencio los que enseñan. De esta manera ejercemos la autoridad orgánica, dejando espacios para que sea el Señor quien dirija, y que Él lo llene todo en todos. Muchas veces el hermano más pequeño será quien marque la pauta de lo que Dios quiere hablarnos en la reunión, y debemos someternos a ello.
La participación de los miembros en una reunión puede ser momentánea, o cristalizada según los dones y ministerios que Dios ha dado a los hombres. Dios puede hacernos funcionar de dos maneras:
Momentáneamente: Alguien puede estar consciente que su don no es predicar, pero en algún momento la unción puede caer sobre su vida y ser movido a hablar de parte de Dios. Pueda que ese milagro no se vuelva a repetir después, a menos que Dios así lo quiera, pero no podemos negar que esto puede suceder.
De manera cristalizada según el don: Esto es cuando el don de la palabra se cristaliza en alguien, y el tal siempre puede hablar de parte de Dios. Los que pueden aportar de esta manera deben tener cuidado de sí mismos, pues, tal habilidad puede mermar lo orgánico. El apóstol Pedro dijo: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pedro 4:10–11). Si tenemos el don de la palabra debemos aprender a hablar de parte de Dios, pero de igual manera es importante saber callar; eso es ser un buen administrador de la gracia de Dios.
Hermanos, los atributos divinos que ustedes vean en cualquier hijo de Dios no son de sí mismos, ni para sí mismos, son “carismas” dados por Dios para la edificación de Su Cuerpo. Todos somos iguales delante de Dios, lo que nos diferencia a unos y a otros son los dones que Él nos ha dado, los cuales debemos ponerlos al servicio de Dios, a fin de que Él exprese Su autoridad. Lo único grande que se debe levantar entre nosotros como Iglesias es el Señor mismo, pues de Él hemos recibido todo.
Nuestras funciones no deben ser causa de vanagloria, al contrario, debemos volvernos siervos de los santos a causa de lo que nos han encomendado. Permitamos, pues, que la autoridad de Dios se manifieste entre nosotros de manera orgánica. Todo en la Iglesia debe ser inherente a la naturaleza divina, por lo tanto, permitamos que Dios ejerza Su autoridad por medio de las funciones específicas que Él ha repartido a cada uno de los miembros que conforman Su Cuerpo. ¡Amén!
Apóstol Marvin Véliz
Hermanos yo creo que lo que Dios quiere ir formando en la iglesia es que nos activemos cada uno de nosotros y que vayamos funcionando conforme a los dones que el nos a repartido a cada uno de nosotros organicamente, eso significa que todos somos utiles para el Señor no nos quedemos con el don que el nos a dado y lo guardemos si no hagamolo funcionar para edificacion del cuerpo de cristo y que Dios se agrade de lo que nosotros estamos para su reino.Amen
ResponderEliminarhermanos cuan importante es que podamos usar lo dones que el Señor nos haiga dado en las reuniones de iglesia porque para el Señor es muy importante de que nosotros a la hora de reunirnos como cuerpo de cristo lo podamos expresar a el pormedio del don de cada uno para que asi podamos edificar a los hermano que estan en la iglesia amen
ResponderEliminar