TODO LO QUE ES DE DIOS DEBE TENER SU MISMA NATURALEZA ORGÁNICA-CORPORATIVA
Dios en Su Oikonomia divina quiso tener un cuerpo al cual eternizó (puesto que Él ya era Eterno). Proféticamente se dijo de Cristo: “Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo” (Hebreos 10:5). Desde antes de la fundación del mundo, Dios ya había decidido tener un cuerpo en el cual se pudiera manifestar, y permanecer eternamente. Eso fue el deseo de Dios, es una pregunta no cuestionable, a Dios le plugo habitar en un cuerpo.
En el tiempo designado, el Verbo (Dios en calidad de Hijo) vino a habitar en un cuerpo humano. Dios habitó en el cuerpo de Jesús, un cuerpo en debilidad, que ni siquiera fue tan glorioso como el de Adán, como dice Hebreos 2:14 “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo…”. El Señor adquirió un cuerpo de bajeza pero nunca pecó. Él nació como hombre, creció, llegó al tiempo de su ministerio, luego fue a la cruz, murió, y luego resucitó y ascendió con un cuerpo glorificado. El cuerpo físico de Jesús se eternizó, de modo que hasta el día de hoy, a la diestra del Padre en los Cielos está sentado un Dios-hombre.
Ahora bien, leamos con sumo cuidado el siguiente pensamiento: “Jesús (el Dios hecho carne), aunque vino a ser perfecto luego de la resurrección, quedó con un faltante”. Algo puede ser perfecto, pero puede tener faltantes. Por ejemplo, “si yo compro un vehículo nuevo, y mientras lo tengo estacionado fuera de casa le roban las llantas, puedo decir que el carro está perfecto pero le faltan las llantas”. A este concepto me refiero cuando digo que el que está sentado a la diestra del Padre tiene un faltante. ¿Cuál es ese faltante que tiene el Cristo glorificado? Ser orgánico-corporativo con la raza humana.
Como bien nos dice la Biblia, Dios es Triuno, es una unidad compuesta; explicar éstas cosas en palabras es sumamente difícil, pero aunque no lo entendamos en su totalidad, es una realidad que Dios es plural, y no singular. En nuestra gramática hay palabras que las podemos escribir en singular, pero encierran un significado plural, por ejemplo: “equipo”, nadie piensa en un “equipo” de una persona, sino pensamos que es algo conformado por dos o más personas. Similarmente es cuando hablamos de Dios, Él es Elohim, que significa: “Dioses”, es una palabra plural. La primera vez que la Biblia nos menciona a Dios en Génesis 1:1 usa este sustantivo plural “Elohim”, pues, Él es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Todo lo que comparte la naturaleza divina debe ser plural, así como Dios es plural. Cuando Dios hizo al hombre, lo hizo en plural, el primer hombre fue Adán y Eva, ellos eran dos, pero a la vez eran uno porque Eva estaba en forma de costilla en Adán. Ahora en el Nuevo Pacto, Dios hizo un nuevo Adán, y también lo hizo plural al darle como Cuerpo a la Iglesia. Cada vez que en una Iglesia hay divisiones, y no buscamos la unidad, nos metemos a serios problemas con Dios, pues, estamos atentando contra Su naturaleza.
Dios vino a este mundo en carne, en un cuerpo individual, a fin de hacerse uno con la humanidad. Dios no se encarnó en un cuerpo sin pecado como el de Adán, sino que el Verbo se encarnó en un cuerpo humano caído para hacerse uno con la humanidad caída. Luego, como bien sabemos, Él hizo la voluntad del Padre, murió en la cruz por todos nosotros, resucitó, y luego ascendió al Trono del Padre en condición de un hombre glorificado, sólo que subió siendo “un individuo”. Él, siendo Dios no podía ser singular, por esta razón Él tuvo que enviar al Espíritu Santo a los pocos días de su ascensión para tomarnos en Sí mismo, y así hacernos iguales a Dios, un ser plural.
Hace algunos años yo prediqué un tema en el que dije que la Vida del Señor Jesús en la tierra no terminó con Su ascensión, sino que siguió en el relato del libro de los Hechos. En realidad el que descendió en el Aposento Alto fue el Espíritu Santo, pero a la vez era el Señor mismo. Dice 2 Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad". En pentecostés el Señor Jesús volvió a venir a esta tierra para hacerse plural, a través del Espíritu vivificante. El Nuevo Testamento dice que el Señor dejó de ser pleno como individuo, que Él ahora es la “cabeza” del Cuerpo. La Iglesia, conformada por todos los santos es el Cuerpo de Cristo, de modo que Él sólo es pleno con nosotros. Acerca de esto dijo el apóstol Pablo: “…y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. (Efesios 1:22–23). La Iglesia es la plenitud de Cristo, es Su complemento. Podemos decir que somos la plenitud de Cristo en el sentido de que Él necesita de nosotros para ser igual a Dios, un ser orgánico-corporativo. La historia de Jesús no podía terminar con la ascensión de un individuo glorificado, la historia tenía que continuar, Él tenía que hacerse un Dios múltiple, tenía que tomarnos a nosotros para hacernos Su Cuerpo, Su expresión y manifestación acá en la tierra.
Tras lo expuesto anteriormente, ¿Podemos sopesar cuán importantes somos para Dios los creyentes que conformamos Su Cuerpo a través de una Iglesia Local? Y es más, debemos tener claro que todo esto tiene expresión únicamente cuando nos reunimos como Iglesia. ¡Oh!, Cuán importante es que nos reunamos en el Nombre del Señor como un Cuerpo orgánico.
Apóstol Marvin Véliz
Que hermoso plan el que tenia el Señor diseñado para nosotros y ahora como sus hijos, como sus obreros tenemos la gran responsabilidad de conformar el Cuerpo de Cristo, que podamos servirlo todos juntos organicamente y hacer crecer este hermoso evangelio.Amen
ResponderEliminarque hermoso es que ahora nosotros complementamos a cristo estando unidos como su cuerpo pero muchas veces estamos alejados de esa esfera porque somos muy individualista pero que eso ya no sea a si sino que podamos reunirnos como iglesia para asi poder conformar el cuerpo de Cristo amen
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