Ir al contenido principal

EVITANDO LAS DIVISIONES


EVITANDO LAS DIVISIONES 

1 Corintios 1:10 “Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos os pongáis de acuerdo, y que no haya divisiones entre vosotros, sino que estéis enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer”. 

Las divisiones son contrarias a la naturaleza de Cristo, por lo tanto, éstas deben evitarse en la Iglesia del Señor; no se puede manifestar a Cristo en un Cuerpo dividido. Nosotros los creyentes debemos tener la conciencia de que somos el Cuerpo místico de Cristo, somos Su Iglesia. 

El Señor nos ha provisto de una ligadura espiritual para que nos ajustemos a Sus planes eternos. Los miembros de Su Cuerpo venimos a convertirnos en una estructura espiritual donde fluye el Espíritu de Dios, pero sucede lo contrario cuando empiezan a haber disensiones, falta de amor, envidias, etc. Tales actitudes anti-cuerpo pueden dañar seriamente la estructura que nos liga como miembros del cuerpo de Cristo, hasta llegar al punto de disolverse una Iglesia local. 

Analicemos lo que El Apóstol Pablo habla acerca de la estructura del Cuerpo de Cristo, en 1 Corintios 3:3 “porque todavía sois carnales. Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como hombres?”; al ver que los Corintios empezaron a dividirse, Pablo les dijo que la dimensión del Cuerpo de Cristo se rompió entre ellos. Los Corintios optaron vivir como mortales, es decir, como viven los que no tienen a Cristo. Qué triste que en determinado momento los creyentes podamos vernos como simples hombres, reunirnos como cualquier club, o agrupación social, y no como el Cuerpo de Cristo. Qué importancia es mantenernos ligados e integrados a esta entidad espiritual que fluye cuando estamos en un mismo parecer. 

Cisma en el griego esta palabra significa dividir, romper, separar. En Mateo 9:16 dice: nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo; porque el remiendo al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor. Esta palabra Rotura es la misma Cisma, y tiene que ver con una división o una rotura. La Iglesia se divide cuando el caminar de sus miembros hacen o dicen cosas que causan que se pierda la armonía estructural de la iglesia. Debemos cuidar nuestro corazón para que nuestras actitudes y nuestras palabras no rompan la armonía ambiental que Dios ha puesto en el Cuerpo. 

Si somos creyentes espirituales entenderemos que, para estar en unidad con los hermanos, no necesitamos decir que estamos en unidad. El Señor Jesucristo dijo que debemos llorar con los que lloran y reír con los que ríen; esto quiere decir que nuestra alma se puede ajustar para que actué según el ambiente del cuerpo y no según nuestros deseos. Por ejemplo: Cuántas veces nos ha pasado que en una reunión, el ambiente nos invita a estar en seriedad y escuchar, pero a uno o a dos hermanos se les ocurrió hacer una broma o reírse de algo en ese momento. No es pecado tener momentos de alegría, pero que problema se vuelve cuando un hermano no entiende los ambientes en los que hay que mostrar seriedad. El hermano que no puede privarse de su risa en un ambiente en el que el Cuerpo está en seriedad, rompe con la estructura del cuerpo, rasga la unidad. 

Esta palabra griega “cisma” también la encontramos en Juan 9:16 “Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales señales? Y había división entre ellos”. Notemos que aquí todos eran fariseos, pero estaban divididos entre ellos a causa de sus opiniones. El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 1:11 “Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay contiendas entre vosotros; v:12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, yo de Apolos, yo de Cefas, yo de Cristo”. En estos pasajes vemos que si no podemos superar el aspecto de opinar lo mismo, causamos divisiones. Pablo no se está refiriendo a opiniones de doctrinas propiamente, sino, mas bien, a preservar la unidad, aunque tengamos diferentes maneras de pensamiento. 

También en 1 Corintios 12:25 expresa: a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. Este punto a tratar es muy importante; si nosotros no tenemos una actitud adecuada con los hermanos, también podemos causar división. El cuerpo humano está constituido por brazos, piernas, boca, nariz, etc, cuando éste se va desarrollando, todos sus miembros van creciendo conjuntamente. En el plano espiritual, el Cuerpo de Cristo debe ser igual; todos los miembros pertenecemos al mismo Cuerpo de Cristo. Si nos cuidamos los unos a los otros, todos creceremos juntos; y si estamos en un mismo parecer, todo el Cuerpo funcionará y accionará perfectamente. Ahora bien, veamos que en este pasaje la división o los divisionistas se enfocan en dos formas: 

Divisionista activo: Es el que siempre va en contra de la opinión armoniosa del grupo y los que siempre murmuran por las decisiones que se toman. Hermanos, si en la Iglesia ya se dio una orden, acatémosla sin murmurar; la opinión que usted da después de haber decidido todos corporativamente ya no es necesaria, más bien, sujetémonos obedeciendo con prontitud y con una buena actitud. 

Divisionista pasivo: Es el que nunca se preocupa por los miembros del Cuerpo, es aquel que no murmura, que no causa conflicto en las opiniones ni en las decisiones, pero simplemente no le importa lo que pase en la Iglesia. Si un hermano no cuida, no apoya, y no hace nada en beneficio de la Iglesia, aunque no se manifieste como un divisionista activo, no obstante, es un divisionista y un miembro perjudicial para el Cuerpo. Si usted es de los hermanos que no se involucra mucho en la Iglesia, tome una actitud diferente, participe y funcione según su don en la Iglesia porque su pasividad y su actitud no funciona causa división. 

Ahora bien, tomemos en cuenta los instrumentos que necesitamos para mantener la unidad: La mente y el parecer. 

Si nuestra mente es un agente no controlado, ésta será un perjuicio y no una ayuda para lograr la unidad del Cuerpo. Cuando por fuera somos unos y por dentro somos otros, seguramente nos convertiremos en divisionistas. Es tremendo cuando entre hermanos hay amargura o envidia, pues, esto rompe la unidad del Cuerpo. La mayoría de veces no se dicen los resentimientos, o las cosas que nos mantienen en desacuerdo con los hermanos, pero en nuestro pensamiento nos dividimos. Dice 2 Corintios 10:3 “Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; v:4 porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; v:5 destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo”. ¡Gloria al Señor!, Para todo, Dios nos manda Su auxilio a través de Su palabra; las fortalezas son las mentes opositoras que dicen: “yo no creo ese mensaje”, “yo no estoy de acuerdo con ellos”, etc. Hermanos, no confiemos en los razonamientos de nuestra mente, sino esclavicémosla a la obediencia de Cristo. No demos lugar a los argumentos, ni a las especulaciones en la carne, pues, con esto creamos divisiones. 

El Parecer también debe estar sometido a Cristo. El parecer es la actitud de convertirnos en jueces; muchas veces actuamos y juzgamos según nuestro sentir pero esto no debe ser así. Nosotros debemos actuar en obediencia al Espíritu de Dios, tratando de buscar Su buena voluntad, agradable y perfecta. El parecer humano es menos que nada ante el parecer de Dios, mejor busquemos al Señor, mantengámonos en comunión con Él, y así el fluir de Su Santo Espíritu nos guiará a la unidad con Su Cuerpo.

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. Hermanos a mi me llamaba la atencion como nosotros debemos actuar en medio del Cuerpo de Cristo y la actitud que debemos de tomar es simple y sencillamente hacer la voluntad de Dios y no la nuestra por que apesar de hacer las cosas por nuestra propia carne, por nuestro yo terminamos separando al cuerpo y eso es contrario a lo que el Señor quiere para su iglesia, pidamole a Dios que el sea el que obre en nosotros y que podas conformar el Cuerpo de Cristo todo unidos haciendo su voluntad.Amen

    ResponderEliminar
  2. Cuan importante es que podamos mantenernos unidos y en plena conunion con el cuerpo porque muchas veces nuestra naturaleza humana hace que haiga divisiones y peleas en medio del cuerpo porque nosotros como humanos queremos hacerlo que es nuestra voluntad en las iglesias y eso no debe ser asi si no que hermanos que siempre busquemos en las iglesia estar en paz y en armonia obedeciendo y cumpliendo la voluntad de Dios siempre amen

    ResponderEliminar
  3. Que palabra más impactante para mi vida!!! Y pensar que tantas veces he sido reprobada en esto, que pueda obedecer y no darle mas lugar a mi carne para q no se involucre y cause división y sea estorbo para algo tan maravilloso que es la unidad del cuerpo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si no posees cuenta de Google o de alguna otra que aparezca en el listado, puedes comentar con la opción de perfil anónimo y dejarnos tu nombre al final de tu escrito. Gracias.

Entradas populares de este blog

SUBIR AL MONTE Y EDIFICAR EL TEMPLO

SUBIR AL MONTE Y EDIFICAR EL TEMPLO Quiero empezar este artículo dando un pequeño contexto del pasaje que acabamos de leer. El profeta Hageo profetizó en los tiempos en los que los hijos de Israel regresaron de la deportación de Babilonia, después de setenta años. Cuando los israelitas regresaron a su tierra, toda la nación, incluido el templo, estaba en una total ruina. La mayoría del pueblo volcó su mirada a sus propias necesidades, pues, éstas eran más que obvias; pero dejaron a un lado la reconstrucción del templo de Dios. Fue en ese ambiente que el Señor levantó a Hageo y a Zacarías para que profetizaran al pueblo y lo estimularan a darle prioridad a la construcción de la casa de Dios.  El panorama que nos presenta Hageo en su libro, especialmente en el primer capítulo, se ajusta como un buen ejemplo, espiritualmente hablando, a la situación que como pueblo de Dios podemos llegar a vivir. Ciertamente el Señor nos ha sacado de la esclavitud de este mundo y nos ha tras

LA NECESIDAD DE SER DILIGENTES

LA NECESIDAD DE SER DILIGENTES INTRODUCCIÓN: Quiero empezar por decir que la diligencia es más que básica y necesaria para servirle al Señor. Recordemos que el servicio al Señor está relacionado con la Vida divina, y no sirve de nada que prediquemos y expliquemos que Cristo es el Salvador, si no impartimos Vida entre los hombres. Dios nos llamó a ser impartidores de algo intangible, así es Su naturaleza. Debemos tener conciencia que la Vida Eterna es la realidad más grande que el hombre puede alcanzar en este mundo, y a la vez, lo que nosotros debemos poner al alcance de los hombres. Dice  La Escritura en Juan 1:17 “Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo” . Es, precisamente, en este punto donde la diligencia se vuelve un factor de mucha importancia, pues para mantener el fluir de vida necesitamos ser diligentes, sólo de esta manera la vida de Dios estará activa en nosotros. Leamos los siguientes

CÓMO DESPOJARNOS DEL VIEJO HOMBRE

CÓMO DESPOJARNOS DEL VIEJO HOMBRE El Apóstol Pablo dice en Efesios 4:19   “y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas. v:20  Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera, v:21  si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en El, conforme a la verdad que hay en Jesús, v:22  que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos” . Pareciera que estos versos son una contradicción, ¿Acaso Cristo no solucionó con anterioridad el asunto de nuestro viejo hombre? ¿Acaso no fuimos libres en Cristo de nuestro pasado, o tenemos que obrar para alcanzar esa liberación? Ciertamente aquí vemos en escena al viejo hombre, pero antes de ver la existencia del viejo hombre del creyente, investiguemos qué quería darnos a entender  el apóstol Pablo al decirnos: “despojaos del viejo hombre”. En torno a esto dice Romanos 6:6  sa