LA ESENCIALIDAD DEL EVANGELIO ES ESTAR EN COMUNION CON EL HIJO
Hermanos, la esencialidad de nuestro Evangelio no es qué tanto “sabemos” de Dios o de la Bibia, sino qué tanta comunión y adhesión tenemos a la persona de Jesús. El Apóstol Pablo dice en 1 Corintios 1:9 “Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro”. Cuando Dios nos llamó al Evangelio, su intención fue que nosotros llegásemos a tener comunión con Jesús, sin embargo, nosotros lo convertimos en conceptos. Al inicio, nosotros llegamos a conocer a una persona, por lo tanto, debemos vivir en comunión con esa persona. A una persona no necesitamos memorizarla cómo es, sino que sencillamente la llegamos a conocer por la comunión que tengamos con ella o él. Es como el caso de una pareja de esposos, si bien es cierto que la mayoría se separan en el transcurso del día debido a sus diversas tareas, ninguno pasa haciendo un esfuerzo por no olvidar al cónyuge, ni tampoco pasan viendo a cada momento su Documento de Identidad para no olvidar su nombre, o su imagen. En una relación interpersonal, si existe comunión entre ambas partes, ninguno de ellos se necesita recordarse por medio de conceptos. El Evangelio debemos concebirlo de igual manera, se trata de comunión y no de conceptualización.
El fundamento del Evangelio no se trata de aprender doctrinas, ni tampoco de que el cristiano se ejercite en ciertas práctica morales; vivir el Evangelio tampoco es memorizar la Biblia. Hagamos memoria de nuestro nuevo nacimiento en Cristo, lo que nos aconteció ese día fue que el Padre tuvo a bien revelarnos a Su Hijo, y que Él viniera a habitar en nosotros. El Nuevo nacimiento no requiere un método, ni una liturgia a seguir, sino es espontáneo, práctico y se obtiene únicamente por medio de la fe.
La religión también nos enseñó que Cristo debe ser nuestro modelo a seguir, y yo no le estoy diciendo que no tenemos nada que aprender de Cristo, pero lo que debemos aprender tendrá que surgir de manera inherente a la Vida divina, es decir, mediante la comunión con Él. Si nosotros tratamos de aprender y luego querer tener Vida, estamos cometiendo un grave error, eso es tener un fundamento de ley. La esencialidad del Evangelio consiste en tener comunión con el Hijo, y de tanto estar en comunión con Él, de manera innata aprenderemos de Él y llegaremos a ser como Él.
Hermanos, antes de que sigan llenándose de doctrina, antes de seguir en un fundamento de ley, yo les exhorto a que tengan comunión con Dios. Levántense temprano y tengan comunión con el Hijo. Yo he aprendido a tener tal comunión con Dios, que mientras estoy predicando, mientras vivo, mientras trabajo, o mientras descanso, percibo a la persona del Señor morando en mi interior, y no sólo eso, a veces lo siento a la par mía, y cuando no lo siento, creo que está conmigo. A esto yo le llamo: “aprendizaje orgánico”, porque este es el conocimiento que debemos tener de Él. La esencialidad del Evangelio es la conciencia y la certeza que Él está con nosotros y que nada nos ha de separar de Él. ¡Oh!, hermanos, aún en nuestros errores, en nuestros pecados, Él jamás se va, lo que Él hace en esos momentos es redargüirnos. El Señor es nuestro abogado, Él nos defiende ante el acusador, y al estar en comunión con Él, Su persona nos alumbra y nos enseña que no debemos perseverar en el pecado. Tal aprendizaje no son conceptos, sino es el fundamento adecuado de la vida cristiana a causa de estar en comunión con el Hijo, pues, Él no sólo nos señala los errores, sino que está con nosotros y vigoriza nuestro espíritu para que no pequemos.
Hermanos, busquemos objetivamente la comunión con el Hijo al nomás levantarnos. No me vaya a mal entender, no le estoy diciendo que ore, que cante, o que lea la Biblia, le estoy diciendo que tenga comunión con la persona del Señor. Por supuesto, puede encontrar esa comunión con Él mientras lee la Biblia, canta, ora, está en silencio, etc. pero la esencialidad no está en el rito, o el ejercicio espiritual, sino en estar ante la persona de Jesús. Luego al salir a nuestro día laboral, no importa lo que hagamos, si estamos sentados en una oficina, o trabajamos arduamente bajo el sol, aún allí podemos estar en comunión con Él.
Dice Marcos 3:14 “Y designó a doce, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar”. Éste es el fundamento de nuestro Evangelio, estar con Él, si eso no se vuelve la esencia de nuestro Vida cristiana, lo que tenemos es un fundamento de ley. ¿Por qué razón el Señor llamó a doce hombres del vulgo para que fueran las columnas de la Iglesia? Porque Él quería darle un mensaje a la humanidad, Él no necesita el intelecto humano. El Señor llamó a doce, no para que le aprendieran “su manera de pensar”, sino a doce que tuvieran el testimonio y la experiencia de haber estado con Él. Para convivir con alguien no se necesita intelecto, sólo se necesita “estar”.
Leamos 1 Juan 1:1 “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida”. Mientras estudiaba estas cosas el Señor me habló un detalle a mi corazón. Entendí que el apóstol Juan quiso decir lo siguiente: “les voy a dar testimonio de lo que ví, lo que oí, y lo que palpé…”, por el Espíritu percibí que el Señor quería hacerme ver que Juan nunca dijo: “lo que aprendimos de Él…” porque el Señor nunca los llamó para que “lo aprendieran a Él” a través de Sus conceptos, sino el fundamento bajo el cual los llamó era que estuvieran con Él, que tuvieran la experiencia de estar con Él, y después, que salieran a contarles a otros acerca de Él; éste es el génesis y la esencialidad del Evangelio. ¡Atrevámonos por la fe a caminar con Jesús!
Apóstol Marvin Véliz
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