ARMONIZAR CON EL CUERPO DE CRISTO, SEGÚN LAS PALABRAS DEL SEÑOR JESÚS.
Dice Juan 17:11 “… para que sean uno, así como nosotros”. Y también leemos en Juan 17:21 “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. V.22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”.
Ser la Iglesia es un asunto que va más allá de ser salvos eternamente. En la mente de Dios una cosa son las almas que creen en Cristo, y otra cosa son aquellos que quieren llegar a ser parte de Su Esposa. Dios es tan amplio en misericordia, que algunos que predican el Evangelio se limitan a decir qué tan grande es el amor de Dios para con los hombres. Pero si alguien lo único que quiere es ser salvo eternamente, tenga por seguro que Dios ya le concedió esa salvación con solo creer en el sacrificio de Su Hijo. No hay duda de que todo el que cree en Cristo es salvo eternamente, no hay obra que lo haga merecedor, ni mala obra que lo descalifique, somos salvos por medio de la fe. Para ser salvos eternamente no tenemos que “creer y congregarnos”, basta con creer. Entonces ¿por qué debemos congregarnos? Porque es un asunto inherente a lo que nos aconteció al ser salvos, si es que hemos sido salvos verdaderamente. Toda persona que ha nacido de nuevo, percibirá en su interior el ADN, una genética divina, una naturaleza diferente que lo constriñe a amar lo que Dios ama, por lo tanto, se sentirá impulsado a estar con aquellos que también tienen la misma fe. Si usted ya es salvo, no se resista a armonizar con Dios y Sus planes. Esto que estamos compartiendo no es un invento de hombres, ni es el plan de “Fulano”, es la Oikonomía que Dios ha presupuestado para todos los que quieren ser uno con Él. Sólo reuniéndonos en el Nombre del Señor podremos conformar Su Iglesia.
Tan importante es armonizar con Dios, como también armonizar con Su Cuerpo que es la Iglesia. Si nosotros procuramos armonizar con Dios pero no ponemos de nuestra parte para armonizar con Su Cuerpo, seremos miembros individualistas con los cuales Dios no podrá contar. ¿Cómo armonizamos con el Cuerpo de Cristo? Contribuyendo con la unidad. No hay otra forma de armonizar con el Cuerpo, que estar dispuestos a preservar la unidad de todos los miembros con el fin de ser Uno.
Ahora bien, cuando nosotros hablamos de la unidad, indiscutiblemente, esto nos conecta con la naturaleza divina. La unidad de la que estamos hablando trasciende a lo humano, porque estamos hablando del Cuerpo de Cristo. No queremos confundir el sentido de “unidad” desde un punto de vista humano, a lo que nos dice al respecto el Nuevo Testamento. En los pasajes que acabamos de leer, vemos que la unidad a la que el Señor está haciendo referencia, deja implícita la naturaleza divina; por eso en el contexto el Señor dice: “así como nosotros”. No perdamos de vista que la unidad del Cuerpo de Cristo es trascendental a nuestra condición humana, y que es inherente a la naturaleza Divina, pero no por eso quedamos excluidos de responsabilidad para que ésta se pueda lograr en la Iglesia.
Apóstol Marvin Véliz
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