¿POR QUÉ NOS CUESTA ARMONIZAR CON DIOS?
Sin lugar a dudas la naturaleza de los seres humanos es terrenal e individualista. Esta naturaleza se manifiesta en la tendencia que tiene el hombre de vivir para sí mismo. En otras palabras, al hombre caído le importa primero él mismo, luego él mismo, y en último lugar él mismo. Por otro lado, la naturaleza de Dios es contraria a nosotros, Él es un “Dador”, Él es amor, y por ser amor lo entrega todo. A raíz de esta realidad, el primer gran impedimento que tenemos para poder armonizar con Dios es que nuestra naturaleza se encuentra en un estado degradado que es contraria a la naturaleza de Dios.
Cuando Dios creo al hombre a su imagen y semejanza, en el huerto del Edén, el hombre estaba en total armonía con Dios, de manera que Adán no solo tenía comunión con Él, sino que lo entendía, y trabajaba para Él. En los primeros capítulos de Génesis podemos ver como Dios le delegaba determinadas tareas a Adán, y éste las podía llevar a su cumplimiento porque estaba en total armonía con su Creador. La naturaleza primigenia del hombre (no caída) estaba en total armonía con Dios, pero ese ya no es el caso de nosotros, ahora nosotros somos terrenales e individualistas. Dice Mateo 9:36 “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Este pasaje dice que el Señor vio a los hombres como ovejas sin pastor, dispersos, individualistas, cada quien caminando por su cuenta, cada quién forjando su propio sendero. Este es un reflejo de nuestra naturaleza, a todos los seres humanos nos gusta caminar de forma independiente.
Permitámosle al Señor que sane nuestras vidas, dejemos que Él opere en nuestro ser, de modo que ya no seamos piedras de tropiezo, sino piedras adecuadas para el edificio que Dios está construyendo, que es la Iglesia.
Dice 2 Corintios 5:15 “y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. Este pasaje nos comprueba que la manera normal de vivir de los hombres (debido a su naturaleza caída) es vivir para sí mismos. Pero el deseo de Dios es que ahora que somos hijos Suyos ya no vivamos para nosotros mismos sino para Él y para Sus propósitos eternos. Esto es definitorio, esto debe elevarnos la visión, definitivamente todos los hijos de Dios tenemos que vivir para armonizar con Él. Si no tenemos claro este punto, lejos de edificar con Él vamos a destruir lo de Él. Pensemos cuánto vale el Plan de Dios, pensemos desde cuando Él lo diseñó; no somos más sabios que Él, por lo tanto, no tenemos otra opción que adherirnos a Él y a Su Plan Eterno que es la Iglesia.
Apóstol Marvin Véliz
Que podamos dejar de pensar solo en nosotros sino que podamosdarle nuestra vida a Dios para poder armonizar con el y ya dejar de ser individualistas y solo pensar en nosotros amen
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