CAMBIAR NUESTRA PRÁCTICA DE IGLESIA NO ES SÓLO UNA NUEVA MODALIDAD.
Desde hace algún tiempo atrás, la comunidad de Iglesias que caminamos en comunión, las cuáles coordino a través del ministerio apostólico que el Señor me ha dado, hemos venido cambiando nuestra práctica de la Iglesia.
Gracias a Dios, hemos sido bendecidos por la doctrina de hermanos de antaño que también caminaron esta ruta. Sería injusto no agradecer al Señor por la vida de siervos como el hermano Watchman Nee, Gene Edwards, Witness Lee, y otros hombres más de quienes hemos aprendido mucho. No obstante, también hemos echado mano de la revelación de la palabra que Dios en su momento nos ha venido dando, así como la experiencia (a prueba y el error) de lo que hemos aprendido mucho.
La razón de hacer cambios en nuestra práctica de Iglesia es con el fin de ir a la par con la revelación que recibimos en la palabra. Una manera normal de avanzar y desarrollarnos como Iglesias según la Oikonomia del Nuevo Testamento, es recibir revelación, y luego ponerla por obra. Otra manera orgánica de desarrollarnos es por medio de “la imitación”, pues, así como en lo natural desde niños aprendemos de nuestros padres, así también en lo espiritual aprendemos de los que llevan la delantera. Para las Iglesias locales, la imitación es una ventaja, y a la vez una desventaja. Es una desventaja porque si nos quedamos anclados a la tradición evangélica, cada vez nos distanciaremos más del modelo de Iglesia Neotestamentaria; pero es una ventaja si caminamos con creyentes que tengan la revelación de lo que es una Iglesia viviente.
En una ocasión el Señor Jesús dijo:
“Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar” (Marcos 2:22).
Llamémosle odre viejo a la liturgia que heredamos como Iglesias Protestantes. Si reconsideramos los odres que hemos heredado de la religión evangélica, nos encontramos con prácticas muy antiguas, que pensar en cambiarlas, o eliminarlas nos resulta casi imposible. Muchas de las doctrinas inamovibles que la Iglesia evangélica practica hoy en día son el resultado de la ambición de los líderes, y no necesariamente la revelación del Nuevo Testamento. Dios nos ayude a echar el vino nuevo en odres nuevos, es decir, que nuestras reuniones de Iglesia sean acordes a la Oikonomia Neotestamentaria.
Algunas personas que nos han visto desde ya hace varios años cambiar nuestra práctica de Iglesia, han hecho comentarios de que solamente hemos cambiado la modalidad de hacer nuestras reuniones, sin embargo, “todo sigue siendo prácticamente lo mismo”. Tales personas aseveran que cambiar la forma de hacer Iglesia es como cuando alguien se pone una camisa azul, y al día siguiente se pone una verde. El cambio de ropa da cierto cambio de aspecto, pero la persona sigue siendo la misma. Este tal vez no sea el ejemplo más apropiado para hablar de la práctica de la Iglesia. Para el caso de una persona, tienen razón de decir que la ropa no hace ningún cambio físico, sin embargo, al hablar de la Iglesia, una práctica distinta a la original sí cambia totalmente la naturaleza de ésta.
Los cambios que hemos realizado en nuestras Iglesias locales, al parecer han sido pequeños e insignificantes; no obstante, han valido la pena. La experiencia que nos han brindado estos pequeños cambios han hecho una diferencia muy marcada, y como resultado, es lo que hoy por hoy nos da mayor seguridad para predicar este Evangelio. Estos cambios no son ocurrencias, o gustos nuestros, sencillamente estamos tratando de respaldar nuestra práctica de Iglesia a la luz de lo que nos dice el Nuevo Testamento. Obviamente, hay cosas que aún persisten en nosotros como vestigios de la religión evangélica. Pero esperamos en Dios continuarnos depurando de todo aquello que “no” corresponde a la doctrina que nos impartió el Señor Jesucristo y Sus apóstoles. Los cambios que estamos haciendo no son sólo para cambiar de imagen, tal como el ejemplo que poníamos de alguien que se cambia de camisa, sino son cambios fundamentales que van en pro de parecernos a la Iglesia Neotestamentaria.
Apóstol Marvin Véliz
Claro, no se trata de buscar algo "nuevo" como muchos han errado si no mas bien de volver a lo original. Interesante como pone el concepto de "prueba y error". Si nos equivocamos al tratar de parecernos más a la iglesia neotestamentaria, lo haremos del lado de un corazón que anhela agradarle mas y por lo tanto no habrá un Dios molesto con nosotros. Alguien dijo una vez:
ResponderEliminar- Prefiero tener el corazón correcto que la respuesta correcta, porque si tengo el corazón correcto Dios puede llevarme a la respuesta correcta...