“SI SOMOS DISCÍPULOS, Y NO SOLO CREYENTES, JAMÁS EL SEÑOR NOS DEJARÁ COMO ESTAMOS”
Prestemos atención a la frase que hemos usado como tema: “Si somos discípulos, y no sólo creyentes, jamás el Señor nos dejará como estamos”. Nadie está exento de pruebas, y situaciones adversas en la vida sólo por ser Hijo de Dios. Dice Hechos 14:22 “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Pablo no era un motivador, pero tampoco era un pesimista; él era sensato en sus palabras. Él animaba a los discípulos a seguir en la fe, pero les hacía ver cuán necesarias eran las tribulaciones para poder entrar en el Reino de Dios. Dice también Filipenses 1:29 “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él”. No creamos que por ser discípulos del Señor no vamos a sufrir en la vida.
En lo natural, las personas que se dedican al físico-culturismo pueden dar fe de cuánto sufrimiento implica llegar a tener un cuerpo escultural. En el plano espiritual es lo mismo, si alguien quiere ser verdaderamente libre tendrá que padecer. Recordemos que la Vida Divina es como un árbol, que va creciendo, que se va abriendo camino en medio de lo que sea; así es la Vida Divina en el plano de lo espiritual, ella se abrirá paso, aún así nos toque perder, dejar, soltar, sufrir, etc. tenemos que darle el permiso al Señor para que Su Vida desmantele todo lo que nosotros hemos edificado en nuestro Falso Yo. En breves palabras el “Falso Yo” es nuestro “Yo” revestido de una falsedad a raíz de lo que experimentamos en nuestro desarrollo emocional.
Si nosotros nos resistimos a la obra Divina muy probablemente Dios nos va a respetar nuestra decisión, o tal vez, Él va a optar por un camino que lleve más años. Lo que sí es cierto es que los que decidimos ser discípulos vamos a ser quebrados, al punto que ya no vivamos para nosotros mismos.
La doctrina de paz, poder y prosperidad es el mayor engaño que los hombres han inventado para presentar a un dios falso. Muchos de los que predican esta doctrina, ni siquiera están conscientes de lo que hacen. De principio a fin, la Biblia nos testifica que los que se acercan a Dios siempre experimentan cierto padecimiento. Desde Génesis hasta Apocalipsis podemos ver que los que han sido lavados y emblanquecidos de sus vestidos han pasado por diversas tribulaciones. Dice Apocalipsis 7:13 “Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Sólo el quebrantamiento hace posible que el hombre vuelva a ser reconfigurado a lo que Dios pensó originalmente. A veces es necesario que sucedan cosas de manera externa para ser desmantelados del Falso Yo, o quizás nada sucederá por fuera, pero seguramente Dios permitirá que sucedan muchas cosas en nuestro interior para que Su Vida crezca y nos liberte. Sólo de esta manera seremos verdaderamente libres. Dígale "no" a la doctrina de la prosperidad, y afirme su rostro para apegarse a los planes de Dios. Dice Lucas 9:51 “Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén”. Sigamos el ejemplo del Señor Jesús, Él estuvo dispuesto a ser quebrado. Hay un canto muy hermoso que dice:
“… no te detengas Señor hasta haber
acabado tu obra en mi vida.
No te detengas Señor hasta haber transformado
mi corazón…”.
Afirmemos nuestros rostros para ir a nuestro Calvario. Tengamos confianza para abandonarnos en las manos del Padre, ya que al final de ese camino estará nuestra liberación.
La Biblia narra la historia de uno de los patriarcas de Israel, nos referimos a Jacob, un hombre que estaba decidido a ser transformado. Esto lo podemos leer en Génesis 32:24 “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 25Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí”. Tal determinación a muerte es la que necesitamos para ser transformados, el quebranto es inevitable.
La mejor de las terapias divinas es la crisis. Algunos quizás en sus problemas hasta han pensado ponerse en control con un psicólogo, pero no se dejen engañar, ningún hombre los va a cambiar, sólo Dios. Dios es el mejor terapeuta que podemos encontrar, y uno de sus métodos para liberarnos es someternos a la crisis. Él sabe que sólo así podemos ser libres de nuestro Falso Yo. Dios no es cruel, al contrario, Él es amor; pero recordemos que “si somos discípulos, y no sólo creyentes, jamás el Señor nos dejará como estamos”.
Apóstol Marvin Véliz
Comentarios
Publicar un comentario
Si no posees cuenta de Google o de alguna otra que aparezca en el listado, puedes comentar con la opción de perfil anónimo y dejarnos tu nombre al final de tu escrito. Gracias.