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SER LA IGLESIA, Y PARTICIPAR DE LA IGLESIA SON DOS COSAS MUY DISTINTAS.


SER LA IGLESIA, Y PARTICIPAR DE LA IGLESIA SON DOS COSAS MUY DISTINTAS.

Al creer en Cristo, somos salvos, nuestro espíritu es regenerado, nos afilian a la familia divina, y nos bautizan en el Cuerpo de Cristo; en otras palabras, venimos a ser miembros de Su Cuerpo. El Cuerpo de Cristo (que es la Iglesia) es Universal, intangible, invisible, pero existe, es real, sólo que aquí en la tierra necesita una entidad física que lo manifieste y lo exprese. El Cuerpo de Cristo es amplio, todo el que cree en Jesús puede ser un hijo de Dios, sea así católico, evangélico, luterano, etc. si cree en el Señor es salvo, y por lo tanto, es un miembro de Su Cuerpo.

Ahora bien, una cosa es ser parte de la Iglesia, y otra cosa es participar de la Iglesia. En palabras más didácticas podemos decir que, todos los hijos de Dios somos parte de la Iglesia Universal, pero no necesariamente todos estamos participando de ella. La Iglesia y las Iglesias locales son dos temáticas muy diferentes; si bien es cierto, ambas tienen relación, no son lo mismo. La Iglesia Local es la reunión de los santos y fieles que se congregan para ser la expresión del Cristo múltiple, y darle así, desarrollo al Plan Eterno de Dios. Todo el que es Hijo de Dios es parte del Cuerpo de Cristo, pero no todos los hijos de Dios participan como miembros de Su Cuerpo. La única manera de participar del Cuerpo de Cristo es siendo parte de una Iglesia Local.

La Iglesia Local, aunque tiene una referencia en singular, es una entidad plural. Por ejemplo, la Biblia nos habla de la Iglesia en Corinto (no habían dos, era una sola), sin embargo, estaba conformada por todos los santos que vivían en Corinto, es decir, era una unidad compuesta por los santos y fieles que vivían en esa localidad. Dice Hechos 2:47 

“Y el Señor añadía a la Iglesia los salvados de día en día” 
(Biblia Moderna de Pratt). 

Según esta traducción sí es necesario hacer una diferencia entre La Iglesia (Universal) y Las Iglesias (Locales). De manera didáctica podemos decir que “La Iglesia” es el Cuerpo de Cristo, y que Las Iglesias expresan a Cristo. Si somos hijos de Dios, somos parte de La Iglesia, somos Su Cuerpo; pero no podemos participar de la expresión del Cuerpo de Cristo a menos que nos reunamos con la Iglesia local. Si yo hablo de “La Iglesia en Berea”, me estoy refiriendo a La Iglesia local conformada por los santos que viven en Berea. La Iglesia Local es la autorización divina para que dos o tres creyentes se reúnan en el Nombre del Señor, en medio de quienes Él podrá expresarse. Las Iglesias locales, por lo tanto, son la expresión física del Cuerpo de Cristo.

Los apóstoles concentraron su labor ministerial en las Iglesias Locales, no en “La Iglesia”. El trabajo que se debe hacer por la Iglesia es anunciar las Buenas Nuevas de Salvación a toda criatura; pero el trabajo apostólico no se centralizó en tal predicación salvadora, más bien los apóstoles se dedicaron a fundar, establecer, y velar por el desarrollo de Las Iglesias locales. Cada Iglesia local es una “Sucursal del cielo”, tiene la autorización divina para ser el Cuerpo de Cristo acá en la tierra.

Nadie puede decir que participa de la Iglesia si no se reúne con los hermanos de su localidad. Es obvio que hay motivos a veces para no reunirse, por ejemplo: un viaje, una enfermedad, trabajo extra, etc. pero a parte de lo ocasional, debe existir una regularidad para congregarse. Hoy en día existen muchos matrimonios “virtuales”, a veces los maridos se van al extranjero a trabajar y pasan años comunicándose a distancia, y según ellos viviendo a miles de kilómetros su relación va a prevalecer, sin embargo, la experiencia les muestra que no es así. Podemos decir que tales personas están casadas pero no “practican” el matrimonio. Así hay también muchos cristianos “virtuales”, creyentes que no se congregan fielmente, que sólo van a las reuniones muy de vez en cuando, en realidad ellos son parte del Cuerpo de Cristo pero no están participando de la Iglesia. No podemos ser la Iglesia de Cristo a distancia, tal concepto no existe. Es impresionante como el apóstol Pablo tenía tal comunión con las Iglesias, que aun cuando estaba encarcelado les decía qué hacer, los aconsejaba, los reprendía, pero nunca se le ve desligado de la comunión orgánica con el Cuerpo de Cristo. En aquellos tiempos el apóstol Pablo hacía grandes esfuerzos por estar en comunión con los hermanos, él tenía grandes obstáculos a causa de las distancias, y los religiosos de su tiempo que lo perseguían y lo apresaban. El colmo de hoy en día es que los hermanos teniendo toda libertad de congregarse no lo hagan.

Cuando dos, tres, o más hermanos se reúnen en el Nombre del Señor como una Iglesia local, se convierten en la expresión y la manifestación de Cristo. Si en una ciudad solo hubieran tres creyentes, pero no se conocieran entre ellos, pudiéramos decir que ellos “son” el Cuerpo de Cristo en esa ciudad, pero no podríamos decir que ellos expresan y manifiestan al Señor. La única manera en la que estos tres hermanos pueden ser, en la práctica, el Cuerpo de Cristo, es reuniéndose. Si se reúnen con responsabilidad y constancia en el Nombre del Señor, ellos se convierten en la Iglesia de esa localidad. Sólo hasta que se reúnan podrán decir que el Cristo múltiple se está gestando a través de ellos en esa localidad. No importa que no sean multitud, basta con dos o tres, pero deben estar fielmente juntos y en armonía.

El Señor no anda buscando únicamente que la gente se convierta al Evangelio, ni tampoco busca cristianos que asistan a reuniones de Iglesia, lo que Él busca son cristianos que se reúnan en Su Nombre con el fin de poner en práctica Su Oikonomia divina porque entre los tales surge la verdadera Iglesia, Su Cuerpo. En una ocasión el Señor Jesús le dijo a Pedro: 

“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. 
(Mateo 16:17–18). 

¿A qué tipo de Iglesia se estaba refiriendo el Señor? ¿A las iglesias que los hombres levantan a su antojo, o a las que se edifican según Su Oikonomia? ¿Qué Iglesia será capaz de prevalecer ante las puertas del Hades? Es obvio, que sólo Las Iglesias que estén plantadas según el corazón de Dios.

Para hacerle guerra al reino de las tinieblas no se necesitan multitudes, ni tener el mejor templo de la zona, lo que se necesita es que dos ó tres hermanos se reúnan en el Nombre del Señor para ser una Iglesia conforme a Su corazón, y que así se ocupen de darle avance al Plan Eterno de Dios.

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. Tan claro como la analogía misma del cuerpo. De qué me sirve tener órganos dentro de mi cuerpo que no cumplen con su función? Son parte de mi cuerpo porque están en mi cuerpo pero no sirven. Muy bueno hermano.

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