LAS IGLESIAS DEBEN GUARDAR LAS ORDENANZAS DOMESTICAS DADAS POR UN APÓSTOL CON EL FIN DE SER ORIENTADOS DE UNA MEJOR MANERA.
LAS IGLESIAS DEBEN GUARDAR LAS ORDENANZAS DOMESTICAS DADAS POR UN APÓSTOL CON EL FIN DE SER ORIENTADOS DE UNA MEJOR MANERA.
Debemos tener en cuenta que al referirnos al ministerio apostólico, no necesariamente es lo que más se habrá de evidenciar en una Iglesia local. Es como que hablemos de lo importantes que son los cimientos de una casa, no por ser importantes son la parte más vistosa de la casa. Los apóstoles son más o menos como hablar de los cimientos de una casa, no los puso Dios para que sean vistos, sino que sean funcionales en su ministerio. Dios dejó establecido que las Iglesias locales tuvieran comunión con los apóstoles.
Hermanos, muchas cosas que yo les enseño, no esperen a que les diga enfáticamente que es una “orden apostólica”. Cuando yo llego al punto de decir: “esto es una orden”, es porque percibo que no hay mucha obediencia al respecto, pero no debería ser así. Por ejemplo, cuando yo estoy en mi casa y le digo a mi esposa que me sirva un café, no necesito decirle: “Mercy, le ordeno que me sirva una taza de café”, ya se sobre entiende que lo que yo le diga es una orden, no necesito hablarle en ese tono. De la misma manera espero que ustedes valoren las cosas que muchas veces les sugiero, aprendan a captar que aunque yo diga las cosas a manera de sugerencia, en el fondo ustedes deben considerarlas como ordenanzas a las cuales deben obedecer en el Señor.
Lea conmigo las siguientes citas en las que se evidencia la manera en la que los apóstoles se dirigían a las Iglesias.
2 Tesalonicenses 3:4 “Y tenemos confianza en el Señor respecto de vosotros, de que hacéis y haréis lo que ordenamos”.
Muchas veces he tenido la costumbre de apuntar lo que digo para cerciorarme si los hermanos hicieron lo que les pedí; pero a la verdad, no debería hacer eso. En todo caso, los que entran en conflicto con Dios por no obedecer son ustedes. El Reino de Dios no se puede edificar si no hay obediencia. Yo quiero caminar de la misma manera de Pablo, él tenía confianza en los hermanos de que iban a hacer lo que les había ordenado. Entiendan que yo no soy un “pastor” evangélico, y que tampoco puedo estar todo el tiempo en cada una de sus iglesias, por lo tanto, cuando yo esté con ustedes atiendan lo que les digo, y luego, obren de esa manera.
Dice también 2 Tesalonicenses 3:6 “Ahora bien, hermanos, os mandamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la doctrina que recibisteis de nosotros”.
Pablo tenía la libertad de decirle a los hermanos que no se juntaran con ciertas personas. Pablo no decía esas cosas sólo porque alguien le caía mal. Hermanos, esto es la Iglesia del Señor, yo jamás les daré una ordenanza de esta índole sólo por que alguien no me caiga bien. Yo he soportado a los malos, he soportado la carnalidad de muchos hermanos, pero cuando yo les diga cosas como estas, sepan que Dios me ha hablado y que es necesario que la Iglesia no se junte con tales personas.
Dice más adelante en 2 Tesalonicenses 3:12 “A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan”.
Pablo quería que la Iglesia no se juntara con éstos “hermanos” desocupados que no buscaban la manera de trabajar. Aunque usted no lo crea, a Pablo le chocaban en extremo los hermanos haraganes, por tanto, también a ellos les dice que busquen trabajo, y que así se ganen el sustento para sus casas.
En otro caso que hubo en Corinto (1 Corintios 5), ustedes se recordarán como el apóstol Pablo les ordenó a los hermanos que entregaran a un hermano, que vivía en pecado, en manos de Satanás. Pablo les dijo que le retiraran la comunión a tal persona. Acerca de ese caso, tiempo después les dice en 2 Corintios 2:8 “Por lo cual os ruego que reafirméis vuestro amor hacia él. v:9 Pues también con este fin os escribí, para poneros a prueba y ver si sois obedientes en todo”. Pablo les dice en este verso a los hermanos, que así como le obedecieron para no tener comunión con aquel hermano, que también le obedezcan volviéndolo a amar y a recibir como un miembro de la Iglesia local. Los hermanos de Corinto le obedecían a Pablo aún en amar, o no amar, a los hermanos.
Dice también 2 Corintios 7:14 “Porque si en algo me he jactado con él acerca de vosotros, no fui avergonzado, sino que así como os hemos dicho todo con verdad, así también nuestra jactancia ante Tito resultó ser la verdad. v:15 Y su amor hacia vosotros abunda aún más al acordarse de la obediencia de todos vosotros, y de cómo lo recibisteis con temor y temblor. v:16 Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros”. Pablo se jactaba de la obediencia de los hermanos de Corinto. Un día el hermano Tito fue con los Corintios y regresó impresionado de la obediencia que los hermanos mostraban hacia las ordenanzas de Pablo, es por eso que él los elogia, porque su jactancia de ellos no fue en vano. Hacia esto debemos encaminarnos, a una obediencia doméstica. La comunión que las Iglesias necesitan con los apóstoles, tiene implícito el obedecer; para eso los puso Dios en las Iglesias, para instruir domésticamente en las diferentes necesidades que se presentan en las localidades.
Dice Filipenses 2:12 “Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”; Yo sé que tenemos que obedecer a muchas personas en diferentes circunstancias de la vida, pero eso no define que son una autoridad directa. Por ejemplo, si una hermana va en su automóvil y la para un policía, ella debe obedecerle, pero no sólo porque debe obedecer va a creer que es su marido, ella como esposa le debe una sumisión constante sólo a su marido, sin embargo, ocasionalmente debe obedecer a la autoridad vial. Eso nos muestra que la relación de las Iglesias con los apóstoles van más allá de las doctrinas, pues, muchos siervos de Dios pueden impartir enseñanzas, pero las ordenanzas domésticas sólo las imparten los apóstoles. Según este verso Pablo llegaba a las Iglesias, les daba ordenanzas y él esperaba que en su ausencia los hermanos siguieran obedeciendo a sus palabras. Los Filipenses eran obedientes en presencia y en ausencia de su apóstol; así deben ser las Iglesias hasta el día de hoy, deben obedecer aun en la ausencia física de sus apóstoles.
La comunión de los apóstoles con las Iglesias debe ser una relación directa como la que existe entre un padre con su hijo, pero también debe evolucionar como cuando los hijos se casan y se van de la casa. Yo recuerdo que en todos los años que mis hijos vivieron en mi casa, jamás les di el derecho de tener áreas exclusivas, siempre tuvimos acceso a sus cuartos y a todas sus cosas, jamás les permitimos tener áreas autónomas mientras estuvieron en nuestra casa. Ahora que mis hijos ya crecieron, y ya están casados, cuando yo llego a sus casas ya no hago lo mismo, aunque ellos me dan toda la confianza del mundo, yo les pido autorización para tomar algo de sus casas porque las cosas ahora son diferentes. De la misma manera espero que crezcan las Iglesias locales que el Señor me ha permitido fundar, que llegue el día en el que ya no tengamos que hacer uso de una severa autoridad. Yo anhelo que ustedes crezcan y reinen, porque ese día yo también reinaré con ustedes. Yo deseo que Dios les de corona, porque el día que eso suceda, Dios también me premiará a mi. Por eso les insto a que crezcan, que ya no sean niños, que un día ya no tengan necesidad de recibir ordenanzas domésticas, sino que obren en todas las cosas en base a lo que Dios les hable.
Hermanos de las diferentes localidades en todo el mundo, aviven la comunión con sus apóstoles. Si ustedes quieren mantener la vida orgánica de la Iglesia, es imprescindible que ustedes caminen en comunión con el apóstol que el Señor les ha puesto. No caminen en orfandad como lo hacen las Iglesias institucionales, pues, aunque tienen muchos dones, crecen en número, etc. no tienen una paternidad espiritual y un desarrollo adecuado según la Oikonomia de Dios. Hoy en día ya casi nadie sabe para qué sirve un apóstol en una Iglesia local, pero si ustedes anhelan caminar y desarrollarse conforme al diseño divino, es más que indispensable, establecer los vínculos y la comunión con los apóstoles.
¡Amén!
Apóstol Marvin Véliz
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