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SOIS LA SAL DE LA TIERRA: PARA PRESERVAR


SOIS LA SAL DE LA TIERRA: PARA PRESERVAR

Mateo 5:13 
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres”.

¿Por qué el Señor nos comparó con la sal? En primer lugar, porque una de las funciones más grandes de la sal es preservar. Todos conocemos el muy famoso “pescado salado” (platillo típico que se sirve en los países de nuestra región). Estos pescados, luego de ser limpiados, se salan completamente, precisamente para que no se echen a perder, pues, la sal tiene la propiedad de detener la corrupción en las cosas. 

Hermanos, el Señor desea que nosotros seamos agentes de cambio, que seamos contrarios a la corrupción que hay en el mundo. Creo que es incorrecto que nos paremos a pregonar aquello que de alguna manera no experimentamos nosotros mismos. El Señor dijo que somos la sal, y no que habláramos sobre el tema de ser la sal. Estas palabras del Señor debemos tomarlas con mucha responsabilidad.

El Señor pretende que todos Sus hijos sean sal en este mundo, que con sus vidas puedan ser preservadores, que detengan la corrupción, que sean instrumentos por medio de los cuales las almas encuentren una manera de volverse de sus caminos corrompidos. En la Biblia vemos testimonios impresionantes de hombres que fueron sal para sus generaciones, hombres como Noé, o como Lot en Sodoma, ellos fueron sal, invitaron a los suyos a salir de la corrupción, no solo predicándolo, sino viviéndolo. 

El Señor le dijo a Sus discípulos: 

“… si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres”. 

Nosotros somos la sal, pero debemos ser responsables para salar. En otras palabras, nosotros mismos debemos aprender que la vida en Cristo en nosotros nos hace huir de la corrupción. El Apóstol Pedro dijo: 

“Porque el tiempo ya pasado os es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y abominables idolatrías. Y en todo esto, se sorprenden de que no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios” 
(1 Pedro 4:3-6). 

Hermanos, debemos comprometernos con Dios para que en verdad cumplamos la función de ser “sal” aquí en la tierra. Cuando el Señor nos alcanza, ya en Su mente está, no solo bendecirnos como hijos, sino formarnos como súbditos de Su Reino. Él nos alcanzó para presentar nuestro testimonio a los demás como gente que por la gracia y la misericordia de Dios ha salido de la corrupción del sistema de este mundo.

Dice Gálatas 1:3 “Gracia a vosotros y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo, v:4 que se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”, 

En estos versos vemos dos obras de parte del Señor, la primera es cuando dice: “Él cual se dio a sí mismo por nuestros pecados…”, esto es para que nosotros fuéramos salvos; la segunda es cuando dice: “…para librarnos del presente siglo malo…”. En su carta a los Colosenses dice esto de la siguiente manera: “Porque El nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado…” (Colosenses 1:13). Para Dios, nosotros ya no somos de este mundo, por lo tanto, deberíamos ser como la sal, incorruptibles, preservadores, diferentes. La gente debería percibir en nosotros una sazón distinta, para eso nos llamó y nos sacó nuestro Señor del Reino de las tinieblas. Somos llamados a vivir como sal, presentando un testimonio de vida ante el mundo. 

En cuanto a las palabras que dijo el Señor: “Vosotros sois la sal de la tierra…”, podríamos parafrasearlas de la siguiente manera: “Dios nos ha puesto en este mundo para que seamos la opción con la cual el mundo deje su vida de corrupción”. Somos el organismo viviente de Dios en la tierra, somos los únicos que podemos proponerle al mundo la gracia de Dios para que sean libres del pecado, y vivan en este mundo justa, sobria y piadosamente.

Cuando hombres y mujeres comprometidos a ser sal, le presentan a alguien el Evangelio, allí es donde el testimonio y la vida de santidad viene a ser de gran utilidad para el Señor. El propósito de presentarle el Evangelio a alguien es mostrarle que la economía de Dios transforma. Si bien es cierto, nos restringe y nos limita la carne, no obstante, nos provee una vida próspera, abundada y victoriosa. No concibo que una Iglesia endeble y llena de pecado tenga impacto sobre otros a la hora de presentar el Evangelio. Una cristiandad llena del menú que este mundo ofrece, atiborrada de toda corrupción, es incapaz de presentar el mensaje del Señor; tenemos que mostrar con nuestras vidas que guardarse, vivir con temor de Dios, ser honrado y justo es mucho mejor que corromperse.

El Señor no duda que nosotros seamos sal, ni siquiera preguntó si queríamos ser la sal, Él dijo a manera de una aseveración: “Vosotros sois la sal de la tierra…”. Él sabe que sí podemos ser diferentes a los impíos, pero nos deja ver que en determinado momento la sal puede perder su sabor, puede dejar de salar. Nuestra misión debe ser ocuparnos seriamente por volver a tomar nuestra posición de sal en la tierra. Si nosotros perdemos nuestra función en la tierra, un día seremos juzgados y avergonzados. El sermón del monte debe recordarnos que hay un juicio y que es necesario que comience por los de casa. Quien nos va a juzgar en aquel día no será un hombre, ni la opinión pública, sino Aquél que tiene ojos como llama de fuego. Hermanos, ¡Esto es serio! El Señor Jesús entregó Su Vida para que vivamos en santidad, consagrados a Él, para que le mostremos al mundo que los cristianos somos diferentes a los demás mortales. Si seguimos viviendo una vida en la cual no exista diferencia alguna con los demás hombres, donde nadie apetezca lo que tenemos, nos lo van a demandar un día.

Hoy en día hay muchos creyentes que se han vuelto insípidos, han dejado de salar. Hay hijos de Dios que disfrutan vivir en el pecado, ni siquiera se humillan ante Dios a causa de sus vidas miserables, es más, hacen glorias de su vergüenza, se mofan de sus pecados, y llegan al colmo de arrastrar a otros al pecado. Dice Mateo 18:6 

“Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar. v:7 ¡Ay del mundo por sus piedras de tropiezo! Porque es inevitable que vengan piedras de tropiezo; pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” 

Dios se apiade de nosotros en aquel día, y no sea hallado en nuestro historial que fuimos piedras de tropiezo para otros.

Hay algo que en el transcurrir de los años lo he visto en mi vida, Dios me ha revelado Su Palabra. ¡Bendito sea el Señor por ello! Siempre me he preguntado ¿Por qué el adelanto que Dios ha hecho en mí, en cuanto a la Palabra, no es plausible en otros? Y en esto incluyo aún a muchos líderes. Un día el Señor me contestó a mi conciencia esta duda con las siguientes palabras: “Porque contigo puedo hablar”. Yo sé que muchos pueden decir admirados: “¡Oh, el Señor puede hablar con el hermano Marvin!” ¿Sabe por qué Dios puede hablar conmigo más fácilmente que con usted? Porque la mente de Dios la entendemos por medio de Las Escrituras y yo siempre leo la Biblia. Si usted se prepara bíblicamente y constantemente se capacita en ella, usted podrá serle más útil al Señor porque entenderá lo que Dios quiere decirle. No basta sólo con que Dios nos hable, es necesario que le entendamos lo que nos habla. Hay quienes dicen: “Necesitamos que Dios nos revele Su corazón” ¿Y cómo les va a revelar Su corazón si sus mentes las tienen sólo pendientes del “facebook” o el “whatssapp”? Dios no piensa como internet, por lo tanto, no lo entenderemos dedicándole horas al internet. Sus pensamientos los dejó plasmados en la Biblia, por lo tanto, para entenderlo es necesario que leamos la Biblia. Hay otros creyentes, que aunque no pasan en el internet, tienen la capacidad de leer hasta los clasificados del diario, pero un capítulo de la Biblia no lo pueden leer ¿Cómo entenderán a Dios de esa manera? Imposible. 

El segundo gran aspecto que yo considero necesario para serle útiles al Señor es que conozcamos más la Biblia; así que, aunque se esté durmiendo, aunque no sienta, aunque no se estremezca, aunque no sepa cómo y qué orar-leer, disciplínese para leer la Biblia y trate de guardar algo de ello en su mente. Cuando usted se llegue a habituar a esto, el Señor podrá hablarle más fácilmente y por ende, podrá ser un vaso útil para el Señor. Si usted se dedica a leer Las Escrituras, Dios podrá hacerle saber las cosas que Él necesita y cómo necesita que se hagan. 

Me ha dejado sorprendido escudriñar que, en el Nuevo Testamento, los Apóstoles (que fueron los escritores de esta parte de la Biblia) ocuparon muchas frases del Antiguo para darse a entender. He escuchado a muchos teólogos decir que lo que ellos citaron fue la interpretación de todas las cosas que se dijeron en el Antiguo Testamento, pero no es cierto, es un error. Me dediqué a estudiar algún tiempo estas cosas y pude darme cuenta que los apóstoles hacían uso de muchas citas del Antiguo Testamento y no porque el pasaje fuera contextual a su presente, o que fuera la interpretación de los eventos que les estaban aconteciendo. Por ejemplo, hace poco estaba leyendo en el libro de los Hechos y noté algo muy curioso que Pedro cita del Antiguo Testamento haciendo referencia a Judas el Iscariote. Dice 

Hechos 1:17 

“y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. v:18 Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. v:19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. v:20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio”. 

Para hablar de Judas, el Apóstol Pedro usó una referencia del Antiguo Testamento. Si yo no entiendo este asunto adecuadamente, voy a deducir que existe una profecía que anticipó lo que habría de pasarle a Judas ¿sí o no? Dice el v:20 

“Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio”.

Realmente sólo hay dos pasajes del libro de los Salmos de dónde Pedro pudo sacar estas frases. Si usted empieza a buscar esta cita con la ayuda de una concordancia, se da cuenta que lo que Pedro citó para hablar de Judas no tiene nada que ver con Judas Iscariote. Por eso es un error, decir que los versos que los Apóstoles citaron del Antiguo Testamento fueron las profecías que estaban teniendo un cumplimiento en su tiempo. Pedro no estaba hablando de profecías cumplidas, el Salmo 69 jamás profetizó sobre Judas. Si usted es perspicaz y lee este Salmo se dará cuenta de ello. Dice ese pasaje: 

“Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance. v:25 Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya morador. v:26 Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan del dolor de los que tú llagaste. v:27 Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia”.
(Salmo 69:24–27). 

Para empezar, este salmo está hablando en plural, el salmista hacía una referencia a los hombres impíos, jamás el Salmo es una profecía sobre Judas. El otro pasaje es el Salmo 109:8 

“Sean sus días pocos; Tome otro su oficio. v:9 Sean sus hijos huérfanos, y su mujer viuda. v:10 Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen; y procuren su pan lejos de sus desolados hogares. v:11 Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene, y extraños saqueen su trabajo. v:12 No tenga quien le haga misericordia, ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos”. 

Este pasaje tampoco es una profecía sobre Judas, es solamente una referencia que Pedro hizo para poder hablar de aquel hombre traidor. Yo he oído predicadores que dicen que Judas tuvo mujer e hijos porque interpretan que este Salmo es una profecía de Judas, pero si somos honestos, el Salmo no es una profecía sobre Judas y tampoco el Nuevo Testamento dice que Judas estuvo casado. Las referencias que Pedro usó para hablar de Judas son totalmente acontextuales a él como individuo, sin embargo, fueron excelentes para unirlas al sentir del Espíritu y por medio de ellas darse a entender. Los Apóstoles se sabían tanto Las Escrituras que eran capaces, siendo guiados por el Espíritu, de sacar frases con las cuales podían armonizar lo que el Espíritu les daba que hablaran. Algunos pasajes que usaban eran más contextuales que otros, pero su lenguaje, su forma de pensar estaba en total armonía con la mente divina ¿A causa de qué? A causa de tanto memorizar Las Escrituras. ¡Hermanos! Definitivamente, le será más fácil al Señor usar a aquellos que tienen un lenguaje y una mentalidad florida en Su Palabra, que aquellos que no saben nada de La Escritura. 

En lo personal, a veces me entreno y hasta me divierto pensando palabras o frases, las cuales pueda tener un amparo bíblico para decirlas. Me gusta mucho hacer esto en mis tiempos libres porque sé que entre más conocimiento bíblico tenga, entre más lea Las Escrituras, entre más las estudie, etc. más útil seré para el reino del Señor. 

Apóstol Marvin Véliz

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