¿CUÁL ES EL TERRENO ADECUADO PARA RECIBIR LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO Y PREGONAR SU EVANGELIO DE MANERA EFECTIVA?
¿CUÁL ES EL TERRENO ADECUADO PARA RECIBIR LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO Y PREGONAR SU EVANGELIO DE MANERA EFECTIVA?
Quiero compartir con ustedes en este blog la importancia de la llenura del Espíritu Santo para pregonar su Evangelio de manera efectiva, pero que aún más, entendamos que este obrar de Dios conlleva, una liberación y un equilibrio emocional que necesitamos tener nosotros para ser efectivos para Dios, eso es algo completamente bíblico, si usted revisa el libro de los Hechos se lee “llenura del Espíritu Santo”, “gozo del Espíritu Santo”, “poder del espíritu Santo” y “Testimonio de Cristo Jesús”. La Iglesia era llena de Dios y predicaban; los apóstoles eran llenos del Señor, del Espíritu Santo y predicaban; la Iglesia era llena del Espíritu Santo y daba testimonio; y el Evangelio crecía; y la Palabra de Dios se difundía.
Es evidente que si nosotros queremos presentar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo tenemos que ser llenos del Espíritu Santo, pero ahí es donde quiero contemplar con usted algunos detalles con los cuales debemos ser un poco más minuciosos para darnos cuenta que no basta con decirle: “hermano llénese del Espíritu Santo y hable en lenguas y tenga poder y que venga la unción, etc.” Sino que exista algo más que a la par de la llenura del Espíritu Santo, el mismo Espíritu esté obrando en nosotros para provocar una obra en la cual seamos nosotros los primeros beneficiarios de lo que Dios hace y después cumplirse en nosotros el principio que dice “Dad de gracia lo que de gracia habéis recibido”. Una de las razones por las cuales nosotros no somos eficientes para pregonar las buenas nuevas es porque la impronta que alguna vez dejó Dios en nosotros cuando nos convertimos a Él, es algo que ya no está presente en nosotros, entonces nosotros testificamos, hablamos (si es que lo hacemos) desde una manera mental, racional y doctrinal, pero no bajo el impacto de lo que Dios pretende hacer en nosotros, de tal manera nos volvamos no solamente expositores sino pregoneros, que no tengamos solamente un mensaje sino que convirtámonos en los mensajeros que el Señor quiere.
Agregado, el fin del mensaje será que nosotros empecemos a compartir el Evangelio de Jesús, pero usted se dará cuenta que al igual que la Iglesia del principio, en ese caminar, en ese desarrollo, en ese fin que Dios tiene de utilizarnos para Su Gloria, indiscutiblemente el Señor nos transforma, hace su obra, hace cosas gloriosas entre nosotros, que después con el rebalse de lo que Dios hace en nosotros terminamos testificando del Señor.
Quiero utilizar el capítulo 2 del libro de los hechos como escenario contextual bíblico de lo que quiero exponerle. Todos son conocedores que se trata de la narración de cuando los discípulos estaban en el aposento alto perseverando reunidos y ahí llegó el Espíritu Santo, luego los apóstoles se pusieron de pie, testificaron del Señor, y el Señor convirtió la primera gran cosecha de almas que hubo en el Nuevo Testamento. Que ese escenario nos sirva para ver qué es lo que debemos de buscar en la experiencia de ser llenos del Espíritu Santo. Evidentemente cuando llegó el día de Pentecostés, dice la escritura que los discípulos fueron llenos del Espíritu y anunciaron las buenas nuevas; sin embargo, quiero compartir algo que sucedió previo a ese evento, algo de lo que hizo Dios por medio del Espíritu y lo que hizo el Espíritu Santo en la vida de los discípulos en esa ocasión. Miremos este escenario en lo que previamente había sucedido a la llegada del Espíritu Santo en el día de Pentecostés.
Primeramente, los discípulos que fueron investidos, que recibieron la llenura, quienes estaban en el escenario que Dios quería, estaban obedeciendo, 120 que obedecieron y aproximadamente 380 discípulos que se fueron yendo y que dejaron de obedecer la orden del Señor. Por lo tanto, algo que vemos previo a la llegada del Espíritu Santo es la obediencia.
En segundo lugar, en esa obediencia también estaban perseverando, porque reconozcamos que nadie va a recibir las riquezas del Señor fuera de la dimensión de la Iglesia, los lobos solitarios no son lo que Dios ha escogido, así que, si usted piensa que el Señor lo alcanzó, que usted es hijo de Dios y que puede andar solitariamente en la vida sin tener una responsabilidad, sin cubrirse usted en una congregación local, usted está muy perdido. Se debe reconocer que parte de la obediencia al Señor es congregarse.
Por último, dice que ellos también estaban viviendo en unidad. Porque algunos hermanos en las Iglesias solamente son visitas, hay mucho pueblo de Dios que lo que acostumbra los domingos es visitar a la Iglesia, aunque tenga 10 años de llegar a la misma Iglesia, no es más que visita, no está en unidad con los hermanos ni se relaciona con ellos, entra y sale como quien fue a una función de cine o al teatro, a escuchar algo, a deleitarse en algo y luego inmediatamente sale y se va, solo él y su familia y nada más, eso no es lo que el Señor ha pedido de nosotros.
Estos discípulos entendieron claramente que el Señor habría de hacer algo a muy pocos días, el Señor les dijo: “No se vayan de Jerusalén, quédense, hasta que sean investidos con poder desde lo alto”, así que el que quiere este poder del que estamos hablando, empiece por ser obediente, siga perseverando en congregarse con sus hermanos, no piense hermano que los que son intermitentes en esa actividad de reunirse agradan el corazón de Dios y además, hay que estar perseverando y esforzándonos por guardar la unidad del Espíritu.
Ese era precisamente el ambiente que tenían 120 personas que estaban en el aposento alto. Estos 120 fueron los únicos que le dieron el terreno adecuado al Señor para poder actuar. Déjeme insistir en esta realidad, el Señor en este tiempo no va a venir a ocupar, ni va a venir a utilizar de manera directa, ni va a servirse de los gobiernos, ni de los sistemas, ni de las cosas que este mundo pueda ofrecer, no es la manera natural y normal de obrar de Dios, Él quiere echar mano de Su pueblo, de Su Iglesia la cual es Su Cuerpo y por eso Él necesita levantar un pueblo para que anuncie las verdades de aquel que lo llamó de las tinieblas a su luz admirable.
El Señor necesita un pueblo como testigo, necesita gente que pueda mostrarse como la luz, como la sal de la tierra, necesita un terreno donde poder expandir Su reino, y bajo ese punto de vista El Señor nos necesita a nosotros para ello. Pero necesita gente obediente, gente que se congrega, gente que persevera en Su Iglesia local, gente que hace grandes esfuerzos para vivir en la unidad del Espíritu.
Apóstol Marvin Véliz
“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”
ResponderEliminarS. Lucas 11:13
Este verso me hace preguntarme, quiero ser lleno del Espíritu Santo,
Los discípulos que estaban en el aposento alto, no solo fueron obedientes, sino también querían servirle al Señor, en su interior había una decisión por el Señor.
En este tiempo la iglesia ha entrado en una pasividad, una falta de entrega y compromiso por la obra del Señor.
La iglesia que quiere servirle al Señor necesita ser llena del Espíritu Santo para que sea el Señir el que obre y no la fuerza humana.
Pero la iglesia debe de ver a donde a caído y arrepentirse y volverse a su primer amor, entonces podrá pedir la llenura del Espíritu Santo.