TRES CONSECUENCIAS POR HACER UN MAL USO DE LA LEY
1.- Destruimos nuestra relación con Dios y la manera en la que Él nos puede dar Sus riquezas.
Dice Romanos 5:1
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”.
Dice el apóstol Pablo que ahora tenemos Paz para con Dios por medio de la fe, por haber creído. Además, dice que por fe también tenemos entrada a esta gracia para estar firmes. En el Nuevo Pacto no cabe el fundamento de ley, al contrario, si le ponemos obras lo destruimos. Dios es el que justifica, por lo tanto, no tratemos de encontrar justicias en nosotros mismos. Aceptemos que Él nos dio su comunión a la manera de un regalo, vengamos a Él necesitados, sabiendo que podemos estar con Él por pura gracia. Ya no seamos arrogantes, dejemos de acercarnos a Él creyendo que somos sus colegas. Cuánto dejamos de disfrutar de Su comunión por acercarnos a Él por un camino equivocado. La Ley fue dada para que nos diéramos cuenta de lo que somos, para que supiéramos que nada podemos hacer por nosotros mismos; esto es hacer buen uso de ella. Si así llegamos al Señor, tendremos comunión con Él. ¿Por qué el Rey David fue un hombre que pudo intimar con Dios? Porque siempre se consideró necesitado, él siempre decía: “¿Quién soy yo, y quién es mi casa?…” Él sabía quién era, sabía que no tenía justicia en sí mismo, supo usar bien la Ley. Hermanos creyentes del Nuevo Pacto, no tratemos de presentarnos con justicias propias delante de Dios porque esto rompe nuestra comunión con Él. Es mejor acercarnos a Él como creyentes pecadores necesitados de restauración, que como religiosos hipócritas que se consideran “buenos” en sí mismos. Tampoco es necesario revolcarnos en el pecado para llegar a esta conclusión, basta con ver lo que somos, y llegar humillados delante de Dios. Si en esta condición nos acercamos por la fe al trono de la Gracia, seguramente tendremos comunión con Él, y gustaremos Sus riquezas.
2.- La ley nos vuelve hábiles para juzgar, condenar, menospreciar, y cortar toda esperanza a los demás.
Es triste ver cómo muchos cristianos son la gente más dura y sin misericordia. ¿Por qué son así? Por el engaño del fundamento de Ley. Estas personas hacen alarde de dos o tres cosas que pueden cumplir de la Biblia, aunque se hacen los desentendidos de todo lo que no pueden cumplir. Tales personas se escudan en su vida moral “aceptable” para humillar y despreciar a los demás. Creen que tienen la capacidad de decir quienes son dignos de entrar a la Iglesia, y quienes no. En sus labios nunca hay esperanza, son crueles, asesinos de la gracia, con sus palabras matan las esperanzas de los que con sinceridad reconocen su pecado delante de Dios. Los tales siempre son piedra de tropiezo, en lugar de ayudar a levantar al prójimo. ¡Dios nos ayude a dejar este mal fundamento! ¡Dios nos ayude a ser libres de un Evangelio envuelto en religiosidad. Cuando el Señor pregonaba el Evangelio, decía:
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”
(Lucas 4:18–19).
Si el Señor Jesús vino a dar sanidad a los enfermos, y libertad a los cautivos, eso es lo que nosotros debemos hacer con nuestros hermanos.
3.- Usar la ley para fabricar las caretas de nuestro Falso Yo.
La mayoría podemos encontrar en la Ley muchas caretas con las cuales podemos mostrarle a los demás lo bueno que somos. Normalmente, lo que procuramos es buscar una careta que se adapte a nuestra idiosincracia. Por ejemplo, hay gente que condena la borrachera, y habla de ello con tanto ahínco que no le importa hacer sentir mal al que es débil en esta área. Tal persona seguramente no es alcohólica porque creció en un hogar donde nunca tomaron bebidas embriagantes, y genéticamente no trae esa tendencia. De esa forma, tal persona opta por esa careta de “sobriedad”, con la cual fanfarronea de santidad. Y así cada quien opta por escoger una careta con la cual oculta su bajeza, dándole vida a su Falso Yo. Hay personas que dicen: “Yo podré tener muchas cosas malas, sin embargo, ladrón no soy”. ¿Qué buscamos con esto? ¿Salir aprobados delante de Dios? Leamos lo que dice 1 Corintios 4:6 “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. 7Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”. El fundamento de Ley muchas veces nos lleva a envanecernos, a sentirnos mejores que los demás. El problema es que Dios nunca nos juzgará en base a cuánto fuimos mejores que los demás; Él nos juzgará por Su palabra. No usemos la Ley para hacer brillar nuestro mejor lado, y ocultar nuestros lados débiles; eso sólo acrecentará nuestro Falso Yo, y estaremos más lejos de una verdadera liberación.
Dice Apocalipsis 3:17
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”.
Hermanos, nos hemos vuelto religiosos creyendo lo que no somos, y ciegos ante lo que sí somos. Dios espera que nosotros desarraiguemos de nuestro ser el fundamento antiguo y caduco que está compuesto por dos elementos nocivos: 1) Nuestra naturaleza de bajeza, y 2) El mal uso que hicimos de la Ley. Démosle espacio al Señor para que sea nuestro cimiento, nuestra Roca inconmovible, y que por Él podamos alcanzar una verdadera liberación y una vida victoriosa. ¡Aleluya!
Apóstol Marvin Véliz
Que importante es darle un buen uso a la ley que atravez de ella podamos entender lo pecadores lo malos que somos y asi poder llegar humillados ante Dios para eso nos sirve la ley pero nosotros le damos un mal uso, porque muchas veces atravez de ella pensamos que somos buenos que no hacemos nada malo incluso nos creemos mejores personas que otras hasta nos atrebemos y tambien la usamos para justificarnos ante Dios y estamos muy mal que nuestra actitud siempre sea de humillarnos ante Dios y reconocer nuestra condicion humana y de pecado.
ResponderEliminarMe llamo mucho la atencion esta palabra, y por medio de ella me a se entender como muchas veces le damos mal uso a la ley, en la cual nosotros queremos llegar delante de Dios hacer su obra ´pero actuamos conforme a nuestras fuerzas, pensamos que lo que nosotros hacemos es lo correcto pero no es asi; necesitamos abrir nuestros ojos hermanos y que por medio de la ley nos haga ver la condicion en la cual estamos y que la unica manera es tomar una actitud de humildad y poder permititr que Dios sea el que trabaje en nuestras vidas
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