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LA RESURRECCIÓN (Parte II)


LA RESURRECCIÓN. (Parte II)

¿CÓMO RESUCITARÁN LOS VENCEDORES Y LOS NO VENCEDORES?

1 Corintios 15:22 

—“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. v:23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida… v: 37 —Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de llegar a ser, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano… V:40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. v:41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria”.

Cuando venga el tiempo de la resurrección, ése será el tiempo de la recompensa para los vencedores. Yo me gozo con esta verdad en el Señor. Como ya vimos en el artículo anterior, Él levantará a todos los suyos a manera de grano desnudo, es decir, sin cuerpo glorioso. Luego, los juzgará y después cuando los haya juzgado, los que sean hallados vencedores serán revestidos de un cuerpo glorioso para que entren al reino de Dios, Él mismo los revestirá con su habitación celestial; a eso es lo que la Biblia le llama RESURRECCIÓN.

La resurrección no es salir de un sepulcro, sino Lázaro hubiera participado de la resurrección; Lázaro, en realidad volvió a la vida. La resurrección que el Señor les promete a los vencedores es la transformación gloriosa de estos cuerpos de muerte. En otras palabras, la resurrección es el revestimiento de gloria que ha de absorber lo mortal ¡Aleluya!

Ahora bien, Dios mismo es el que dará un tipo de cuerpo a cada uno de los que sean vivificados ¿Por qué? Porque es obvio que los creyentes no vencedores habrán de ser levantados de entre los muertos para recibir un cuerpo que soporte el castigo del infierno y por otro lado, los vencedores recibirán cuerpos gloriosos.

Hay una base bíblica para decir que los “no vencedores”, el día que sean levantados de entre los muertos recibirán cuerpos “no gloriosos”. En una ocasión el Señor Jesús dijo: 

“Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, —donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. 
(Marcos 9:43-44) 

El cuerpo con el que entrarán los perdedores al infierno será un cuerpo que sienta pero también soporte el sufrimiento.

Cuando el Señor venga, Él mirará y juzgará a todos los creyentes; unos serán los que aún estén con vida (natural) y otros, los que ya murieron que serán vivificados, no obstante, todos serán juzgados, tanto los que estén vivos, como los que hayan sido levantados de entre los muertos. Los aprobados recibirán el cuerpo de gloria encima para que entren al reino; y los reprobados, recibirán un cuerpo que resistirá el castigo del fuego que nunca se apaga.

Sigamos leyendo la carta a los Corintios:

“Pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. v:39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves.”
(1 Corintios 15:38-39).

¿Qué es lo que nos dicen éstos versos? Que aunque el Señor le va a dar un cuerpo a cada uno en la resurrección, no necesariamente va a ser el mismo para todos, si no que serán distintos en gloria; por eso sigue diciendo:

1 Corintios 15:40 

hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.v:41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.

El Señor le tiene reservado a cada uno de los creyentes fieles, es decir, a los creyentes vencedores, un cuerpo de gloria; esto dependerá de la medida de su conducta y de sus obras mientras estuvieron vivos acá en la tierra. Algunos tendrán un cuerpo luminoso de gloria, pero será mínimo comparado con otros cuerpos de santos que tendrán una gloria mucho más inmensa. Por eso algunas parábolas hablan de aquellos que dan fruto al treinta por uno, otros al sesenta por uno y otros al ciento por uno. No nos midamos, no nos comparemos, ni hagamos como los discípulos sobre preguntar quién era el mayor entre ellos, pues, es Dios el Juez Justo quien ha preparado a cada uno de nosotros un cuerpo glorificado, exactamente, según lo que merezca cada uno ¡Amén!

1 Corintios 15:42 

Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.

En éste verso el Apóstol Pablo, ya no usa la palabra griega “zoopoieo”, si no “anastasis”, que es la palabra que tiene que ver propiamente con la resurrección. En otras palabras, la resurrección es el momento en que el Señor transforma los cuerpos a inmortales, con las diferentes glorias que cada uno tendrá, pero además dice:

1 Corintios 15:43 

Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. v:44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

Ya no entendamos más que la resurrección es ser levantados de la tumba, sino captemos la mente apostólica, pues, Él ha venido diciendo: Primeramente todos los que son de Cristo vuelven a la vida y después “resucitan”, es decir, experimentan la transformación de sus cuerpos según la gloria que cada uno alcanzó. Para no confundirnos más en éstos pasajes, debemos entender que la resurrección no es “volver a la vida”, si no recibir el cuerpo de gloria sobre éste nuestro cuerpo mortal.

1 Corintios 15:45 

Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. v:46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. v:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. v:48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. v:49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. v:50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

En éste último verso dice el Apóstol Pablo: si ustedes van a heredar el reino de Dios, Él no los puede meter a esa dimensión si todavía habitan en la carne; porque la carne y la sangre no puede heredar el reino de Dios. Nadie que aún habite en su morada terrestre podrá entrar al reino. Al reino solo entrarán los que hayan sido transformados en la resurrección; al reino sólo entrarán aquellos que cuenten con su revestimiento de gloria, la cual nos ha de fundir a la imagen y semejanza del Señor.

1 Corintios 15:51 

–He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, v:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

En todo el capítulo el apóstol Pablo está siguiendo un hilo, pues, éste verso dice: Seremos transformados, “no vivificados”, sino revestidos de gloria, incorruptibles; esto es lo que nos sucederá si somos parte de los que estén vivos cuando el Señor venga en Su segunda venida, seremos transformados.

Apóstol Marvin Véliz

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