LA TRANSICION DEL CRISTO INDIVIDUAL AL CRISTO CORPORATIVO
El Nuevo Testamento tiene como centralidad dar a conocer la realidad del Misterio y a Jesús; Éste se divide en tres secciones: La primera, está conformada por los Evangelios, la segunda, por los Hechos de los apóstoles, y la tercera, por las Cartas.
Los Evangelios nos hablan del Cristo de Nazaret, a quien yo llamo: “el Cristo individual”. Los Evangelios son la biografía de Jesús, la manifestación en carne del Verbo de Dios. Es por eso que en los Evangelios encontramos versos tales como Juan1:14
“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria…”
Estos libros nos hablan del Dios-hombre Jesús, desde Su nacimiento hasta Su ascensión.
El libro de Los Hechos nos narra la transición del Cristo individual a lo que yo le llamo: “el Cristo Corporativo”. En el libro de Los Hechos se comienza a narrar la continuación del Evangelio de Lucas, la Vida de un Cristo que ascendió al cielo y luego bajó nuevamente en Sus discípulos para formar un solo Cuerpo. Esto es lo que conocemos en las cartas del apóstol Pablo como la revelación del Cuerpo de Cristo. A partir de Hechos 2 encontramos a un Cristo activo en Sus miembros llamados “Iglesia”, ya no es un Cristo individual, sino corporativo. Desde que empieza a conquistar a los nuevos miembros y a formar los nuevos ministerios que le han de servir, les enseña que Él es los hermanos y los hermanos son Él. Esto lo podemos ver claramente en el llamamiento del apóstol Pablo, dice que mientras él viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció en su derredor una luz del cielo; y al caer a tierra, oyó una voz que le decía:
“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Y él dijo: “¿Quién eres, Señor?” Y El respondió: “Yo soy Jesús a quien tú persigues”
(Hechos 9:3-5);
Dios estaba dándole a conocer a Saulo que ahora Jesús se manifestaba en los que habían creído en Él, es decir, en la Iglesia, la cual es Su Cuerpo. El escritor de los Hechos nos explica de varias maneras que el Cristo que hoy debemos conocer es el Cristo orgánico-corporativo, es el Cristo-Iglesia. Esa es la gran revelación que nos muestra el libro de los Hechos.
Luego en el Nuevo Testamento aparecen las Cartas, y a excepción de Apocalipsis, Timoteo, Tito y Filemón, todas van dirigidas a “las Iglesias”. La primera expresión local de la Iglesia tuvo lugar en Jerusalén. Si quisiéramos definir el término Iglesia, yo diría que es “la expresión local del Cristo corporativo”. Toda la revelación del Nuevo Testamento tiene que ver con esta realidad, a la que Pablo le llama “El Misterio de Cristo y la Iglesia”, porque es ahí donde se muestra como Él vive y se manifiesta en nosotros.
La Iglesia del principio caminó en la verdad de “El misterio de Cristo y la Iglesia” y ese fue el fundamento de sus vidas. Ellos no tuvieron complicaciones doctrinales, a diferencia de nosotros, ellos no tenían denominaciones, ni nombres, simple y llanamente eran la Iglesia en Jerusalén, la Iglesia en Antioquia, la Iglesia en Corinto, etc. Esto nos muestra que la Iglesia no tenía su enfoque en la doctrina como prioridad, si no en la vida. Para ellos la Iglesia dependía de Cristo como el sustento para sí mismos. La vida se entendía a través de la doctrina, no como ahora, que la gente pretende entender la doctrina sin tener la Vida de Cristo en sus corazones.
La Iglesia del principio vivió de una manera “orgánica” porque ellos tenían apóstoles cuyo fundamento no era la doctrina. Al decir estas cosas no estoy diciendo herejías, solo digo que la doctrina es como la vestimenta, no tiene sentido querer ponerle un pantalón a una silla, la vestimenta se requiere cuando hay un cuerpo que la usa; de igual manera es la doctrina, es indispensable siempre que haya un “Cuerpo viviente”. La Iglesia del principio tenía claras estas cosas, es más, los hombres que Jesús escogió para que lo acompañaran no eran inteligentes, expertos en la Palabra, sabios, o letrados. Los discípulos del Señor eran un grupo de hombres ignorantes, la mayoría de ellos habían sido pescadores (aunque hubo excepciones) Por ejemplo, el famoso apóstol Pedro, tuvo que dictarle a Juan Marcos lo que hoy conocemos como el Evangelio de Marcos, porque él no sabía leer, ni escribir. Ser ignorante en las letras no le impidió a Pedro ser apóstol, porque el apostolado entre los hermanos del principio estaba basado en la Vida. El Señor les dijo a los doce: “ustedes me serán testigos…”; si una persona presencia un accidente no necesita saber sobre tránsito para explicar los hechos, solo necesita haber estado frente al accidente para decir lo que vio y escuchó. Los apóstoles testificaron una sola cosa: “A Jesús”, pues, por tres años y medio ellos estuvieron con Él.
Para los apóstoles no había complicación en escoger un tema para compartir, a diferencia de nosotros que creemos que necesitamos un bosquejo para compartir. Hoy en día si nos invitan a compartir la Palabra debemos saber a qué publico nos vamos a dirigir; pensamos en un tema para hombres, en otro para jóvenes, en uno diferente si la reunión es para mujeres, y no se diga si nos dirigimos a un grupo de gerentes, etc., Los apóstoles no tenían estos problemas porque ellos hablaban delante de reyes y hablaban de Cristo, con ignorantes y hablaban de Cristo, con maestros de la ley y hablaban de Cristo, con quien fuera que ellos compartieran lo que hablaban era de Cristo. Habiendo estado ellos en calidad de testigos, sólo se dedicaron a hablar de lo que habían visto y oído. Su mensaje siempre fue claro y sencillo, aunque a la vez profundo, porque aparte de haber estado y conocido a Jesús por más de tres años y medio, ellos entendieron que los creyentes que se estaban agregando eran “Cristo” mismo, sólo que en una manifestación corporativa.
El gran éxito de los apóstoles fue hacer la transición del Cristo individual al Cristo corporativo. Ahora, ¿cómo lo aprendieron? Dice Hechos 1:1
“El primer relato que escribí, Teófilo, trató de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, v:2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de que por el Espíritu Santo había dado instrucciones a los apóstoles que había escogido”.
Después de Su resurrección, durante cuarenta días Cristo se presentó a muchos por testimonio, pero a los apóstoles les dio un seminario impresionante, les enseñó desde ese momento en adelante que Él iba a morar con todos los creyeran en Él, y que dichos creyentes se habrían de convertir en Su cuerpo, en Su expresión. Después de eso los apóstoles le pusieron prioridad a una sola cosa en sus ministerios: “edificar las iglesias”. Ellos no le pusieron el énfasis a los locales, o a los templos como sucede hoy en día, es más, no hay un solo verso en todo el Nuevo Testamento en el que Pablo le hubiera dicho a Timoteo, o a alguna de las Iglesias que trataran de conseguir un buen local para iniciar sus reuniones. Los apóstoles sabían que el Antiguo Pacto, que consistía en un Templo hecho por hombres ya no era lo más importante, ellos entendieron que en la administración Divina del Nuevo Pacto, lo más importante eran los creyentes mismos, de manera que no pusieron énfasis a los lugares de reunión. En los tiempos que inició la Iglesia, los hermanos se congregaban en las casas, hacían sus reuniones encerrados en aposentos, para ellos el valor no eran los templos, sino los hermanos.
El Señor les explicó a los apóstoles que Él dejaría de usar un cuerpo humano llamado Jesús para usar un Cuerpo conformado por muchos miembros llamado “Iglesia”. Los apóstoles de aquel tiempo jamás se enfocaron en edificar templos-edificios, sino que a cada lugar que iban se dedicaron a edificar Iglesias (conformadas por hombres). Para ellos lo prioritario fue establecer, con santos fieles, la representación del Cristo corporativo en la tierra en cada localidad. En eso consistió el trabajo de los apóstoles de aquellos tiempos, y de hecho, para los apóstoles de hoy debería ser el mismo trabajo. El centro del Evangelio es la Iglesia; quien quiera ver a Cristo desprendido de la Iglesia es como querer ver un matrimonio donde el hombre vive separado de su mujer, o incluso, como que alguien pretenda tratar con la linda cara de una persona y desechar su cuerpo, eso no se puede, no podemos agarrar solo partes de un ser viviente. Los apóstoles entendían este principio, y también sabían que Dios trataría así las cosas hasta la consumación del tiempo presente, cuando Él juzgue a cada uno de sus hijos en las diferentes Iglesias locales. El libro del Apocalipsis es el examen y la carta final para la Iglesia en diferentes lugares; siete cartas a siete iglesias distintas para mostrarnos el Señor que así nos tratará a todos. Siete cartas que nos muestran que los vencedores saldrán de las Iglesias locales. Alguien podrá decirme: “yo no me congrego, pero estoy caminando en el Evangelio”, tal persona ni siquiera podrá el Señor reprobarlo en aquel día, pues, ya está reprobado. No congregarse es como que un par de jóvenes se inscriban en la universidad, y un tercer joven los critique porque él decidió no inscribirse. Al final del semestre, uno de los dos primeros gana todas las materias, el otro reprueba porque no estudió, pero el último que ni siquiera se inscribió, nunca tuvo ni la más mínima oportunidad de salir aprobado. Hermanos, lo menos que todos debemos hacer para salir aprobados en aquel día es permanecer y contribuir para la expresión de la iglesia de Cristo en una localidad. por eso la Biblia nos dice:
“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”
(Hebreos 10:25).
Ese día está cerca si usted ya está en edad avanzada, o si está enfermo, o más si vive en un país violento, o simplemente i es mortal. Nunca nos desprendamos de la Iglesia en su expresión orgánica en un localidad específica, porque ella es el medio en el cual Dios nos juzgará.
Apóstol Marvin Véliz
Amen y amen
ResponderEliminarSenor si pudieramos recibir Esta. Bellicima revelacion con sencilles de corazon
Estariamos caminando. contigo atravez de nuestros hermanos sin ninguna complicacion si queja sin Nada, simplement Te amandonos cuidandonos exhortandonos en amor para El buen funcionamiento de tu oiconomia...
Quita to-do estobo de nuestro Camino to-do eso que arrastramos y nos detiene para disfrutar de tu Vida divina.. En medio de tu cuerpo que es ka iglesia
Gracia's infinifas padre celestial por amarnos y tomarnos Como tus hijos.