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CARACTERÍSTICAS DEL ANTICRISTO


CARACTERÍSTICAS DEL ANTICRISTO

1 Juan 2:18 

“Hijitos, es la última hora, y así como oísteis que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos; por eso sabemos que es la última hora”

1 Juan 2:19 

“Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron, a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros”

Juan predijo en su carta que esta doctrina sería tan fuerte que habría de cambiarle la naturaleza misma a todo aquel que la tomara. Al entender el v:18 bajo esta óptica, leamos 1 Juan 2:19 

“Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron, a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros”.

Evangélicamente (erróneamente) pensamos que esos hermanos de los que se habla en el pasaje son personas que nunca nacieron de nuevo, o que son diabólicos. En realidad, el apóstol Juan enfatiza en que tales personas salieron de nosotros, o sea, de la Iglesia. Él no está refiriéndose a que salieron algunos que eran seguidores de Buda, o de las religiones orientales, pues, la Iglesia está compuesta por seguidores de Cristo. Si usted le pregunta a alguien si cree en Cristo, y le responde que sí, el tal es un creyente. De modo que cuando dice: “salieron de nosotros”, él estaba refiriéndose a creyentes que abrazaron una doctrina errada, y por eso salieron de la comunión de los santos. La muestra de ser un creyente genuino, básicamente consiste en permanecer en la Iglesia, es decir, estar integrados a ella. Así podemos considerar algunas características de este movimiento contrario a Cristo:

1) LOS ANTICRISTOS NO QUIEREN PERMANECER EN EL CUERPO.

El sello distintivo del creyente que está integrado al Cuerpo de Cristo es sencillo: ¡Permanecer con nosotros! Al entender este principio básico, comenzamos a entender que el movimiento de error de los anticristos es no querer “permanecer”. Todo creyente que no quiere perseverar entre los hermanos, aquel que no le pone importancia a la reunión, al que le da igual ir o no ir a las reuniones, está abrazando la doctrina del anticristo. Tales hermanos no perduran, y lo peor es que con sus actos desacreditan la práctica de Iglesia, y no estoy limitándome a hablar de la parte cúltica de la reunión en donde cantamos y se comparte un mensaje, sino también los momentos de comunión, de platicar, de convivir y compartir los unos con los otros. Muchos pueden asistir a la Iglesia sin ser parte de la Iglesia, pero el punto no es sólo estar presente, sino involucrarnos, tener comunión, practicar la Vida de Iglesia. Ahora entendemos lo que dijo el apóstol Juan: “si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros”, es decir, si ellos se hubieran integrado a nosotros habrían permanecido con nosotros. Hermano, si usted llega a ser parte de la Iglesia no lo derrumbará el hecho de que un hermano le hizo un mal gesto, esos son los hermanos con la función de “bilis” en el cuerpo, y aprenderá a soportarlos cuando le sea revelado que son parte de la Iglesia.

2) NIEGAN AL HIJO:

Sigue diciendo 1 Juan 2:22 

“¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo”. Acá el apóstol va a definir a los mentirosos. ¿Conoce usted a algún hermano rebelde?, ¿Conoce a alguien que ha ultrajado, al anciano o al líder y después se ha ido de la Iglesia?, ¿Conoce a alguien que se pare y diga me iré de la iglesia porque no creo en Jesús? Los que están entre nosotros nunca van a decir eso, se van a pelear con un hermano, van a criticar a los que si permanecen, etc. pero Juan está hablando que el mentiroso, el anticristo, es aquel “que niega al Hijo”.

El que no confiesa que Jesús es el Cristo es un mentiroso, y eso lo convierte en anticristo, porque es el que niega a Jesús como el Cristo. Para nosotros esto se torna en un problema porque nunca escuchamos a alguien decir: “Jesús no es Dios”.

3) NO CONFIESA QUE JESUCRISTO VIENE EN CARNE:

Más adelante dice el apóstol Juan: 

“En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” 
(1 Juan 4:2) 

Aquí tenemos un conflicto: ¿Cuántos de ustedes saben que Jesús vino hace 2000 años a Israel como un hombre? Todos. Algo que es esencial para entender este pasaje es reconocer que el lenguaje español se queda corto para explicar ciertos detalles en contraste con el griego, porque traducen bien, pero no captamos la esencia del mensaje. Preste sumo cuidado a las palabras que dice Juan, pues, nosotros deducimos que la frase “Jesucristo ha venido en carne” es lo mismo que entender “Jesucristo vino en carne”. Nosotros automáticamente cambiamos las palabras, usamos el verbo en tiempo pasado, como algo que ya sucedió, sin embargo, Juan conjuga el verbo en un modo: “perfecto, activo, participio” en realidad, la mejor traducción para ese verso sería “todo espíritu que confiesa que Jesucristo VIENE en carne, es de Dios”.

Cuando alguien dice: “yo voy a buscar al Señor encerrado en mi cuarto porque así dice la palabra”, déjeme decirle que tal persona no lee bien y le hace falta instrucción de un apóstol. Ciertamente Cristo dijo: 

“…tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” 
(Mateo 6:6)

El Señor jamás dijo que orar a solas implica hacerlo de manera individualista, separados de Su Cuerpo, sino se contradijeran Sus palabras, pues, Él nos enseñó a orar: “Padre nuestro”, no “Padre mío”. Orar a solas, no nos da el derecho de orar de una forma individualista. Ahora bien, si usted no comparte con la Iglesia como va a decir: “Padre nuestro…”, ¿comprende que la Vida en Cristo en ningún aspecto puede estar separada de los hermanos? Es cierto que podemos orar a solas, de manera personal, pero jamás hacerlo con una mentalidad individualista. A esto se refiere 1 Juan 4:3 

“y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios”; 

 este Jesucristo no es el “individual” que nació en Belén, sino el Cristo corporativo. Obviamente, al Cristo de Belén todos los creyentes lo confesamos, pero al corporativo “sí” muchos lo niegan. ¿Puede darse cuenta que el anticristo no tiene nada que ver con política, ni con personajes de ese estilo?

4) NO AMA

Luego dice 2 Juan 1:5 

“Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. v:6 Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio. v:7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo”. 

Esta “señora”, obviamente se refiere a la Iglesia. Seamos acuciosos y démonos cuenta que Juan nos está diciendo claramente: “El anticristo es el que no ama”. Si Cristo es AMOR, por ende, lo contrario al amor es “anti amor”, entonces, si Cristo es sinónimo de amor el que no ama es un anticristo. Juan insiste en decir: “ámense”, porque ese es el mandamiento, ámense porque muchos engañadores andan por ahí diciendo lo contrario. Los engañadores le han hecho creer a la cristiandad que pueden caminar solos, ellos dicen: ¡Jesús y yo somos suficientes! Ese es el gran engaño de la era presente.

Es lamentable ver como en las congregaciones existe el individualismo colectivo, multitudes que se reúnen un día a la semana, pero con una mentalidad individualista; este el veneno más letal que el diablo le ha inyectado a la Iglesia. Esta obra satánica de individualizar al Cuerpo de Cristo no surgió hace veinte años, sino fue la obra que fraguó el diablo, muy probablemente, desde finales del primer siglo.

A los apóstoles les revelaron al Cristo individual, pero después les enseñaron a edificar al Cristo corporativo; primeramente apareció Jesús en carne, siendo un hombre, un individuo, pero después de Su ascensión vino en carne, pero corporativamente, en los creyentes. Entonces, podemos deducir que todo el que confiesa que a Jesús se le ve en la Iglesia es de Dios, y el que no confiesa que a Jesús se le ve en la Iglesia, el tal no es de Dios. El anticristo es el espíritu que se opone al Cristo corporativo de hoy.

Veamos 1 Juan 2:24 

“Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre”.

La frase: “Lo que habéis oído desde el principio…” se refiere al mandamiento antiguo, a las palabras que dijo el Señor en Juan 14:21 

“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él. v:22 Judas (no el Iscariote) le dijo*: Señor, ¿y qué ha pasado que te vas a manifestar a nosotros y no al mundo? v:23 Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada”. El mandamiento antiguo, o lo que oímos desde el principio es que debemos amarnos los unos a los otros. Al guardar este mandamiento de estar en unidad con los hermanos haremos con Él morada. Versos antes a éstas palabras del Señor, Él mismo dijo: “No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. v:2 En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros” 
(Juan 14:1-2). 

Juzgue usted si esto se refiere a algo individual o se refiere a algo corporativo una vez más. Y si queremos agregar más luz, podemos leer también Juan 17:19 

“Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. La meta del creyente es que todos seamos uno, así como el Hijo está en el Padre y el Padre en el Hijo; la manera de estar en Él es permanecer en la dimensión corporativa de la iglesia, porque individualmente nadie es Cristo total, el Cristo total es todos”.

Hermanos, permanecer en el Hijo es algo optativo porque en determinado momento podemos dejar de permanecer en la Iglesia, es una decisión. Lo que es definitivo e inconmovible es ser Hijos de Dios, aunque los hay buenos y malos. Recordemos que la Gracia de Dios para con nosotros fue tan grande que nos alcanzó siendo pecadores, y así venimos a ser Hijos de Dios, pero estar en la dimensión del Cuerpo de Cristo es algo optativo. Dice 1 Juan 2:25 

“Y esta es la promesa que El mismo nos hizo: la vida eterna. v:26 Os he escrito estas cosas respecto a los que están tratando de engañaros. v:27 Y en cuanto a vosotros, la unción que recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis en El. v:28 Y ahora, hijos, permaneced en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de El avergonzados en su venida”. 

Ya vimos que permanecer en Él es perseverar en la Iglesia, reunirnos con los hermanos, no abandonar la comunión con los santos, y si así hacemos, cuando Él se manifieste en aquel día tendremos confianza. En aquel día, aunque nos juzgarán, tendremos confianza a causa de haber permanecido en Él, y no nos apartemos de El avergonzados.

Yo no puedo decirles que ya tienen ganado el Reino sólo por haber estado integrado a la Iglesia, pero permítame darle una apreciación personal, y en esto digo yo, no el Señor: “El que permanece con un corazón íntegro y una revelación clara de lo que es la Iglesia tiene un buen porcentaje ganado para heredar el Reino y ser aprobado por Dios en aquel día; pero el que no permanece en la Iglesia no tiene probabilidades de ser aprobado. Dios no aprobará a nadie que no tenga la revelación de Su Cuerpo, que es la Iglesia ¡Amén!.

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. Pues es muy claro que la persona que desprecia y que no cree en el cuerpo de Cristo es un anticristo y pues podemos ver que hay muchas personas que rechazan esta reveoación de Cristo y la iglesia y pues al rechazar a el cuerpo de Cristo no se dan cuenta de el gran juicio que les puede caer porque si rechazas a un hermana edtas rechazando a Cristo y eso no debe ser asi es mejor que amemos a nuestros hermanos tal como son.

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  2. muchas bendiciones, aqui les dejo algo que encontre de este tema que estoy investigando, muchas gracias al editor por compartir este pot https://cristianismoweb.com/

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