EL SEÑOR NOS ENSEÑA TODAS LAS COSAS, PERO OBVIA DECIRNOS CÓMO HACERLAS.

EL SEÑOR NOS ENSEÑA TODAS LAS COSAS, 

PERO OBVIA DECIRNOS CÓMO HACERLAS.

En mi caminar en el Señor me he percatado de lo siguiente: El Señor se ocupa de enseñarnos Su Economía, nos muestra claramente lo que debemos hacer de manera clara y detallada; pero no se ocupa de enseñarnos la manera o el método de hacer las cosas. Creo firmemente que el mayor conflicto que tenemos todos los que queremos salir de la iglesia “institucionalizada”, en este proceso evolutivo que el Señor nos lleva, es no entender este asunto. 

Debemos darnos cuenta que la Iglesia institucionalizada surge a causa de la ausencia de revelación que se tiene en Las Escrituras en cuanto a la manera o método en la que se deben de llevar a cabo las cosas. Ante esta situación nos damos cuenta que a cada ministerio que se levanta hoy en día, le es más fácil levantar iglesias, ponerles un nombre específico e identificarlas y desarrollarlas de esa manera. Cuando la iglesia se ha logrado particularizar y sectorizar, entonces, así se establecen las pautas de cómo se han de manejar y desarrollar las demás cosas que no encontramos cómo hacerlas en Las Escrituras. Al encontrar estos espacios vacíos, la Iglesia se convierte en una institución, pues cada quien opta por la mejor manera y visión de cómo hacer crecer la nueva institución surgente.

La Biblia nos habla de cosas y prácticas, como por ejemplo: La cena del Señor. En este punto cada denominación tiene una manera diferente de cómo celebrarla. Algunos dicen que la cena del Señor se debe hacer sólo con un pedacito de pan y una copita de vino; otros creen que no se debe tomar vino, sino sólo jugo de uva; unos creen que se debe participar de una comida formal antes de celebrar la Cena del Señor; otros creen que  hay que hacerla después de un "culto"; en fin, cada quien lo hace de la manera que más le parece (lo triste es que la mayoría concluyen que todos los demás están errados). 

Hermanos, no nos hemos percatado que el Señor nos ha explicado Su economía en Las Escrituras de una manera clara, de modo que nadie se equivoque en cuanto a lo que Él quiere, lo que sucede es que, a pesar de que existen algunos ejemplos de cómo los primeros discípulos obraron para hacer lo que Dios quería en su tiempo, no obstante, tales ejemplos son muy escasos en Las Escrituras; no hemos reparado que para Dios no es la prioridad revelarnos los métodos y las maneras de cómo hacer las cosas. 

Cuando nos ponemos a buscar la forma o el método de hacer las cosas en la Biblia, prácticamente estamos buscando lo que jamás vamos a encontrar. La Biblia nos dice muchas cosas que Dios quiere que hagamos, pero la manera de llevar a cabo las cosas no la encontraremos allí, sino sólo buscando al Señor para que Él nos diga, y nos guíe cómo hacer lo que Él quiere. 

Anteriormente les mencionaba todas las diferencias que surgen en cuanto a la manera de como celebrar la cena del Señor, pero no es solo ese tema el que nos causa conflictos. Por ejemplo al leer 1 Corintios 14, nos daremos cuenta que hay muchísimos vacíos que quedan sin respuesta en cuanto a la estructura y forma en la que se deben realizar las reuniones. Leamos los siguientes versos:  

1 Co 14:29 "Así mismo, los profetas hablen dos o tres..." de acá surgirán dudas de cómo hacer esto: ¿Qué hacemos si sólo hay dos profetas? ¿Qué si no hay profetas? ¿Cuánto tiempo deben hablar? ¿Pueden hablar más de tres? etc. 

1 Co 14:30 "Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero..." De nuevo surgen las preguntas: ¿Debemos permanecer sentados en la reunión? ¿Cómo debe callarse un profeta ante otro? ¿Puede un profeta interrumpir a otro? ¿En qué momento un profeta puede interrumpir a otro?, etc. 

Además de dudas como éstas, en las reuniones pueden surgir otras dudas: ¿Podemos usar el púlpito en las reuniones de Iglesia? ¿Usamos música para cantarle al Señor o no? etc.  En fin, muchas dudas surgirán en cuanto a la forma en la que se deben hacer las cosas en la Iglesia. 

Debemos darnos cuenta que Dios nunca quiso explicar la manera de cómo hacer las cosas; y entendamos por "maneras" todas aquellas cosas que Dios se reservó y no las explicó en la Biblia. Hay cosas que Dios las dijo claras y debemos ocuparnos de hacerlas como Él las dijo, pero muchas otras no las dijo. Haga un repaso de todas las cosas que suceden en la Vida de Iglesia y se dará cuenta que la mayoría carecen de respaldo bíblico de cómo hacerlas. Cuando nosotros no tenemos en cuenta estos asuntos, cometemos dos errores: 1) Utilizar parte de Las Escrituras para seguir un método que Dios nunca quiso que siguiéramos. 2) Tratar de imitar lo que otros hermanos han hecho de alguna manera en particular. 

Al no tener conciencia que Dios no nos propone una metodología, normalmente hacemos algo: Tratamos de buscar un pasaje de Las Escrituras que se asemeje un poco a lo que deseamos saber y damos por sentado que esa debe ser la metodología a seguir. Pero al hacer eso erramos, porque aunque encontramos algún vestigio del método que usaron en un determinado momento los creyentes del principio, no nos percatamos que ellos lo usaron bajo su criterio y no bajo una ordenanza divina. Por ejemplo: El tiempo de la Iglesia del principio donde todos los hermanos vendían sus bienes y tenían todas las cosas en común. Muchos "pastores" en este tiempo echan mano de estos pasajes, sobre todo cuando quieren construir un "templo" más grande. Ellos arengan al pueblo a no dar sólo los diezmos sino a que den todo, tal como lo hizo la Iglesia del principio. Ellos usan estos pasajes de la Biblia para decirles a los hermanos que la metodología que deben seguir es que todos vendan sus casas para que juntos le edifiquen un nuevo "templo" al Señor. Yo pregunto: ¿Será una ordenanza del Nuevo Testamento que todos vendamos nuestras casas? Yo entiendo que esa fue una metodología que los Apóstoles usaron en aquel  tiempo a raíz de la necesidad que los alcanzó al inicio de la Iglesia, pero no necesariamente para este tiempo. Todo esto nos puede hacer cometer grandes errores. Una referencia bíblica no debe ser necesariamente un método y una ordenanza para la Iglesia.

Si revisamos la Biblia, nos damos cuenta que sólo el Antiguo Testamento ocupa dos terceras partes de todas Las Escrituras, y como ya sabemos, el Antiguo Pacto fue para la nación de Israel. Al día de hoy el Antiguo Testamento ya es un pacto obsoleto; esto nos muestra lo reducido que queda el Nuevo Testamento para considerarlo como una fuente de donde podemos sacar formatos. Dios obró de una manera desentendida en cuanto a los formatos debido a varias cosas: 

1) LOS DIFERENTES TIEMPOS CRONOLÓGICOS EN LOS CUALES HABRÍA DE CAMINAR LA IGLESIA.

Israel estuvo mucho tiempo bajo la oikonomia del Antiguo Pacto, sin embargo, tuvo muy pocos cambios de eras (es decir, no sufrió mucho en cuanto a la evolución de la humanidad). Sin embargo, si vemos la diferencia de los siglos entre los creyentes del principio y nosotros, nos damos cuenta que los cambios son abismales. La humanidad ha evolucionado a pasos agigantados, sobre todo en los últimos dos siglos. El mundo cambió más desde los tiempos Después de Cristo, que los tiempos Antes de Cristo.  En los últimos siglos han surgido eventos trascendentales que han cambiado la humanidad, inventos como la electricidad, la locomoción, el automóvil, el avión, la comunicación telefónica, etc. son cosas que han llevado a la humanidad a la cúspide de su desarrollo científico. Dios en Su omnisciencia supo estas cosas, por esta razón Él no dejó métodos establecidos. Si Él hubiera dejado métodos, sólo hubieran funcionado un tiempo corto, ya en este siglo fueran un tema imposible de cumplir. Dios fue sabio en poner metas, mostrarnos Sus deseos, lo que Él quería y no precisamente decir la manera de cómo alcanzar eso. 

2) DIOS QUIERE QUE CADA IGLESIA LOCAL BUSQUE SU ROSTRO CON EL FIN DE OBTENER POR MEDIO DE UNA REVELACIÓN PARTICULAR, CUÁL ES EL MÉTODO A SEGUIR EN SU TIEMPO GENERACIONAL. 

3) DIOS  Y LA IGLESIA SON ORGÁNICOS: La nación  de Israel no fue una entidad orgánica, muy por el contrario, fue una entidad política. Dios siempre ha sido orgánico, pero a Israel lo trató como una institución política, como un país, por lo tanto, ellos jamás conocieron la Vida corporativa y orgánica a la cual Dios ha metido a la Iglesia.

Con metodologías específicas se hubiera vulnerado la naturaleza orgánica de la Iglesia. En lo natural, vemos la diferencia que existe entre una persona y otra. A veces hay personas que bajan de peso con una dieta muy sencilla, pero hay otras que hacen lo mismo y no necesariamente logran su objetivo, a raíz de que el metabolismo de una persona no es igual al de otra. Lo mismo sucede con la Iglesia, Dios no ha dejado trazado un método específico para hacer las cosas, porque entonces la naturaleza orgánica de la Iglesia se pierde. Si el Señor hubiera dejado establecidas ordenanzas de formato para la Iglesia, Él mismo la hubiera establecido como una institución y no como Su Cuerpo. Toda institución tiene normas de cómo hacer las cosas, pero si la Iglesia hace eso, destruye su naturaleza corporativa-orgánica y se vuelve una institución humana.

Cada Iglesia local tiene derecho a tener diferencias de otras, porque la cultura es diferente, los contextos sociales son diferentes, el nivel económico es diferente, etc. En unos lugares hasta el hecho de tener compañerismo con comida llega a ser diferente porque en unas Iglesias hay hermanas que pueden cocinar, pero hay otras localidades en las que la cocina no es el arte de las hermanas. No podríamos, entonces, estandarizar que la comida debe ser cocinada por las hermanas, porque esto sería un caos en algunos lugares.

Erróneamente las costumbres se vuelven ordenanzas. Muchas veces caemos en el error de volver ordenanzas lo que le funcionó a alguna Iglesia local en un determinado momento, y llegamos a la conclusión que, como a ellos les funcionó, tiene que funcionar en todas las Iglesias. !No¡ hermanos debemos buscar a Dios, que sea Él quien nos guíe a cómo hacer las cosas. 

El Apóstol Pablo dijo: “Que todo hombre nos considere de esta manera: como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios". (1 Corintios 4:1; LBLA) Alguien que administra es alguien que decide, que distribuye, que planifica, que tiene criterio, que decide sobre algunas cosas que le han delegado. El Señor a los Apóstoles les dio esta tarea de ser administradores. Las palabras de Pablo nos muestran que sí hay un criterio en la administración de las cosas de Dios. Ahora bien, no es que la Economía de Dios dependa del criterio de un hombre en cuanto a lo que Dios quiere, sino es la forma de cómo realizar el deseo de Dios lo que necesita de un criterio apostólico.

Seguro que el Apóstol Pablo no hubiera hecho en el siglo XXI lo que hizo en el siglo I. Por ejemplo, no hubiera caminado tanto, pues, no tendría necesidad de hacerlo, por lo tanto, su estadía en las Iglesias muy probablemente hubiera sido de otra manera. No hubiera viajado mucho en barco porque hoy en día hay otros medios de transporte más rápidos. En los tiempos del Apóstol Pablo, viajar en barco era carísimo, pero la razón de usarlos era porque no había otros medios para transportarse a los lugares que el Señor le ponía visitar. Él trabajó de día y de noche con gran fatiga para costear sus viajes misioneros. Esos eran otros tiempos, sin embargo, él administró su labor y sus recursos según le pareció bien en su tiempo. 

EL SEÑOR NO PRETENDE QUE LOS MÉTODOS O LA MANERA DE HACER LAS COSAS LAS INCORPOREMOS DENTRO DE SUS ENSEÑANZAS Y SU ECONOMÍA.

Filipenses 3:12 "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. v:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, v:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. v:15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. v:16 Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa." 

Yo pudiera parafrasear o comentar este pasaje de la siguiente manera: "No que lo haya alcanzado todo o que ya sea completamente maduro, sino que sigo adelante con el fin de lograr alcanzar la meta que me fue puesta cuando fui alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo considero no haber llegado a la madurez plena, pero eso sí,  olvido  lo que queda atrás y sigo hacia lo que está adelante, hacia la meta con el fin de obtener el premio. Así que todos los que tenemos cierto grado de madurez tengamos la misma manera de ver o el mismo sentir de ir hacia adelante dejando lo que queda atrás, pero si en algo de esto ustedes tienen otra manera de ver las cosas, a causa de que los métodos no son iguales, Dios les ha de revelar la manera de cómo seguir en la misma meta común que todos tenemos. Así que sigamos, independientemente de las diferencias, en pos de las mismas normas que todos tenemos y que todos hemos conocido y que todos debemos de alcanzar.

Pablo en este pasaje nos muestra que todos deberíamos tener una misma norma de seguir hacia adelante, esto es, procurar alcanzar el premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús. Dicho de otra forma, debemos buscar ganar a Cristo, asirnos de Él y ponerlo como nuestra meta. La meta común conformada por muchos aspectos que encierra Cristo, debería ser la meta de todos, pero Pablo agrega acá algo: Si algo ustedes ven, de manera distinta, Dios les tendrá que revelar que la única meta que hay es esta (lo que él ya dijo acerca de Cristo). Pablo reconoce que él no va a cambiar las metodologías de los demás, pero eso sí, espera que todos tengan la misma meta. En el v:16 él dice que aunque haya o algunos que le ponen un énfasis a otras cosas (como la familia, los milagros, etc.) en el camino Dios les tiene que revelar que la visión es una sola cosa: la persona de Cristo, ese es el supremo llamamiento. Pablo les dice a los hermanos que sigan viviendo la norma que han alcanzado, esto también lo debemos aplicar nosotros, pues, aunque tengamos diferencias unos de otros, a lo largo del caminar con el Señor, vamos alcanzando la visión que también tuvo Pablo, que es Cristo. 

Es menester que sepamos que la meta es Cristo, pero también es necesario tener la revelación de cómo alcanzar la meta. Pablo les insta a los hermanos a tener ubicación y corrección en la manera de cómo ver y hacer las cosas, pues, sólo a través de la revelación ellos alcanzarán la meta. La revelación es la única forma de hacer lo que Dios quiere, como Él quiere y así poder dar en el blanco que es Cristo Jesús. 

Apóstol Marvin Véliz