El Misterio De La Iniquidad

Dice 2 Tesalonicenses 2:7 “Porque el misterio de la iniquidad ya está en acción, sólo que aquel que por ahora lo detiene, lo hará hasta que él mismo sea quitado de en medio. v:8 Y entonces será revelado ese inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; v:9 inicuo cuya venida es conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, v:10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. v:11 Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, v:12 a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad”. 

Trataré de explicar brevemente lo que es el misterio de la iniquidad. Para empezar vamos a tratar de explicar lo que quieren decir las palabras “misterio” e “iniquidad”, según sus contextos bíblicos. 

La palabra misterio, en el contexto que el Señor Jesús lo usó, se refiere básicamente a “algo que unos entienden y otros no”. Por ejemplo, dice Mateo 13:11 “…Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido”. Parafraseando los versos podemos entender que "a unos les es dado a conocer el misterio del reino de Dios; más a otros no se les concede entender estas cosas”.  Por eso en el v:16 el Señor agrega: “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen”. 

El Apóstol Pablo también usó la palabra “misterio” con el mismo sentido, aludiendo que él predicaba algo que no todos entendían. Dice 1 Corintios 2:7 “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, v:8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”. La sabiduría que predicaba el Apóstol Pablo no la entendían todos, por eso era sabiduría en misterio. Quiere decir que Pablo les dijo a los hermanos de Tesalónica que ya estaba en acción algo que no todos iban a entender con respecto a la iniquidad, pues, la mayoría estarán cegados para entenderlo. 

Por otro lado, en la Biblia de Las Américas, la palabra “Iniquidad” tiene una nota de pie, donde explican que esa palabra significa “estar sin ley”. Esta palabra la podemos aplicar de dos maneras, tanto para una aplicación personal de alguien que está sin ley, es decir, alguien que es inicuo; como también para referirnos a la era en la que vivimos nosotros después que culminó el tiempo de la Ley.

¿Cómo podemos definir el misterio de la iniquidad?

En breves palabras podemos decir que es la operación de satanás en el mundo después de la muerte de Cristo. Se refiere al sistema de satanás que engaña al mundo después de darse por concluido el Antiguo Pacto, quedando habilitado en todo su esplendor después de la destrucción del Templo en Jerusalén. 

Si vamos al inicio de la humanidad, podemos darnos cuenta que satanás se vio victorioso cuando el hombre cayó. Al recordar la escena del huerto donde estaba Adán y Eva, podemos ver que la manera en la cual satanás engañó al hombre fue despertándole una pasión por el bien y el mal. El hombre comió del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, y eso dio como resultado la religión. Desde ese momento, los hombres que hacían lo malo se sentían tan mal de sus actos que la condenación no les permitía buscar a Dios; por otro lado, los que hacían lo bueno se sentían tan justos en su propia razón que no tenían necesidad de Dios. Tanto lo bueno como lo malo alejaban al hombre de Dios. Ahora bien, cuando Cristo salió vencedor en la resurrección, Él abolió la ley (el elemento que juzgaba entre lo bueno y lo malo) y el pecado. Cristo le quitó a Satanás las dos armas con las cuales mantenía cautiva a la humanidad, ya no había más acusación por los pecados, como dice Colosenses 2:13 “…os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, v:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”. Satanás fue vencido totalmente en la cruz, y no sólo fue vencido, sino que fue despojado de sus armas con las que había cautivado a la humanidad. 

Ahora bien, hay algo que debemos aclarar a raíz de la obvia acción de satanás en el mundo hasta el día de hoy. Dejemos claro que Cristo ya venció totalmente al diablo, lo que sucede es que (por usar términos que entendamos) Dios dejó pendiente el inicio del tiempo de condena de este ser. Esto es más o menos como cuando un reo es hallado culpable, pero aún no le han dictado sentencia. Así está el diablo al día de hoy, es un ser vencido, ya fue hallado culpable de atrocidades en contra de la humanidad, pero aún no lo han sentenciado. Cuando el diablo se dio cuenta que ya estaba vencido, que la ley quedó abolida, vino e inventó el “misterio de la iniquidad”.

El misterio de la iniquidad empezó desde el momento que el diablo se vio vencido, es decir, en los días de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, sólo que entró en completa acción después de la destrucción del templo de Jerusalén. La manera en la que satanás engaña al mundo desde los días de la muerte del Señor hasta nuestros días ha cambiado tácticamente. Su estrategia antes de la cruz era fundamentalmente acusar mediante el bien y el mal, esa fue su victoria para con el hombre en el huerto. Ahora bien, desde que Cristo resucitó, la tendencia de la metodología o sistema de satanás es: “haz lo que quieras, nada es malo, lo malo solo es un estado sicológico, no existe ni el bien ni el mal”. En ese engaño ha caído la humanidad y aun muchos de los hijos de Dios están cayendo en tal error de que cada quien hace lo que bien le parece, este es el misterio de iniquidad.

¿Quiénes caen presos del misterio de iniquidad?

Dice 2 Tesalonicenses 2:10 “…y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. v:11 Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, v:12 a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad”. Este espíritu de engaño viene a causa de no tener un amor por la verdad. Hermanos, el hecho de que la ley esté clausurada no quiere decir que nosotros debemos ser gente sin ley, gente inicua, sin parámetros, sin principios, sin valores, tal como el desenfreno en el que va el mundo. Cada día podemos ver en cualquier sociedad, que lo que dictaba la conciencia como pecado, es ahora lo más normal. Cada vez es más “normal” el homosexualismo, los asesinatos, lo inmoral y todo aquello que una vez la ley lo demarcó como malo, a raíz de que el alma de los hombres está quedando presa del misterio de iniquidad porque no creen en la verdad sino que se complacen en la injusticia. 

El Apóstol Pablo dijo en una ocasión: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. (Romanos 7:11–12). En otro verso el apóstol le dijo a Timoteo: “Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente” (1 Timoteo 1:8). ¡Ah!, entonces la ley no es mala, sino es buena, toda vez y cuando se use bien. La ley es mala si se usa con fines de justificación o de procurar la Vida por medio de ella, pero si se usa como se debe, es buena ¿Acaso no dice también la Biblia: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”?. (2 Timoteo 3:14–17). La letra mata, sí, pero si se usa legítimamente, con fines de llegar por medio de ella a Cristo, entonces, nos es útil. La única fuente de Vida es Cristo, sí, pero Las Escrituras nos pueden llevar a Cristo, tal como dice Gálatas 3:23 “Y antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada. v:24 De manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por fe”. Debemos tener sumo cuidado de la Ley, porque despierta nuestra religiosidad, pero no por ello debemos desecharla al punto de volvernos inicuos. Es como que usted piense en el riesgo que es tener un cuchillo en sus manos, mucha gente ha muerto con heridas provocadas por un cuchillo, pero sabiéndolo usar es útil; el cuchillo en sí no es el problema, el problema viene cuando no lo sabemos usar. Es como hablar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol en sí mismo no era malo ¿Acaso no fue Dios quien lo hizo? Es más, jamás vemos que Dios haya dictado un juicio para el árbol de la ciencia del bien y del mal, Dios nunca lo cortó, lo malo que surgió en el huerto provino a raíz de la desobediencia del hombre. Así mismo, el Señor jamás borró el Antiguo Testamento, nunca fue un error todo lo que Él dijo en el pasado, lo que anuló fue la acusación y la condenación que teníamos a causa del pecado que ésta nos señalaba, sin embargo, la ley es buena. Hermanos, nosotros debemos saber usar la letra de la palabra, porque ella mata, pero si se usa legítimamente será de gran utilidad. No caigamos en el desenfreno del mundo, no nos convirtamos en gente inicua, gente sin ley.

¿CÓMO SOMOS LIBRES DEL MISTERIO DE INIQUIDAD?

Dice 2 Tesalonicenses 2:8 “Y entonces será revelado ese inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida”

Quisiera terminar este estudio devocionalizando esta palabra para nuestro diario vivir. Si el Señor matará al inicuo con el Espíritu de Su boca cuando Él venga, quiere decir que también hoy podemos matar la influencia de este río de iniquidad por medio de una palabra que venga de la boca del Señor. Hermanos,  capturemos una palabra de Vida, procuremos estar delante de Él, anhelemos Sus parousias (Sus venidas), y así seremos libres de este río de iniquidad, el cual es conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden. 

“Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen”, Que tengamos ojos abiertos para ver las estrategias de ataque de Satanás y velemos por ello.

¡Dios les bendiga! 

Apóstol Marvin Véliz