ALGO MAYOR QUE EL TEMPLO ESTÁ AQUÍ

“Algo mayor que el templo está aquí”

Mateo 12:1 “por aquel tiempo Jesús pasó por entre los sembrados en el día de reposo; sus discípulos tuvieron hambre, y empezaron a arrancar espigas y a comer. v:2 y cuando lo vieron los fariseos, le dijeron: mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. v:3 pero el les dijo: ¿no habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, v:4 cómo entró en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, que no les era lícito comer, ni a él ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes? v:5 ¿o no habéis leído en la ley, que en los días de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo y están sin culpa? v:6 pues os digo que algo mayor que el templo está aquí”.

El pasaje anterior relata la ocasión cuando el Señor Jesús pasó por unos sembrados, y cómo sus discípulos hicieron algo que causó molestia a los religiosos de aquel entonces. El Señor no aceptó, ni juzgó lo que estos hombres decían de sus discípulos, más bien les dijo que éstos tenían algo más grande que el templo. Para ellos esta respuesta fue muy directa, pues, el templo tenía ciertas prebendas para muchos de los que le estaban acusando. La otra razón por la que el Señor les contestó de esa manera fue, porque en realidad Él mismo era el verdadero y el más grande templo de Dios. Miremos en La Escritura porqué el Señor manejó esa situación de esa manera.

“el señor mismo es el templo”

Por lo menos en dos ocasiones, vemos en la Biblia como el Señor se propone a sí mismo como el templo de Dios, leamos:

Juan 1:14 “Y el Verbo se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros, y contemplamos su gloria (gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (La Biblia Textual).

A diferencia de otras, la Versión de La Biblia Textual traduce correctamente el pasaje de Juan 1:14 pues dice que Él se hizo carne y tabernaculizó entre nosotros, o sea, fijó Su esencia divina en un tabernáculo (en un cuerpo), puso Su templo entre los hombres. Él, entonces, estaba hablando de Él mismo envuelto en un Cuerpo, y el Cuerpo de Cristo es el templo de Dios.

Juan 2:19 “Jesús respondió y les dijo: destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. (LBLA)

Lo mismo encontramos en Juan 2:19 Donde el Señor les profetiza que iban a destruir el templo, pero que Él lo iba a levantar en tres días. Aunque ellos no entendieron las palabras del Señor, Él dijo éstas cosas en referencia a Su cuerpo que iba a ser crucificado y resucitado al tercer día, así que Cristo es el Templo de Dios. 

“nosotros estamos en el templo que es el señor”

Debemos tener en cuenta que ahora nosotros somos hijos de Dios, por lo tanto, estamos en la dimensión del Templo, porque ya vimos que el Templo es el Cuerpo de Cristo mismo. El detalle es que dicha esfera del Cuerpo de Cristo se logra por medio de la comunión con nuestros hermanos en la fe, con los cuales manifestamos, precisamente, al maravilloso Cristo corporativo, el cual es el Templo de Dios. Si nosotros andamos en Él, tenemos beneficios maravillosos:

1.- AL PERMANECER EN EL, ESTAMOS FUERA DE LA LEY.

El Señor respondió a los argumentos de los fariseos que decían: “mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo”. En efecto, ellos tenían razón en parte, Dios mismo en La Escritura enseñó que era ley guardar el sábado y no hacer ningún tipo de obra, pero Jesús les respondió a sus opositores que los sacerdotes que estaban dentro del templo, ellos mismos estaban con mucho qué hacer, precisamente el día sábado. Esto muestra que, debido a que estaban oficiando en la casa de Dios, ellos estaban sin culpa, estaban fuera de ese precepto de ley. (Mateo 12:5)

Esto nos enseña a nosotros que estar en Cristo, es decir, estar en la esfera de Su Cuerpo, nos ubica fuera de todo contexto de ley. No debemos ya regirnos por la ley, no debemos vivir por lo bueno o lo malo, sino que ahora debemos permanecer  por la fe en la esfera de la Vida, estamos en la esfera donde la Vida divina expresa y manifiesta la victoria del Señor en nosotros, venciendo al pecado. ¡Aleluya! 

2.- “EL REPOSO DE DIOS SE VUELVE UNA DIMENSIÓN PARA LOS SACERDOTES Y NO UNA LEY"

Para los sacerdotes que servían en el Templo, el día de reposo también existía, pero aun así, ellos no dejaban de hacer obras. Esto nos muestra que el reposo para ellos llegó a ser algo subjetivo, algo dimensional, interior, de carácter espiritual, porque ciertamente ellos lo guardaban pero bajo otra perspectiva. 

Hebreos 4 nos insta a que entremos a Su reposo, esto para nosotros significa la dimensión espiritual a la que debemos entrar, no significa que no hagamos nada, sino que vivamos en nuestro interior sin utilizar nuestra fuerza humana. Ahora que estamos en Cristo, no debemos más usar esa parte de nuestra naturaleza que pretende generar de sí misma lo que sólo proviene de Dios. Vivir en el reposo es no depender de nosotros mismos, es dejar de hacer cosas en nuestra carne con el fin de buscar en algo el favor de Dios, más bien, es dejar que la Vida divina procesada en nosotros nos mueva, nos restrinja, nos regule, nos dirija, etc. 

3.- EL FUNDAMENTO PARA ACERCARNOS A DIOS ES EL HAMBRE DE SU PALABRA.

Dice el pasaje que leíamos al principio: “…por aquel tiempo Jesús pasó por entre los sembrados en el día de reposo; sus discípulos tuvieron hambre, y empezaron a arrancar espigas y a comer. y cuando lo vieron los fariseos, le dijeron: mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. pero el les dijo: ¿no habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, que no les era lícito comer, ni a él ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes?”

Muchas veces pretendemos caminar en el Señor en nuestro humanismo, sometidos al legalismo, subyugados a un fundamento de auto-justicia, hermanos ese camino no es agradable ante los ojos de Dios. No cometamos el error de tratar de ser buenos a los ojos de Dios, el fundamento ahora que estamos en Cristo es otro. El fundamento que nos debe acercar a Dios debe ser la necesidad de la nutrición, la necesidad de comer, y ésta no viene porque nosotros la procuremos, sino porque la Nueva Vida que nos han dado en Cristo tiene necesidad de Dios. 

Los fariseos caminaron esa ruta de legalismo y el resultado de su camino fue ser privados de disfrutar al autor de la Vida, el cual caminaba entre ellos. Muy al contrario de los discípulos del Señor, quienes caminaban con Cristo y mientras caminaban con Él, comían, se alimentaban, ¡Eran libres! Si nosotros decidimos caminar en la dimensión del Templo que es Cristo, nuestra actividad central inherentemente será comer a Cristo. Al estar en Él entenderemos que Él es el Pan de Vida. David y sus hombres, en una ocasión comieron del pan sagrado que pasaba delante de la Presencia de Dios, y al comerlos cobraron fuerzas. El pan del Templo luego de estar siete días delante de la Presencia del Señor, se volvía alimento para los sacerdotes, y eso servia de sustento para sus vidas. 

¡Ah! qué hermosa respuesta la del Señor  Jesús, que comparación, qué mensaje más tremendo lo que nos dicen estos versos: “…algo mayor que el templo está aquí”. ¡Aleluya!, Vivamos fuera de la ley, disfrutemos la Vida en Cristo como nuestro reposo, y vivamos por Él y en Él, que Su Vida nos cause hambre de Su Palabra.

Dios les bendiga
Apóstol Marvin Véliz