LOS DOS AMORES

LOS DOS AMORES

En esta ocasión vamos a contemplar una verdad, la cual el Señor mismo la expuso de una manera clara, rigurosa y contundente en el Nuevo Testamento. Me refiero a lo que dice Lucas 16:13 “Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Dios no pasará desapercibida esta situación ni siquiera tratándonos como Sus hijos, mucho menos al considerarnos Sus siervos. Es por tal razón que deseo considerar como algo de carácter vital y urgente, distinguir y  ser libres de esta potestad que nos atrapa con facilidad, desviándonos de servir al Señor tal como es el deseo de Su corazón.

Al leer el verso anterior, podemos desglosar algunos aspectos muy interesantes. En un inicio, el Señor les está hablando a Sus siervos, a Sus criados, a Sus servidores, advirtiéndoles que deben tener cuidado en sus corazones porque hay dos amores a los cuales pueden servir, éstos son: a) Dios, y b) Las Riquezas. La palabra “riquezas” en el griego es “mamonas”, esta es una palabra aramea de uso común para referirse a las “riquezas”, la cual a su vez está relacionada con la palabra hebrea que significa “firme o constante”; de ahí aquello en lo que se puede confiar. Pero además de su significado, vemos también que el Señor la expuso como la personificación de un poder contrario totalmente a Dios. Quiere decir que, obviamente, hay un poder satánico que se mueve detrás de “Las Riquezas”. 

EL ORIGEN DEL AMOR A LAS RIQUEZAS 

El problema que tenemos los creyentes es que pensamos que todas las riquezas y la abundancia material tienen su origen en Dios. Muchos predicadores gritan a voz en cuello que Dios tiene muchas riquezas, que Él es el dueño de la plata y el oro, que Él tiene mucha abundancia para todos Sus hijos, y todo eso es cierto; sólo que hay una riqueza que el Señor quiere eliminar, ésta es, la que no proviene de Él. Las riquezas que no provienen de Dios son aquellas que hacen del dinero el centro de todo, convirtiéndolas en un poder espiritual. Sería muy niñezco pensar que las riquezas que son movidas por una potestad satánica se refieran a las mismas riquezas que provienen del Señor. Jesús mismo personificó la potestad de las riquezas, Él dijo que hay riquezas que ejercen un “señorío” en los corazones de los hombres, así lo leímos en Lucas 16:13.

Satanás, tratando de imitar y minar el Plan de Dios, sabiendo que Cristo Jesús es la única medicina para todos los males del hombre, sabiendo que en Cristo habrían de ser reunidas todas las cosas, también él se ideó el dinero como un poder único y maligno para envenenar a todos los hombres. Si usted se da cuenta, toda la actividad que Satanás puede ejercer sobre el hombre se concentra en el dinero. Si no tenemos una revelación en cuanto a esto, seremos creyentes derrotados, estaremos por mucho tiempo dando vueltas en círculo a la misma cosa, sin saber que la única salida a esto es ser libres del poder de las riquezas.

DOS EJEMPLOS QUE NOS MUESTRAN EL CONFLICTO DEL AMOR A LA RIQUEZAS

El confiar en las riquezas estorba nuestra vida espiritual, y nadie puede crecer y desarrollarse espiritualmente si no obtiene la victoria en cuanto a las riquezas. Leamos la siguiente porción de la Escritura en Mateo 19:16  Entonces vino uno y le dijo:  Maestro bueno,  ¿qué bien haré para tener la vida eterna? v:17 El le dijo: si quieres entrar en la vida,  guarda los mandamientos. v:20  El joven le dijo:  Todo esto lo he guardado desde mi juventud.  ¿Qué más me falta? v:21  Jesús le dijo:  Si quieres ser perfecto,  anda,  vende lo que tienes,  y dalo a los pobres,  y tendrás tesoro en el cielo;  y ven y sígueme. v:22  Oyendo el joven esta palabra,  se fue triste,  porque tenía muchas posesiones. v:23  Entonces Jesús dijo a sus discípulos:  De cierto os digo,  que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos”.

El caso de este joven nos muestra que debemos tener victoria sobre las riquezas que produce el mundo, de lo contrario nos será difícil seguir y servir al Señor. No estamos diciendo que todos tendrán que empobrecerse para ser libres de las riquezas, pues, no sólo los que tienen mucho dinero tienen este problema. Hay muchos que no tienen dinero,  sin embargo, tienen una harta ambición de llegar a tenerlo.  El trato para cada creyente dependerá de cuanto amor tenga por las riquezas. Seguramente habrán algunos que aman tanto sus riquezas que el Señor será severo para tratarlos,  a otros posiblemente el Señor los tratara con pobreza, pero el punto es que cada creyente será tratado por el Señor para encontrar la manera de ser libre de ellas.

Otro ejemplo de esto también es la vida de Jacob, un hombre admirable que amaba grandemente a Dios, excepto por el problema de las riquezas. Desde el vientre de su madre deseó tanto las bendiciones de Dios, que a pesar de que no tuvo la fuerza para ser el primogénito, salió agarrándole el calcañar a su hermano; más adelante cuando creció le compró la primogenitura a su hermano y luego engañó a su padre. Su proceder ambicioso lo llevó finalmente, a probar suerte donde su tío Labán; allí se casó con una mujer de su parentela, sin embargo, su suegro era otro hombre igual o peor que él en cuanto a la ambición por las riquezas. Si vemos a Jacob por el lado de lo que estuvo dispuesto a hacer por el Señor, podemos ver que verdaderamente amaba a Dios, es más, cuando iba huyendo de su hermano en busca de una nueva tierra, el Señor lo encontró en Bet-el y  Jacob le dijo al Señor lo siguiente: “… Si fuere Dios conmigo,  y me guardare en este viaje en que voy,  y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre,  Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal,  será casa de Dios;  y de todo lo que me dieres,  el diezmo apartaré para ti”. Según lo que dice Génesis 28:20  Jacob amaba a Dios, tenía encuentros con Dios, y aún tenía el principio de dar sus diezmos y ofrendas, pero con todo y eso, no había podido alcanzar la transformación de su hombre interior. El nombre de Israel, que fue el nombre que Dios le dio a Jacob, es también uno de los nombres del Señor, en otras palabras, el Señor le dijo a Jacob: “Voy a poner mi nombre sobre tu vida, pero antes te voy a dar la victoria sobre las riquezas, no te puedo confiar mi Nombre si primero no eres libre del poder del diablo que corrompe a todos los hombres”. Cuando hablamos de las riquezas, nos referimos a todo lo que puede producir el mundo, en lo cual nosotros nos apoyamos y ponemos nuestro amor y confianza. Para algunos la riqueza puede ser la familia, para otros sus bienes, para otros sus dotes físicos, para otros su intelecto, etc. Ser libres de las riquezas irá más allá del despojo que debemos de tener en cuanto a diezmos y las ofrendas. 

El hecho de que Jacob tuviera encuentros con Dios y que amara a Dios no lo hacía un hombre diferente porque, aún no había sufrido la transformación. Es como el caso de los creyentes que tienen un don o un ministerio, pueden fluir en los dones, pueden fluir bajo la unción, sin embargo, con todo y eso no han sido transformados por el Señor. Nosotros necesitamos encontrarnos con el Dios de Israel, un Dios que transforme nuestras vidas en cuanto a la riqueza. Él nunca estará íntimamente ligado a nadie que sea esclavo de las riquezas, si no sólo a aquellos que han sido transformados a Su imagen y semejanza.

COMO TRATA EL SEÑOR EL ASPECTO DE LAS RIQUEZAS

En la iglesia del primer siglo, el Señor supo liberar a los creyentes del amor a las riquezas, pues, en la necesidad que surgió en ellos por perseverar en la reunión de los santos en Jerusalén (siendo muchos de ellos de otros lugares distantes), empezaron a vender sus bienes y a poner todas las cosas en común, esto ocasionó que ellos fueran libres en cuanto al amor de la riquezas, por ende, trajo tremendo desarrollo a la Iglesia. (Hechos 2:44 Y todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común. v:45 Vendían sus posesiones y bienes, y los repartían a todos, a cada uno según tenía necesidad.). Ellos eran capaces de solventar con sus bienes tales necesidades, sin escatimar el precio de lo que se necesitara porque todo lo que tenían estaba al servicio del Señor y no para satisfacción de sus ambiciones.  

Parte de la salvación que Dios les dio a los primeros creyentes fue liberarlos del amor al dinero. No es coincidencia que en los dos pasajes (Hechos 2:44-45 y 4:34-35)  donde dice que vendían sus tierras y tenían todas las cosas en común, justo unos versos antes dice que se habían convertido tres mil almas y en el otro pasaje dice que una multitud había creído, esto quiere decir que hasta los recién convertidos tenían victoria sobre las riquezas, dice que vendían sus propiedades y le daban su dinero a los Apóstoles, hombres a los que ni siquiera conocían, sin embargo, el Espíritu les daba testimonio y ellos eran libres del poder del dinero.

Hermanos que esta palabra traiga libertad a nuestras vidas, nos haga victoriosos y podamos amar a Dios por sobre todas las cosas y caminemos así, poniendo nuestra confianza en Dios y no en las riquezas.

Apóstol Marvin Véliz