LA CENA DEL SEÑOR

“LA CENA DEL SEÑOR”

La celebración de la cena del Señor es algo de lo cual debemos de aprender un poco más, pues esta es una ministración que el Señor dejó para que los santos armonicemos y nos ajustemos como parte que somos de Su Cuerpo. 

La cena del Señor es de carácter corporativo y no de tipo individual, por lo tanto nuestro entendimiento debe de ser claro para ver el plano en que esta se lleva a cabo y aprovechar así, las virtudes que el Señor quiere transmitir por medio de ella. Por ser de carácter corporativo, ésta cena llena profundamente el corazón de Dios mismo, pues, cuando esta se realiza, honra la naturaleza divina. No tiene sentido celebrar la cena del Señor, si no tenemos un entendimiento claro de lo que implica el Cuerpo de Cristo. Veamos a continuación dos generalidades que debe conllevar la cena del Señor:

1. LA CENA DEL SEÑOR LLEVA COMO OBJETIVO EVITAR LAS DISENSIONES.

Una de las características básicas que debe tener la cena del Señor es que en esta se deben evitar las disensiones entre los miembros, que cuando nos reunamos como Iglesia halla armonía y que sirva como un medio que elimine las divisiones. A esto se deben las exhortaciones del Apóstol Pablo a los Corintios

1 Co. 11:17 “Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor. v:18 Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. v:19 Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados”. (RV60)

En la Iglesia de Corinto las divisiones se daban a causa de la comida, pues a la hora de comer todos pensaban para sí mismos y no en el bien de otro hermano. Por otro lado, muy probablemente unos llevaban manjares, haciendo quedar en vergüenza a los de pocos recursos. Tal como lo enfatiza el v:21 “porque al comer, cada uno toma su cena primero; y uno tiene hambre y otro está ebrio”. Aquí se emplea la frase “cada uno”, Pablo resalta el individualismo que tenían los Corintios, que lejos de convivir en una esfera corporativa, eran divisionistas, se fraccionaban, y cada quien buscaba lo suyo propio. 

Entonces quiere decir, que la comida puede servir, tanto para llevarnos a la esfera corporativa, como para poner en manifiesto las disensiones que pueden darse debido al individualismo. Por lo tanto, debemos de tener el cuidado de que la comida nos haga uno, en vez de dividirnos. Desde ese punto de vista la cena de comunión es algo muy delicado, no debemos verlo a la ligera, porque podemos fraccionar la unidad del Cuerpo si participamos de ella con una actitud egoísta y orgullosa. El deleitar nuestro paladar con la comida de la cena de comunión no debe trascender más allá de la unidad del Cuerpo, es mejor privarnos de comer manjares en vez de causar una disensión entre los hermanos. Por lo tanto, cuando nos reunamos a celebrar la cena del Señor, demos con liberalidad, disposición y deseos de bendecir al Cuerpo de Cristo y con una actitud sobria y sencilla también aprendamos a recibir de otros, pero que el propósito sea buscar la unidad y evitar las disensiones. 

2. LOS OBJETIVOS ESPIRITUALES QUE ESTA PERSIGUE 

2.1. LA RESTAURACIÓN DE LA COMUNIÓN CON EL SEÑOR. Debemos probarnos a nosotros mismos cómo estamos en nuestra comunión con el Señor, así lo dice 1 Co. 11:27 Por tanto, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. v:28 Por tanto, cada uno examínese a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa. 

2.2. RECORDAR A CRISTO: Esto es algo que pide el Señor, pues, a Él le satisface que tengamos nuestra mente y corazón puestos en Él cada día, pero al hacerlo de manera específica y en un ambiente propicio, rodeados de los miembros de Su Cuerpo, se desatará una bendición tremenda en la reunión.

Cuando hablamos de recordar al Señor, esto debe incluir hacer memoria de ciertos detalles como el hecho de que el Cuerpo partido es para hacernos a nosotros partícipes de Él mismo y que, además, por medio de eso, Él nos suministra de Su Vida y de Su alimento. Cuando la Biblia dice: “esto es mi cuerpo que por vosotros es partido”, nos debe recordar que el Señor nos ha hecho partícipes en Él mismo. Obviamente las palabras de este verso no se refieren al cuerpo físico de Jesús, pues la misma Biblia dice en Juan 19:36 “esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: No será quebrado hueso suyo”. A los ladrones que estaban en la cruz les quebraron las piernas, pero a Jesús no le quebraron ninguno de sus huesos, entonces, las palabras que Cristo dijo durante la cena, se refería a que Él, en su naturaleza de Cristo Pleno-individual sería transformado en un  Cristo que íba a ser partido en muchos, es decir, en el Cristo Pleno-corporativo.

También nos dice: “el que coma del pan”; esto es algo que debemos de recordar a la hora que participemos del pan, que Él es el pan de vida, así lo dice Juan 6:48 “Yo soy el pan de la vida”. Que no nos olvidemos que Él es nuestro alimento y nuestro sustento diario, que Él es el pan de cada día el cual el Padre tiene destinado para nosotros, para que al comerlo vivamos eternamente. Así lo dice Juan 6:33 Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo.

También al participar de la copa de vino, debemos recordar lo que Pablo dice en 1 Co. 11:25 “… Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis, en memoria de mí”. La sangre de Cristo nos da garantía del Nuevo Pacto, así como la sangre de los machos cabríos fue utilizada para ratificar el pacto de la Ley, así también ahora, la sangre de Cristo es la que ratifica el Nuevo Pacto, sólo que este Nuevo Pacto en Su sangre es mucho más glorioso, pues está implícita la voluntad de Dios para con el hombre de colocarlo en el Plan Eterno que Él ha realizado ya en Cristo mediante Su naturaleza corporativa. ¡Gloria a Dios!

Apóstol Marvin Véliz