REQUISITOS VIGENTES DE UN APOSTOL

REQUISITOS VIGENTES DE UN APOSTOL

Hechos 1:3 “A éstos también, después de su padecimiento, se presentó vivo con muchas pruebas convincentes, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo concerniente al reino de Dios. v:4 Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí; v:5 pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.

La Biblia nos enseña que las Iglesias locales deben caminar en comunión con los apóstoles. Obviamente, en este tiempo no hay apóstoles como los doce que escogió el Señor, eso es imposible. No hay nadie que tenga ni el nivel espiritual, ni la experiencia que tuvieron aquellos doce. El haber estado tres años y medio físicamente con el Señor, y haber sido capacitados por el Cristo resucitado, es insuperable. Eso tampoco quiere decir que ya se acabó la era de los apóstoles. El libro de los Hechos (de los capítulos 1 al 12) nos muestra el ministerio de Pedro y de Juan. Jacobo fue poco lo que participó como apóstol debido a que lo decapitaron en los primeros años de la Iglesia. Luego, en Hechos (del capítulo 13 en adelante) vemos a hombres como Pablo y a Bernabé, los cuales, aunque no estuvieron físicamente con el Señor, la Biblia los llamó apóstoles. Aparte de Pablo y Bernabé encontramos hombres como Tito, Timoteo, Epafras, y otros más a quienes también la Biblia les denomina apóstoles. Quiere decir que aunque ya no hayan apóstoles como los doce, o como Pablo, que fueron hombres fuera de serie, aún así, el Señor ha preservado a ciertos hombres para que sigan funcionando como apóstoles entre las diferentes Iglesias locales. 

Si nos comparamos con los doce apóstoles de Jesús, a cualquiera que en este tiempo se denomine apóstol “le quedará grande la camisa”; pero yo me consuelo en que tampoco los creyentes de ahora “le llegan al ojo del pie” a los cristianos de la Iglesia del principio. Las Iglesias de hoy distan mucho de ser como la Iglesia del principio, sin embargo, el Señor sigue amando y trabajando a Su Iglesia. Los apóstoles de hoy también distan de ser como los apóstoles del principio, sin embargo, el Señor sigue creyendo que habrán hombres que darán la medida de lo que Él necesita para este tiempo. 

Estoy consciente es que muchos apóstoles han perdido el rumbo de su ministerio, muchos no están cumpliendo con su labor, y otros no se están encaminando en pos de ser conformados a la imagen y semejanza de Jesús. El punto que nos atañe a nosotros es que, con o sin defectos, los ministerios y los dones Dios los da irrevocablemente. Yo he leído de dos hermanos en carne, que ambos fueron llamados al ministerio apostólico, pero eran iracundos; estoy hablando de Juan y Jacobo. Sé de otro apóstol llamado Tomás que era incrédulo, y también he leído de otro apóstol que fue muy aguerrido, pero al final evidenció su cobardía, me refiero a Pedro. ¡Ah!, pero todos fueron llamados por el Señor, y a todos los amó el Señor. Si de defectos vamos a hablar, no obviemos a los doce que escogió el mismo Señor Jesús. A pesar de las faltantes que miremos en muchos aspectos, al menos dos requisitos que un apóstol debe tener vigente en su ministerio son los que aparecen a continuación: 

1.- UN CRISTO PERSONIFICADO: Lo que el Señor les instruyó a los Apóstoles es que ellos debían predicar a un Cristo que no era conceptos, ni un cúmulo de verdades bíblicas, sino una persona. Dice Hechos 1:3 “Hechos 1:3 “A éstos también, después de su padecimiento, se presentó vivo con muchas pruebas convincentes…”  El pasaje dice que el Señor se les presentó vivo con muchas pruebas convincentes de Su resurrección; es obvio que Él quería dejarles claro que debían anunciarlo a Él. El mensaje de los apóstoles fue sencillo, lo único que ellos debían hacer era testificar de un Cristo vivo, una persona con la cual ellos tuvieron comunión y que a pesar de que físicamente Él ya había partido hacia el cielo, ellos seguían teniendo comunión con Él. Cristo no era un recuerdo para los apóstoles, era una realidad, era su presente, era lo que predicaban.

Para que entendamos lo que es predicar a un Cristo personificado, déjeme ponerle un ejemplo: Si yo quisiera hablarle de mi madre, lo único que pudiera hacer es darle conceptos de lo que ella fue, pues, ella ya no existe en el plano terrenal, ya falleció. Yo pudiera pasar cinco años enteros describiéndoles quien era mi madre, pero por mucho que yo les hable y les explique, jamás lograrían conocerla en verdad porque ella ya no vive, es sólo un recuerdo. En cambio si usted me pregunta quien es mi padre, yo lo llevo a Guatemala y se lo presento, usted lo podrá conocer directamente porque él está vivo. Yo no necesitaré describirle, ni decirle muchos conceptos de él, porque en cinco minutos que usted esté con él, lo habrá conocido más que las mil palabras que yo les pueda decir. Pues, esto es lo que el Señor quería dejarle claro a los apóstoles, por eso se les presentó vivo durante cuarenta días, porque quería instruirles que su mensaje no debería ser una enseñanza a manera de recordar lo que era Jesús, sino que su mensaje revelara a los oyentes la experiencia de un Cristo vivo. Si alguien le pone más énfasis a la doctrina que a la experiencia viva con la persona de Jesús, el tal no está capacitado para ser un apóstol, aun así tenga el llamamiento a ser apóstol. De nada sirve que alguien tenga un título de apóstol si no cumple con la función de apóstol. La función apostólica es que los hombres que tengan tal llamamiento tengan más que claro que el Evangelio es una persona con la cual tienen comunión. 

2.- EL SEÑOR LES DIO INSTRUCCIONES ACERCA DEL CRISTO CORPORATIVO: 

Dice Hechos 1:4 Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí; v:5 pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días”. Cuando hablamos de ser bautizados con el Espíritu Santo, la mayoría de los que tienen arrastres evangélicos piensan en una sola cosa: “el don de lenguas”. Déjeme decirle que si usted aun tiene esa doctrina le enseñaron mal, el bautismo en el Espíritu Santo no son las lenguas. El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 12:12 “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu”. Estos versos nos dicen básicamente dos cosas: 1.- Cristo es muchos miembros, y 2.- Que todos fuimos bautizados por el Espíritu en un Cuerpo. ¡Ah!, entonces, bautismo con el Espíritu Santo es ser metidos a la esfera del Cristo corporativo. Ser bautizados con el Espíritu Santo es llegar a ser parte del Cuerpo de Cristo. Usted se preguntará: “¿Y dónde dejamos las lenguas hermano?” Pues, las lenguas son sólo un don. A usted le dijeron los teólogos que al hablar en lenguas usted recibía el bautismo del Espíritu Santo, sin embargo, esa no era la doctrina del apóstol Pablo. 

La doctrina evangélica pentecostal se desvió a creer que las lenguas eran la señal de recibir el bautismo con el Espíritu Santo, sin embargo, mal interpretaron lo que dice Hechos 2. Lo que sucedió en pentecostés es que se dieron muchos eventos al mismo tiempo. Nosotros, a causa de tener ya estructurada nuestra mente a esa doctrina, pensamos que todo lo que sucedió una sola cosa, pero no es así. Sucedieron tantas cosas en pentecostés que la mayoría, por ejemplo, ni siquiera se percatan que pasaron dos milagros con las lenguas. Por un lado hubieron “géneros de lenguas” a la manera de balbuceos o jerigonzas que son las que nadie puede entender (ni siquiera el que las habla), a menos que tenga el don del discernimiento de lenguas. (Quiero decirles que yo hablo en esas lenguas, no me retracto de ese don que Dios me dio, aunque ahora en la Iglesia prefiero hablar palabras que todos me entiendan). Por otro lado, en pentecostés, también hubieron lenguas idiomáticas. Dice Hechos 2:4 “Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse. v:5 Y había judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo. v:6 Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. v:7 Y estaban asombrados y se maravillaban, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que están hablando? v:8 ¿Cómo es que cada uno de nosotros les oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido? v:9 Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, v:10 de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia alrededor de Cirene, viajeros de Roma, tanto judíos como prosélitos, v:11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestros idiomas de las maravillas de Dios. v:12 Todos estaban asombrados y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? v:13 Pero otros se burlaban y decían: Están borrachos^”. ¿Entienden lo que acaban de leer? Para que usted contextualice el pasaje, recuérdese que muchos de estos judíos tenían al menos dos lenguas, la lengua del arameo-galileo, que era el idioma que se hablaba en aquel entonces en Jerusalén, y la lengua de donde ellos provenían. Muchos de ellos eran Partos, Medas, elamitas, etc. su lengua natal era diferente a la que se hablaba en Jerusalén, sin embargo, el milagro fue que en aquel momento ellos escuchaban a los discípulos hablar en su lengua natal. Los Partos escuchaban que hablaban en su idioma, los Medas creían que estaban hablando en su idioma, y así cada uno de los extranjeros los escucharon en su idioma natal. ¡Imposible! Pero así sucedió. Este milagro de las lenguas idiomáticas quizás fue mas impresionante que escucharlos hablar en otras lenguas, pero ni uno ni otro son el Bautismo con el Espíritu Santo. El bautismo con el Espíritu Santo es lo que nos explica el apóstol Pablo en 1 Corintios 12:13 “Todos fuimos metidos en un Cuerpo por el Espíritu”.

Resumiendo lo anterior podemos decir que los apóstoles tendrían básicamente que hablar dos cosas:  En primer lugar, que el evangelio es una persona, nuestro señor Jesucristo; y en segundo lugar, que Cristo se expresa a través de Su Cuerpo que es la Iglesia. Estas dos cosas son las que un apóstol debe dedicarse a predicar en este tiempo.

Apóstol Marvin Véliz