LOS JUANIANOS

LOS JUANIANOS

Mateo 9:14 “Entonces se le acercaron los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan? v:15 Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán. v:16 Y nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo; porque el remiendo al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor. v:17 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan”.

Cuando vemos la historia del Señor en los Evangelios, nos damos cuenta que Él fue atacado e interrogado por los fariseos, los saduceos y otros grupos de personas no afines a su ministerio. En esta ocasión, si usted leyó bien y con atención, se dará cuenta que fueron los discípulos de Juan quienes abordaron al Señor para hacerle una pregunta. Entre líneas podemos ver la sabiduría con la que el Señor le contestó a los discípulos de Juan. El Señor sabía que ellos eran personas no letradas, así que, con un ejemplo muy sencillo, les contestó de una manera práctica, pero a la vez muy profunda. 

Debemos entender, primeramente, quiénes eran los discípulos de Juan. Había una diferencia entre estas personas y los demás religiosos de los tiempos de Cristo. En aquellos tiempos en Israel habían dos grupos de religiosos que eran los fariseos, y los saduceos, éstos, con sus respectivas diferencias eran defensores de la Ley de Moisés. A diferencia de éstos, los discípulos de Juan eran personas que al igual que (Juan mismo), tuvieron una revelación del Señor Jesús como el Cordero de Dios. En aquellos tiempos, y en un contexto cultural bastante religioso, fue muy notorio que había un grupo de personas que estaba abandonando la Ley de Moisés con tal de ir en pos de Juan el Bautista, es por eso que titulé a este artículo “los Juanianos”. Leamos el siguiente pasaje para ver el contexto de este nuevo movimiento que estaba surgiendo:

Juan 1:19 “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén a preguntarle: ¿Quién eres tú? v:20 Y él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el Cristo. v:21 Y le preguntaron: ¿Entonces, qué? ¿Eres Elías? Y él dijo*: No soy. ¿Eres el profeta? Y respondió: No. v:22 Entonces le dijeron: ¿Quién eres?, para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? v:23 El dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: “Enderezad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías. v:24 Los que habían sido enviados eran de los fariseos. v:25 Y le preguntaron, y le dijeron: Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? v:26 Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo en agua, pero entre vosotros está Uno a quien no conocéis. v:27 El es el que viene después de mí, a quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia. v:28 Estas cosas sucedieron en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando. v:29 Al día siguiente vio* a Jesús que venía hacia él, y dijo*: He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. v:30 Este es aquel de quien yo dije: “Después de mí viene un hombre que es antes de mí porque era primero que yo.” v:31 Y yo no le conocía, pero para que El fuera manifestado a Israel, por esto yo vine bautizando en agua. v:32 Juan dio también testimonio, diciendo: He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y se posó sobre El. v:33 Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: “Aquel sobre quien veas al Espíritu descender y posarse sobre El, éste es el que bautiza en el Espíritu Santo.” v:34 Y yo le he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.

Los discípulos de Juan tuvieron una enseñanza diferente a la Ley, es por esa razón que ellos tuvieron la luz para ver al Cordero de Dios. Su líder, Juan el Bautista, fue el primero en tener esta revelación de Cristo como el Cordero. Dice Juan 1:35 “Al día siguiente Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos, v:36 y vio a Jesús que pasaba, y dijo: He ahí el Cordero de Dios…”. Luego los discípulos de Juan siguieron sus pisadas en cuanto a la revelación que él había tenido. Juan cambió radicalmente la creencia de sus discípulos en cuanto a la Ley, él llevó a los suyos a tener un conocimiento del Señor, conocieron al Señor de manera diferente al Antiguo Pacto. Pero la razón de estudiar acerca de los Juanianos es porque es curioso ver que, a pesar de haber conocido al Señor, la mayoría no lo siguió, sino al contrario, terminaron dudando de Él. 

Prestemos atención a este detalle que narra La Escritura: “y vio a Jesús que pasaba, y dijo*: He ahí el Cordero de Dios. Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús” (Juan 1:36-37). Hubieron dos discípulos de Juan que hicieron lo que su maestro no hizo, seguir a Jesús. 

Hermanos, la respuesta que el Señor les dio a los Juanianos (Mateo 9), tras su pregunta del ayuno, fue más allá que la exterioridad y el significado de esta práctica. El Señor en Su sabiduría les expuso la necesidad que tenían de no quedarse en la frontera entre el Antiguo y el Nuevo Pacto. Los discípulos de Juan ya no eran estrictamente discípulos de Moisés, pues, ahora tenían conocimiento del Señor, pero no tenían claridad en cuanto a la naturaleza del Nuevo Pacto. Ellos no habían entendido que lo que Dios estaba haciendo ahora en el Nuevo Pacto, era tratar con los hombres en base a la Vida y la persona de nuestro Señor Jesucristo; cuán necesario nos es entender que ahora ya no estamos siendo tratados por Dios en base de leyes, mandatos, órdenes, etc. sino en base a la obra de Cristo a favor nuestro.

¿Cuál fue el error de Juan y sus discípulos? Fue haber tenido una revelación fresca de la persona del Señor, y aún así quedarse en un evangelio de conceptos. Juan cumplió su función como maestro a medias, él les dio la revelación de Cristo, pero cuando el Señor pasó frente a él, no se interesó en seguirlo, sino sólo dos de sus discípulos lo siguieron. Si nosotros insistimos en vivir un evangelio de conceptos, tarde o temprano nos moriremos espiritualmente. La vida con Dios no es un asunto de qué tanto aprendemos, sabemos, o entendemos, sino de cuánto vivimos en comunión con Su persona. La sustancia del Nuevo Pacto es la Persona de Jesús.

Hermanos, la tendencia de Los juanianos está latente en muchos corazones hoy en día, éstos son aquellos que conocen a Cristo, y aún así viven de conceptos, doctrinas, argumentos, etc. y no de la comunión con el Señor. No todos los discípulos de Juan siguieron al Señor, pero dos de ellos pudieron ver que no eran conceptos los que cambian al hombre, los que causan la Vida, sino es la persona de Jesús la que puede llenar, saciar, y provocar que de nuestro interior fluyan ríos de agua viva. 

Termino diciéndoles lo siguiente: “El Nuevo Pacto depende de nuestro encuentro con la persona de Jesús y la revelación del misterio, el cual es Cristo y la Iglesia”.

Apóstol Marvin Véliz