CÓMO DEBEN ESCOGERSE LOS ANCIANOS EN UNA IGLESIA LOCAL.

CÓMO DEBEN ESCOGERSE LOS ANCIANOS EN UNA IGLESIA LOCAL.

Es interesante ver que hay tres elementos que dan testimonio en el Nuevo Testamento de cómo elegir y cómo se manifiestan los ancianos en la Iglesia local. 

1. EL ESPIRITU SANTO: 

Dice Hechos 20:28 “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre”. ¿Quién debe de elegir a los ancianos en una Iglesia Local? La primera elección debería ser el Espíritu Santo. 

2.- EL PUEBLO MISMO DEL SEÑOR: 

Este es el otro elemento necesario para que aparezcan los ancianos, porque un anciano surge de entre los mismos santos de la Iglesia Local, por eso dice 1 Timoteo 3:1 “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea”. Note que dice “si alguno…” eso nos da la pauta de que los obispos (o ancianos) deben surgir del pueblo mismo. 

3.- LOS APOSTOLES:

Hechos 14:23 “Después que les designaron ancianos en cada iglesia…” ¿Quiénes fueron los encargados de designar ancianos en las Iglesias? Los Apóstoles. 

Resumiendo estas tres cosas anteriores, podemos decir que los Obispos (o los ancianos) surgen de las necesidades que tiene una Iglesia Local; y debido a que éstos son escogidos por el Espíritu de Dios, de entre el pueblo y por medio de los Apóstoles, ellos deben funcionar con el fin de beneficiar a cada uno de los elementos por los cuales surgieron.

En cuanto al Espíritu Santo, los ancianos nunca deben de gobernar la Iglesia bajo su criterio personal, si no según el Espíritu Santo lo requiera. Para agradar al Espíritu Santo los ancianos deben de ser guiados por el Espíritu Santo.

Por otro lado, los ancianos surgen del pueblo porque son en realidad una representación del pueblo. Nunca vemos en las Escrituras que en las Iglesias del principio haya existido sólo un “anciano” por cada Iglesia, si no que eran “ancianos” (plural), es decir, era un “presbiterio”, un grupo de hermanos maduros que guiados por el Espíritu Santo, velarían por el pueblo del Señor. De allí que el título de “pastor”, a la manera de la religión evangélica, no cabe en el tema del Gobierno de la Iglesia, si no son los ancianos los que deben gobernar. 

Además, los ancianos son establecidos por los Apóstoles, pues, ellos serán los que aportan a los Apóstoles un criterio real de la situación de la Iglesia. 

Entonces, un anciano debe ser funcional para estos tres entes, para el Espíritu Santo, para el pueblo y para los Apóstoles. 

Algo básico que se debe entender es que ser un “anciano” no es tener un título, si no es funcionar como tal. Es un grave error el que comete un anciano al volverse elitista cuando ya funge en la Iglesia como tal. Hay muchos hermanos que cuando no eran ancianos barrían la Iglesia, predicaban, instalaban el equipo de sonido, visitaban, oraban por los enfermos, etc. tales servicios, precisamente, los calificaron como “ancianos”, pero ahora que son nombrados “ancianos”, ya no quieren tocar la escoba ni con un sólo dedo. Si su actitud de servicio cambia, con el tiempo van a defraudar a la grey, porque Dios los escogió entre Su pueblo para que mantuviera fresco el sentir del pueblo de Dios. 

Un apóstol, generalmente, carece de la virtud específica de un anciano porque un apóstol es un agente externo a la Iglesia local. Yo como Apóstol puedo vislumbrar las cosas que suceden en la Iglesia desde una perspectiva espiritual, sin embargo, me será difícil tener la perspectiva de ver las cosas como las ve un anciano, pues, ellos a diferencia mía, son parte de la Iglesia local. Esto es como ir volando encima de árboles; desde arriba, todo se mira “verde”, sin embargo, al caminar entre los árboles, la apreciación será otra. Desde arriba se ve todo de una manera general, y uno dice ¡Qué bonito está todo!, sin embargo, el que camina entre los árboles mira otros detalles, él puede ver que algunos árboles están podridos y a punto de caerse, así es la manera de ver las cosas entre un apóstol y un anciano, son apreciaciones distintas, pero ambas son necesarias. 

Yo exhorto ante todo a los ancianos, a que nunca se atribuyan un título, si no que funcionen como tales. La mejor manera de funcionar como anciano es desaparecer entre el pueblo. Fíjese que el Apóstol Pablo siempre escribió sus cartas dirigidas a las Iglesias locales, nunca hizo una carta para algún anciano (Timoteo y Tito que son dos cartas dirigidas a título personal, no fueron ancianos, si no delegados apostólicos). ¿Por qué esta actitud del Apóstol Pablo? Porque él sabía que los ancianos no eran una élite diferente a la localidad, ellos eran parte de ella. Entonces, los ancianos se deben al pueblo, de allí surgen y allí tienen que funcionar, ya sea gobernando, pastoreando, sirviendo, etc. 

La Iglesia se corrompió bajo el sistema católico y protestante al dividir la Iglesia en dos grupos: Los clérigos y los laicos; los pastores y el pueblo. Este elitismo ha ocasionado un daño letal al principio orgánico y corporativo de la Iglesia. El método divino para edificar y gobernar la Iglesia jamás fue hacer dos o más grupos jerárquicos. La intención divina es una unidad de todos los santos, incluyendo a los obispos y a los diáconos. 

Dice el Apóstol Pedro: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”. (1 Pedro 5:1-5)

Los ancianos solamente cumplen una función en la Iglesia local. Aclaro esto porque nosotros conceptualizamos que un anciano es alguien que está involucrado en todas las actividades de la Iglesia, es decir, es el que sugiere, planifica y ejecuta. Sí es cierto que los ancianos tienen mucho qué hacer, sin embargo, a medida que una Iglesia crece, esa labor se vuelve imposible de realizar, pero a pesar de todo, aunque la Iglesia crezca, pueden seguir haciendo su parte medular: “Ser el corazón del pueblo”. Talvez es una mala comparación, pero para que lo entienda, es como la función que tienen los diputados en el círculo de Gobierno de un país, a ellos se les llama “los padres de la patria”, porque en realidad, ellos son el corazón del pueblo, es más, son la representación del pueblo. Pues, así, más o menos, es el rol que los ancianos tienen dentro de la Iglesia local, ellos deben ser representativos del pueblo del Señor, deben ser parte del pueblo y nunca deben dejar de tener la identidad de la grey del Señor en su localidad. Es por eso que el Apóstol Pablo podía dirigirse con libertad a la “Iglesia” y no sentir que con eso estaba ofendiendo la autoridad que los ancianos tenían dentro de sus localidades. El Apóstol Pablo nunca concibió a los ancianos como una entidad “élite” diferente al pueblo del Señor, si no como parte de la Iglesia. Así es como deben surgir y fungir los ancianos dentro de una Iglesia Local, y una vez más se los repito: “los ancianos son parte de la Iglesia, surgen por una necesidad funcional y no por una estructura administrativa”.

Apóstol Marvin Véliz