EL REINO DE DIOS ES JUSTICIA.

EL REINO DE DIOS ES JUSTICIA. 

Dice Romanos 14:17 “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. 

Hermanos, lo que a nosotros nos han dado en el Nuevo Pacto, no es la promesa de cosas terrenales como la comida y la bebida. El Reino de Dios es totalmente subjetivo, y tiene que ver con aspectos interiores como el gozo, la paz y la justicia. 

Hace algunos días el Señor me hizo ver más claramente que Su Reino no es algo terrenal. Es un gravísimo error querer exteriorizar y materializar las virtudes interiores que Dios nos ha dado con Su Vida. El Reino de Dios se ubica y se centraliza en el interior del hombre. Los líderes religiosos han venido manipulando la Verdad de Dios, al punto que han hecho del Evangelio un asunto exterior, sin embargo, el Reino de Dios es de carácter interior. El Señor Jesús, momentos antes de ir a la cruz, le dijo a Pilato: “…Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18:36). El Señor dijo claramente que Su Reino no es terrenal. 

Démosle gracias a Dios por toda la bendición terrenal que Él quiera darnos en este mundo, pero no midamos el Reino de Dios en base a ello. Si el Reino de Dios tuviera que ver con buenas finanzas, bienes materiales, y éxitos terrenales, la mayoría de nosotros debería estar frustrado. Entre nosotros no hay nadie que sea millonario, al contrario, la mayoría vamos comiendo el pan de cada día. ¿Tiene Dios el poder para enriquecernos? ¡Sí! ¿Ha prometido Dios darnos riquezas materiales a todos? ¡No! El Señor Jesús cuando anduvo en la tierra le dijo a Sus discípulos que tenían que estar dispuestos a perder padre, madre, hermanos, mujer, hijos, casas, bienes, etc. por causa de Su Nombre. Los relatos de los Evangelios nos prueban que el Reino de Dios no consiste en comida, ni bebida, sino es algo de carácter interior. 

El Reino de Dios no es lo externo que Dios nos da, sino que es Justicia; y cuando leemos lo concerniente a la Justicia en el Nuevo Testamento, lo encontramos al menos de dos maneras: 

1) LA JUSTICIA QUE ES POR FE: Esta Justicia la alcanzamos, no por lo que hacemos sino porque le creemos a Dios. La Justicia que es por fe nos invita a creer y a descansar en Dios, pues, nos la otorgan de pura gracia. Acerca de esto podemos leer los siguientes pasajes: 

Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. 

Romanos 3:28 “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”. 

Estos pasajes nos aclaran que el Reino de Dios (la Justicia que es por fe) lo alcanzamos, no por obras, sino por creer en el Señor Jesucristo. Somos justos no por lo que somos o hacemos, sino por lo que el Señor hizo por nosotros en la cruz del Calvario. Dice Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…”. En el Evangelio tenemos la bendición de estar en paz con Dios porque el Señor Jesús pagó el precio de nuestra redención. 

La Biblia relata que en una ocasión “los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. (Juan 8:3-11). Esta experiencia es el Reino de Dios en cuanto a la justicia. Cristo nos quita toda acusación, y no por nuestras obras, sino porque nos da la justicia por medio de la fe. El Nuevo Pacto nos invita a vivir en libertad, sin condenación. El Reino de Dios es la vía que nos ha concedido Dios para caminar con la frente en alto, y no porque no fallemos, sino porque a Él le ha placido imputarnos Su justicia en el Hijo. 

2) LA JUSTICIA ES EL FRUTO DIVINO QUE TENEMOS POR SER HIJOS DE DIOS. 

Dice Filipenses 1:11 “llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”. Como ya vimos, el Reino de Dios primeramente nos imputa justicia delante del Padre por medio de la fe. Ahora bien, esa Justicia divina quiere convertirse en un fruto en nosotros. Al creer en el Señor somos regenerados, y nacemos de nuevo; la Nueva Vida divina quiere expresar en nosotros las virtudes divinas, entre ellas: la justicia de Dios. El apóstol Pablo dice que debemos estar llenos de frutos de justicia, o sea, debemos reflejar el carácter justo de Dios en nuestras obras. Dios espera que creamos que somos justos por Cristo, pero luego, espera que creamos que por ser justos debemos practicar la justicia. 

“El Reino de Dios es creer que hemos sido justificados en Cristo, y que por causa de esa obra ahora vivimos y obramos en justicia".

Apóstol Marvin Véliz