¡YO NO SÉ QUE ME PASÓ, NO SOY ASÍ! ¿Ha escuchado usted esta frase? ¿Cierto que a menudo la decimos nosotros?. Dice Santiago 1:13 “Nadie que es tentado, diga: Soy tentado por Dios. Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie; 14 sino que cada uno es tentado cuando es atraído por la propia concupiscencia, y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, engendra el pecado, y el pecado, ya desarrollado, da a luz la muerte. 16 No os engañéis, amados hermanos míos” (BTX). Este pasaje dice: “No os engañéis”, quiere decir que nos podemos engañar nosotros mismos. A veces pensamos que sólo podemos engañar a los demás, cuando en realidad también nos podemos engañar a nosotros mismos. Lo más terrible que le acontece al ser humano es convertirse en la guarida de un “Falso Yo”, con esa pseudo-identidad puede vivir engañado toda la vida. El apóstol Santiago nos dice claramente en el pasaje que cada uno debemos hacernos responsables de nuestros actos pecamino