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Mostrando entradas de junio, 2018

CRISTO NO ABROGÓ LA LEY, VINO A DARLE CUMPLIMIENTO

CRISTO NO ABROGÓ LA LEY, VINO A DARLE CUMPLIMIENTO  Mateo 5:17 “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” .  Si leemos este verso sin repasarlo mucho y sin entretenernos en una adecuada interpretación del pasaje, podríamos deducir que la ley no fue abolida por el Señor. Abolir significa: “quitarla, darle fin, deponer las cosas”. Si al leer el pasaje nos quedamos con la idea que “el Señor no vino a abolir la ley”, esto nos crea una tremenda confusión, pues, sin mayor doctrina todos sabemos que el sistema de ley ya no está vigente.  En realidad Cristo vino a satisfacer las demandas justas de la ley. Las palabras del Señor en este verso sólo afirman una verdad, y en lo absoluto no son contrarias a lo que los Apóstoles posteriormente habrían de decir. Las palabras de Jesús fueron: “Yo no vine solamente a quitar la ley, yo vine más bien a darle cumplimiento a la ley”; y en esta frase me quiero detener porque

SERVIMOS AL SEÑOR DEDICÁNDONOS A TRABAJAR.

SERVIMOS AL SEÑOR DEDICÁNDONOS A TRABAJAR.  Todo lo productivo que alguien pueda ser, debe de realizarse físicamente de una u otra manera; las mujeres que no trabajan fuera de sus casas (es decir, que son amas de casa) no por ello deben ser dejadas, ociosas y sin fruto. Proverbios 31 habla de la mujer virtuosa, que por alguna razón la inspiración divina dejó escrito: “Mujer virtuosa, ¿Quién la hallará?” Esta mujer se dedica a sus propios negocios, vende, compra, busca mercaderes, etc. La mujer virtuosa es productiva de una o de otra forma. Hermanas amadas, no les estoy pidiendo que vayan a trabajar fuera de sus casas, cada esposo es quien debe administrar estas cosas, pero si no trabajan en lo secular y Dios las ha bendecido con quedarse en casa, no sean ociosas y sin provecho. Se ha hecho algo normal y hasta parte de la cultura que las amas de casa terminan siendo chismosas y entrometidas ¿Por qué razón? Porque la mayoría no tiene nada que hacer. El Apóstol Pablo dijo: “… tamb

SÓLO EN CRISTO SOMOS LIBRES DE LA POTESTAD DE LAS TINIEBLAS

SÓLO EN CRISTO SOMOS LIBRES DE LA POTESTAD DE LAS TINIEBLAS  Dice Colosenses 1:13 “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” . Dios no solamente nos trasladó de las tinieblas, o sea, no sólo nos cambió de una dimensión a otra, sino que nos “libró” de las tinieblas. En el plano espiritual puede sucedernos la experiencia que vivieron los hijos de Israel cuando fueron sacados de Egipto; ellos dejaron de ser esclavos del Faraón, pero las amarras más fuertes las tenían en su corazón; muchos de ellos en su corazón deseaban regresar a Egipto. Así nos puede pasar a nosotros al venir al Señor, podemos ser trasladados a Su Reino, pero no necesariamente estemos liberados.  El Señor ya nos sacó de las tinieblas, pero también quiere sacar las tinieblas que están en nosotros; esta es la operación que el Señor está procurando hacer paulatinamente en todos los santos. El espíritu está haciendo una obra constante en nosotros con tal

LA AUTORIDAD VERDADERA ES ORGÁNICA.

LA AUTORIDAD VERDADERA ES ORGÁNICA.  Obligatoriamente el hombre caído ejerce, y se somete a una autoridad que fue trastocada por el árbol de la ciencia del bien y del mal, la cual es contraria a la “verdadera autoridad de Dios”, que es orgánica (o sea, inherente a la Vida Divina).  Cuando viene el momento de someterse a la autoridad, el hombre caído pasa la orden recibida por el filtro del bien y del mal, y juzga lo que le están ordenando. Al estar bajo esta condición la mayoría obedecen lo que les conviene, y se retraen de someterse a aquello que a su juicio es incorrecto. Por ejemplo, a las esposas Dios no las puso a juzgar a sus maridos, las puso a que estén en sujeción a ellos; igualmente a los hijos, Dios les dio padres para que los obedezcan, no para que los juzguen. El problema del ser humano es que todo el tiempo está juzgando, siempre saca parámetros del bien y del mal; cuando en realidad lo que Dios quiere es que obedezca por el principio de la Vida. Dios le advirtió