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Mostrando entradas de junio, 2019

EL TRABAJO DEL TERAPEUTA DIVINO

EL TRABAJO DEL TERAPEUTA DIVINO.  Un terapeuta es una persona cuyo oficio consiste en dar cuidado a alguien de manera constante hasta que se restablece totalmente; podemos decir, entonces, que Dios es nuestro terapeuta, es nuestro cuidador, es quien nos va guiar a nuestra sanación y liberación.  Cuando nosotros aceptamos al Señor, generalmente traemos muchos problemas encima, pero a los pocos días nos damos cuenta que ser salvos no arregló todos nuestros problemas. Muchos predicadores amenazan a los nuevos creyentes con el verso de 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” . Lo que ellos quieren hacerles creer a los nuevos creyentes, es que todos los problemas de los vicios y las ataduras de su vida sin Cristo deben desaparecer si de verdad han aceptado al Señor. Una propuesta de ese tipo frustra a cualquier persona, porque al siguiente día vuelve a ver sus mismos problemas de todo

LA IMPORTANCIA DE CONOCER EL PERFIL PSICOLOGICO DEL SER HUMANO

LA IMPORTANCIA DE CONOCER EL PERFIL PSICOLOGICO DEL SER HUMANO  La Escritura nos da detalles, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, de lo que hemos definido como: “El Perfil Psicológico del Ser Humano”. La Biblia es muy amplia al describir al hombre aunque no nos dice muchos detalles particulares, pues, no es un libro biográfico; ni siquiera del Señor Jesús nos dice detalladamente las diferentes etapas de su vida, sin embargo, al leer todos sus libros en conjunto podemos hallar mucha luz sobre el perfil psicológico de la raza humana. Por alguna razón quedaron escritas en la Biblia ciertas características de hombres y mujeres como Pedro, Judas, María, Juan el Bautista, y otros más de quienes se detallan cosas muy particulares de sus vidas. De igual manera Dios también nos dejó registros de genealogías, familias, lugares geográficos, cultura, ocupación y otros entornos más que definen a una persona. Podemos decir, entonces, que a Dios le interesa que conozcamos el per

LA FE SALVADORA, LA FE ACTIVA, Y LA FE PURA.

LA FE SALVADORA, LA FE ACTIVA, Y LA FE PURA.  Tenemos que estar conscientes que la Vida en el Señor inició en nosotros desde el día que nos dieron la fe, y que dicha Vida se desarrollará únicamente si hacemos uso de ella. Hace algún tiempo atrás compartí acerca de estas cosas, y para referirme a la fe inicial que necesitamos para recibir a Cristo usé el nombre de “fe salvadora”, y para referirme a la fe que nos ayuda a desarrollarnos usé el tema de “la fe activa”. En realidad la fe salvadora y la fe activa son la misma “fe”, sólo que usamos esos nombres por asuntos didácticos.  Hemos sido salvos por medio de la fe, y para fe, esto es la fe “salvadora”. Para poder caminar en el Señor, primeramente necesitamos la fe por medio de la cual somos salvos. La fe llega sutilmente a nuestras vidas, al punto que llegamos a pensar que el creer es de nosotros, sin embargo, dice Efesios 2:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” . El

IDENTIFICANDO A NUESTRO VIEJO HOMBRE.

IDENTIFICANDO A NUESTRO VIEJO HOMBRE.  Si usted ya tuvo la experiencia de aceptar a Cristo como su Salvador, déjeme decirle que también nació de nuevo. Ahora bien, déjeme darle otra noticia: Su viejo hombre sigue existiendo, está activo, y eso se lo grita todos los días su naturaleza caída. ¿Percibe en usted la naturaleza heredada de Adán? Si somos sinceros, todos diremos que sí, pero para que aclare sus dudas, permítame en esta ocasión ayudarle a que identifique su viejo hombre.  Hace dos mil años en el Calvario, a nosotros nos perdonaron cualquier pecado que hagamos a causa de que habitamos en esta naturaleza de bajeza, pero eso es muy diferente a creer que el viejo hombre ya no existe. No debemos ignorar la actividad que el hombre viejo tiene en nosotros, pues, él es el que nos arrastra constantemente a pecar.  El asunto jurídico en cuanto al pecado fue solucionado con la muerte sustitutiva de Cristo Jesús, por lo tanto, ya no hay más condenación eterna. ¿Por qué es