Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2017

EL YO Y DIOS

EL “YO”, Y DIOS. El “yo” es la esencia de nuestro ser. Si tuviéramos que hacer una definición del “yo”, podríamos decir que es el resumen de todo el ser humano. El “ser del hombre” está compuesto de tres partes que son: el cuerpo, el alma y el espíritu. De alguna manera innata nos valemos de todas ellas para expresarnos, tener vitalidad y además funcionar de tal modo que tengamos una identidad. El “yo” tiene una fuente de alimentación, más o menos como la que todo aparato electrónico tiene; dicha fuente de alimentación es la conciencia, la cual está amalgamada con la voluntad. Si usted no tuviera conciencia ni voluntad, su “yo” sería como un cadáver o como un aparato que no tiene forma de recibir alimentación. Dios creó al hombre con la cualidad de que exista y se exprese a través de su “yo”.  Si tratáramos de hacer una especie de autopsia espiritual en el hombre, encontraríamos elementos como la conciencia y la voluntad, pues, así nos hizo Dios a todos. Donde sí encon

LA NECESIDAD DE CREER EN EL SEÑOR

LA NECESIDAD DE CREER EN EL SEÑOR. Para poder comprender el título de este artículo, me gustaría empezar haciendo una diferencia entre dos tipos de personas: 1. Los que han creído en el Señor y tienen conciencia de todo lo que implica tener Su persona morando en el interior. Estos creyentes saben que se ha producido en ellos un nuevo nacimiento, es decir, la persona de Cristo morando en sus espíritus.  2. Los que creen que existe un Dios, saben y conocen de Él pero no les ha sucedido el milagro de tener una nueva creación en su ser, es decir, no han nacido de nuevo.  ¿Cómo creemos nosotros en Dios? ¿Cree usted en Dios? Tal vez éste es el dilema más grande que tienen muchas personas. Muchos de los que creen en Dios lo hacen de una manera muy superficial, hay personas que creen en Dios como creer que Cristóbal Colón descubrió América, es decir, su pensamiento y su posición es: “me informo, luego reflexiono en la información y finalmente decido creer”. Si a estas

LOS JUANIANOS

LOS JUANIANOS Mateo 9:14 “Entonces se le acercaron los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan? v:15 Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán. v:16 Y nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo; porque el remiendo al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor. v:17 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan”. Cuando vemos la historia del Señor en los Evangelios, nos damos cuenta que Él fue atacado e interrogado por los fariseos, los saduceos y otros grupos de personas no afines a su ministerio. En esta ocasión, si usted leyó bien y con atención, se dará cuenta que fueron los discípulos de Juan quienes abord

PERSEVERAR EN LA DOCTRINA

PERSEVERAR EN LA DOCTRINA Apocalipsis 3:1 Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis: “El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: ‘Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto. v:2 ‘Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios. v:3 ‘Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. v:4 ‘Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos. v:5 ‘Así el vencedor será revestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. v.6 ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’ ”   Dentro de todo lo profético que nos marcan las siete Iglesias del Apoca