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LA IGLESIA DEL PRINCIPIO NO INICIÓ CON FALTANTES.

LA IGLESIA DEL PRINCIPIO NO INICIÓ CON FALTANTES. 

Conforme ha pasado el tiempo, al estudiar La Biblia, me he dado cuenta que la gran mayoría de creyentes no gozamos de tener un Evangelio que Su naturaleza sea igual a la que predicó Cristo y Sus apóstoles en el Nuevo Pacto. Han pasado veinte siglos desde que el Señor instituyó la Iglesia, y al día de hoy lo que nosotros conocemos por “Iglesia” dista de lo que fue en un principio. 

Alguien dirá: "hermano, lo que ha sucedido es que la Iglesia ha tenido que avanzar con el pasar de los años, y se ha tenido que modernizar y tecnificar según el tiempo". Déjeme decirle que la Iglesia no es mejor, ni necesita ser diferente en este tiempo. El apóstol Pablo dice en Colosenses 2:10 “… vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”. La Iglesia no empezó con faltantes, ella estaba plena y completa. 

En lo personal no me gusta usar el término de “la Iglesia Primitiva” (para referirme a la Iglesia de Hechos de los apóstoles), porque da la idea que los que comenzaron no fueron los más idóneos. Pareciera que el apóstol Pedro en este tiempo no pudiera ser ni siquiera diácono de una Iglesia. Perdonen hermanos, pero el apóstol Pedro no fue ignorante en cuanto al Evangelio, aunque él no podía escribir porque era analfabeta, él fue quien le dictó el Evangelio a Marcos. ¿Sería usted capaz de seguir a un apóstol analfabeta? El hecho de que Pedro no supiera leer, ni escribir, no lo hacía ignorante del Evangelio, pues, no necesitaba ser estudiado para contar lo que había visto y oído tocante al Verbo encarnado. Pedro sí sabía cual era el verdadero Evangelio del Nuevo Pacto. 

Nuestro mayor conflicto es pensar que lo que tenemos ahora por Evangelio es mejor que lo antiguo. Aceptemos que los resultados de nuestro Evangelio son diferentes a los de la Iglesia del principio, al compararnos con ellos nuestro Evangelio es caótico. Según algunos hombres estudiosos, el grado de analfabetismo de aquel entonces (hace dos mil años) era de un 85%, quiere decir que sólo un 15% podía leer y escribir. En nuestro tiempo, el analfabetismo casi no existe. Sin embargo, una Iglesia analfabeta de hace dos mil años fue mucho más gloriosa que la Iglesia de la generación actual que tiene muchas versiones de la Biblia a la mano. Con todas las ventajas que ahora tenemos, no somos mejores que la Iglesia del principio. 

Aunque todos sabemos que nuestro Evangelio está en caos, lo que hacemos es refugiarnos en la religiosidad y en la apariencia porque nos cuesta trabajo reconocer que nos hemos desviado del verdadero Evangelio. A estas alturas, al menos interiormente, todos los creyentes saben que lo que necesitan no es la buena música de una Iglesia, ni los locales de reunión, ni ninguna otra cosa efímera que nos presente el Evangelio “moderno”. Tarde o temprano, todos los accesorios humanos de “atracción” que los hombres le ponen a la Iglesia pasan de moda, ninguno sacia el corazón; llámense ministros, pastores, clases dominicales para niños, grupos de alabanza, templos, doctrinas, etc. todo pasa. La mayoría de estas cosas que hoy son consideradas indispensables para la Iglesia, jamás se mencionaron en el Nuevo Testamento, sin embargo, en aquel tiempo la Iglesia fue poderosa. 

Dice Filipenses 4:9 “Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros”. Lo que el apóstol Pablo quiere remarcar en este verso es que nadie debe inventar cómo, ni maneras de hacer las cosas en la Iglesia, sino sólo aquellas que recibieron por enseñanza y práctica del ministerio apostólico. En otras palabras, para que la Iglesia sea restaurada lo que debe hacer es volverse a la naturaleza primigenia del Evangelio, que es lo que les enseñaron Cristo y los Apóstoles. 

Hermanos, es difícil creer que un pescador iletrado como Pedro, y otros once similares a él, a quienes los religiosos de aquel entonces despreciaban por su sencillez cultural, hayan aprehendido el verdadero Evangelio. Hoy en día hay gente muy sencilla (culturalmente hablando) con quienes nos cuesta darnos a entender, y seguramente así eran los apóstoles en cuanto a su cultura, pero la gente se asombraba cuando los escuchaba. ¿Cómo pudo Dios confiar Su Reino, Su Plan acá en la tierra a doce hombres ignorantes? El apóstol Pablo fue distinto a ellos, pero los primeros, los doce que el Señor escogió eran hombres del vulgo. ¡Ah! hermanos, si esto no nos abre los ojos, jamás vamos a tocar la naturaleza primigenia del Evangelio. Si no vemos lo que fue en el principio, seguiremos creyendo que lo más indispensable para un creyente es estudiar en un seminario teológico, o depender del buen léxico de un predicador, pero estas cosas no fueron así entre los doce apóstoles. Seguramente los apóstoles carecieron de los atributos que las gentes hoy admiran entre los predicadores, pero tuvieron la Vida divina fluyendo en sus vidas, lo cual es carente hoy entre los “hombres de Dios”. 

Algo tuvo que tener la Iglesia del principio para que Cristo, confiadamente, después de resucitado sólo se haya quedado con ellos cuarenta días. Antes de la cruz el Señor tuvo que estar en la tierra durante treinta y tres años y medio, pero después de haber resucitado, sólo se les apareció a los doce y a otros más durante cuarenta días. Es que razón tuvo el apóstol Pablo al decir: “lo que aprendieron, lo que recibieron y vieron en mí (en él como apóstol), esto practiquen y el Dios de paz estará con ustedes”. Toda la lejanía que la Iglesia tenga del ministerio apostólico, redundará en un perjuicio para ella misma. Hoy en día la Iglesia ha llegado a ser sinónimo de una institución cristiana, o la visión espiritual de un hombre, pero en el principio no fue así. 

Hace años un hermano organizó una convención apostólica para pastores evangélicos, y tuvo a bien invitarme a mí para impartir la palabra. No olvido que antes de subirme a predicar el Señor me habló, por lo que inicié diciendo lo siguiente: “hermanos, lo que menos necesita la “Iglesia evangélica” hoy en día son apóstoles, lo que necesita son motivadores, pensadores, administradores, publicistas, gerentes, etc. pero no apóstoles verdaderos porque esos no caben en la Iglesia institucionalizada”. Hermano querido, nuestra Vida en Cristo no nos funciona porque estamos distantes de ser en mucho la Iglesia del principio. Dios nos conceda avanzar en este hermoso recobro de la Verdad, y aunque hay demasiadas cosas que nos impiden ser como la Iglesia del principio, en mucho podamos verla como nuestro modelo a seguir. 

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. Amén hermanos, que maravillosa palabra es esta que nos podemos dar cuenta de que estamos muy lejos de ser la iglesia del principio. Una de muchas cosas que debemos cambiar en la iglesia hoy en dia es dejar de inventar cosas que nos gusten a nosotros o que sean agradables a nuestro oido humano, por decirlo así, para compartir en la iglesia, sino que debemos compartir en la iglesia lo que Dios nos da a cada uno de nosotros, porque esa palabra es la que nos edifica en realidad unicamente la palabra de Dios nos hace crecer en la iglesia y unicamente la palabra de Dios nos acerca a ser más como la iglesia del principio. Hermanos la iglesia nunca ha tenido necesidad de cambiar o modernisarse, porque no es del mundo, la iglesia del principio no necesitaba nada de las cosas tecnológicas que tenemos hoy para servirle a Dios, solo necesitaba la palabra de Dios siendo revelada continuamente a todos los hermanos. Que podamos volver a ser como la iglesia del principio para que nuestra vida en Cristo nos funcione una vez más, Amén.

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  2. Que hermosa palabra la que se nos a sido impartida y como nos debemos de dar cuenta que hemos hecho de la iglesia lo que nosotros queremos, deseamos y hemos olvidamos lo mas importante que es hacer la voluntad de Dios, pidamole al Señor que volvamos hacer como la iglesia del principio y que todo lo que hagamos para la iglesia sea conforme a lo que Dios desea.Amen

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  3. que hermosa esta palabra porque aqui podemos darnos cuenta que hemos hecho de la iglesia algo religioso humano que deja atras la voluntad de dios porque queremos meterle cosas del mundo a la iglesia y eso no debe ser asi que podamos entender que la iglesia es de dios no de los hombres

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