BUSCANDO SER JUSTIFICADOS EN CRISTO

BUSCANDO SER JUSTIFICADOS EN CRISTO.

Dice Gálatas 2:16 “también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo…” la razón por la cual debemos creer en el Señor Jesús es porque Él es el único camino para alcanzar la justificación. La plenitud de lo que Dios quiere hacer en el hombre es la justificación. La justificación por la fe va más allá de ser perdonados, va más allá de ser limpios; va aún más allá de ser redimidos, la intención divina es colocarnos justos (igualmente que Cristo) ante el Padre. Cuando yo le digo a alguien que lo perdono, es obvio que el que recibe mi perdón cometió un error; cuando yo le digo a alguien que ha quedado justificado, le estoy diciendo que sus acciones y su vida fueron juzgadas pero no se encontró ninguna culpa. Un justificado es alguien que fue expuesto a la justicia y fue hallado justo. 

El apóstol Pablo concluye el v:16 diciendo lo siguiente: “puesto que por las obras de la ley nadie será justificado…”  En otras palabras, no es viable, no es el camino, es imposible que las obras de ley justifiquen al hombre. Si alguien “cree” en la obra de Cristo, inmediatamente es hecho justo; perdóneme el ejemplo, pero es algo así como los grandes capos del narcotráfico cuando son declarados “Inocentes”. En realidad ellos salen “justificados” porque no se les halló ninguna prueba que los inculpe (Aunque obviamente estos tipos quedan libres muchas veces por la corrupción del sistema judicial de nuestros países latinoamericanos). A usted y a mí, a pesar de lo que somos, a través de la sangre de Cristo, somos hallados “justos” delante del Padre. ¡Qué gran obra la del Señor! El diablo tiene razón muchas veces de estar enojado con nosotros, porque sabe lo que somos, y sabe como nos trata Dios a raíz de la “justificación” que tenemos en Cristo. Dios nos trata como sus “justos”, y aun nos agrega que somos “santos” ¡Aleluya! No son nuestras obras las que nos convierten en santos y justos, sino es la obra de Cristo, es la fe en el Hijo de Dios. 

Luego dice Gálatas 2:17 “Pero si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros hemos sido hallados pecadores, ¿es Cristo, entonces, ministro de pecado? ¡De ningún modo!”. Lo que el apóstol Pablo nos dice en el v:17 es crucial. Él dice que podemos ser hallados pecadores, a pesar de que ya fuimos justificados en Cristo. Si usted es acucioso, el (hombre) “justificado” del v:16, no es el mismo caso del “justificado” del que habla el apóstol en el v:17. Lo que dice Pablo en el v:16 es que podemos ser justificados por creer en Cristo, es decir, alcanzamos justicia por medio de la fe, mientras que el v:17 está hablando de los que buscan ser justificados en Cristo desde otro punto de vista. En síntesis puedo decirles que el v:16 se refiere a la justificación por la fe de la que habla Romanos 4, mientras que el v:17 es la justicia de la que habla la carta de Santiago, o sea, la fe por obras. 

Déjeme explicarle este asunto con un ejemplo. Supongamos que yo fabrico vasos de cristal irrompibles; para que yo pueda probar que mi producción es de esa calidad, yo debo poner a un trabajador a probar cada unos de mis vasos. Cuando un vaso esté terminado, esa persona debe tomar un martillo, debe darle un golpe al vaso y probar que no se quiebra con el golpe. Al pasar la prueba, yo puedo decir que el vaso fue justificado porque no se rompió, muy por el contrario, si el vaso se quiebra, el vaso no salió justificado porque no respondió al diseño de ser irrompible. Cuando nosotros venimos al Señor, Él nos declara legalmente justos, ya no tenemos pecado, y no tenemos nada que ver con el pecado. Dios nos pone un sello de garantía: “Made in El Cielo” (Hecho en El Cielo), nos sella con Su Espíritu, eso quiere decir que tal persona no tiene defectos, es calidad garantizada, es un nacido de nuevo, es una nueva creación, es simiente de Cristo. ¡Aleluya! 

¿Qué es lo que nos pasa en la experiencia? Que minutos después de haber creído, justo al momento de la primera prueba, el diablo nos quiebra, nos vota y nos deshace. ¿Qué sucedió? ¿Acaso no fuimos justificados? Sí, fuimos justificados por la fe, pero la acción no nos justifica. En otras palabras, hay una justificación que viene por la declaración divina, y hay una justificación que se mide por las obras. A esto es lo que se refiere el v:17 al decir:  “Buscamos ser justificados”, porque ésta justificación se trata de que demostremos que de verdad somos producto del cielo, que demostremos por las obras que somos una nueva criatura, que las cosas viejas pasaron, que amamos al Señor, etc. 

Cuando el Señor nos justificó, Él no sólo lo declaró; recordemos que hubo una obra, hubo un precio, hubo un proceso por el cual el Espíritu Santo vino a habitar en nuestros espíritus, y nos regeneró, y ahora Él vive en nosotros, esa es Su garantía. Ahora bien, es necesario que “busquemos” ser justificados y no que seamos hallados nuevamente como pecadores. Hermanos, si hemos oído por tanto tiempo que Cristo es nuestra victoria, ¿Por qué después de tanto tiempo estamos un poco más hundidos en nuestros pecados? A este punto era donde quería llevarlos. ¿Qué nos pasa en nuestro interior realmente? Por un lado, nos vienen crisis de fe. Empezamos a vivir el Evangelio sin la fe que nos genera tranquilidad y reposo, empezamos a dudar de la verdadera gracia del Señor, a pesar de que ella es tan poderosa para mantenernos sin caída delante de Dios. 

Tal vez muchos de ustedes están viviendo un fracaso público, otros están frustrados en su interior. Hay cosas que no necesariamente se evidencian en público, pero en lo interior sabemos el estado de muerte en el que estamos. Somos como árboles otoñales, secos, que lo único verde que tienen  son las plantas parásitas que están anidadas en ellos. Podemos estar en tal condición de muerte, tal vez hace ya mucho tiempo que no percibimos la Vida de Dios en el interior. ¿Se siente usted así? A aquellos fracasados sinceros, que creyeron en el Señor, pero que a la hora de ser hallados “justos” por sus obras, se dan cuenta que sólo son un fracaso les quiero decir lo siguiente: Yo le ruego que reconsidere sus caminos, probablemente usted no sabe lo que el Señor quiere hacer en usted, pero las siguientes palabras espero le den un mensaje de esperanza.  Si usted busca la santidad, la justicia, el amor, etc. pero no logra encontrar tal vida de victoria, tal vez usted tiene dos problemas básicos que debe reconsiderar:

1.- LA CONCIENCIA DE LO QUE ES, AÚN NO ES PLENA

La gracia no acciona muchas veces en nuestro vivir porque no hemos llegado al punto de darnos cuenta que no servimos en lo absoluto. Por cada gramo de justicia que ponemos de nosotros mismos, le restamos poder increíblemente a la gracia de Dios. El Señor espera que sus hijos honren Su Nombre delante de los impíos, pero si usted tiene que llegar al punto de revolcarse en el pecado con el fin de darse cuenta de su condición, tenga por seguro que Dios lo va a permitir. Usted posiblemente ha de sentirse en su interior atorado en el lodo, cada vez que intenta salir del fango se revela más y más su pecado, pero si esa es su condición, le aseguro que usted tiene un problema: aún considera que algo bueno hay en su vida. Yo he escuchado a hermanos que creen que tienen “algo malo” en sus vidas, !Ah! jamás hará algo la gracia de Dios en tales personas ¡Imposible! Un noventa por ciento de hermanos que se acercan a hablar conmigo llegan con esa condición, creen que algo “pequeño” los está afectando. Muchos cuando se me acercan, usan aquel pasaje de las “pequeñas zorras que echan a perder las viñas”, no saben a lo que se refiere el contexto, pues, se refiere al tamaño de los animales en comparación de lo perjudiciales que son. La gracia de Dios jamás hará algo en sus vidas si no reconocen su condición deplorable, pecaminosa e inservible ante los ojos de Dios. Hermanos, ustedes no necesitan una enmienda, lo que necesitan es darse cuenta de su condición, que no hay nada bueno en ustedes. Al recobrar tal conciencia se cumple lo que dice Romanos 5:20 “…pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. El apóstol Pablo no nos está invitando a pecar, lo que él quiere decir es: “Donde se ve el pecado, abunda la gracia”. Muchos no reciben gracia porque no lloran su condición delante de Dios.

2. PERDER LA CONFIANZA EN EL MÉTODO DIVINO.

Este es el segundo problema que tiene la mayoría: Pierden la confianza en el método divino. Dice Gálatas 2:18 “Porque si yo reedifico lo que en otro tiempo destruí, yo mismo resulto transgresor. v:19 Pues mediante la ley yo morí a la ley, a fin de vivir para Dios”. El Señor nos ha de santificar solamente por Su gracia, no hay otro método. Cuando no ven resultados de cambio en sus vidas, muchos echan mano de la ley, retornan a los métodos legalistas, tratan de cambiar con sus fuerzas, y entonces, cometen un doble error: No sólo están inconscientes de su verdadera condición pecaminosa, sino además, vuelven a echar mano de la ley, y por esas dos razones, la Vida de victoria se aleja cada vez más y más de su experiencia.

Hermanos, quebremos nuestras vidas delante del Señor, digámosle que nos ayude, que nos auxilie, que nunca cambiemos la metodología divina que consiste en que Cristo es nuestra Vida, nuestro vivir y nuestra Victoria. 

 Apóstol Marvin Véliz