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¿CÓMO SABEMOS QUE LE CONOCEMOS?


¿CÓMO SABEMOS QUE LE CONOCEMOS?

1 Juan 2:3 “Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos”.

Seguramente hemos escuchado a muchos hermanos decir que ellos conocieron al Señor el día que le recibieron como Su Salvador, pero, ¿Aceptar a Cristo como nuestro Salvador es lo mismo que conocer al Señor?. Lo que nos dice el apóstol Juan es: “ustedes me van a mostrar que conocen al Señor si guardan sus mandamientos”. En realidad, él no está hablando de conocerlo para salvación, ni de un conocimiento intelectual, sino de un conocimiento experimental y maduro. Tal conocimiento es el mismo del que Pablo dice en Filipenses 3:8 “Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor…”. Algunos creen que conocen al Señor porque oran, o porque leen la Biblia, etc. sin embargo, Juan dice que los que han llegado a conocer al Señor son aquellos que guardan Sus mandamientos. Al referirse a los mandamientos, el apóstol Juan, en realidad está citando las palabras del Señor Jesús cuando Él dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34). En la mente de Juan, y en el contexto de sus escritos es más que obvio que el mandamiento de Dios es que nos amemos los unos a los otros. ¿Quiénes son los que llegan en realidad a conocer al Señor? Obviamente, los que llegan a amarse los unos a los otros. 

Si queremos conocer al Señor, debemos guardar el mandamiento que nos dio en el Nuevo Pacto, el cual consiste en amar incansablemente a los hermanos, y el resultado de eso es que me perfeccionaré en el amor. El apóstol Juan dice que esta práctica nos hace saber que le conocemos. Una cosa es ser parte de Cristo y otra cosa es estar integrados a Cristo. Si yo me corto totalmente un dedo, yo reconozco que ese dedo es parte de mi cuerpo, pero ya no está integrado a mi cuerpo, en pocos minutos el dedo va a morirse. Lo mismo nos pasa a nosotros, podemos ser parte de Cristo, pero muy diferente es estar integrados a Cristo. Todos los que un día recibieron el Espíritu de Cristo son parte de Él, pero no todos están integrados a Su Cuerpo, pues, no necesariamente todos los que creen se integran a una Iglesia local. Dios no quiere sólo que seamos parte de Su Cuerpo, sino que estemos integrados en Él. 

Dice 1 Juan 2:4 “El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él”; 

Según el contexto de lo que vimos en el v:3 el que no guarda sus mandamientos es aquel que no se dedica a amar a sus hermanos. La persona que dice que conoce al Señor pero no ama a sus hermanos, el tal es un mentiroso, porque Cristo es “los hermanos”. El mensaje de Pablo es la parte mística del misterio, mientras que el mensaje de Juan es la práctica del misterio. Pablo habla de la Iglesia y la podemos contemplar celestialmente, mientras que Juan nos dice que la Iglesia está acá en la tierra, entre los hombres.

Todos los cristianos somos parte de Cristo, pero esto sucede realmente en la dimensión celestial. Hace dos mil años el Señor nos bautizó con Su Espíritu, es decir, nos tomó y nos metió en Cristo en la esfera celestial. Ahora bien, para llevar a cabo esta obra en la tierra, el Señor inventó lo que hoy conocemos como: “Las Iglesias locales”. Las Iglesias son una representación local de lo que es Cristo. Por ejemplo, existe la Iglesia de Cristo en Guatemala capital, en San Salvador, en Nuevo Lourdes, etc. en cada lugar geográfico del mundo allí está una representación de Cristo a través de una Iglesia Local. Todo creyente que forma parte de una Iglesia local, para Dios, está “integrado” a Su Cuerpo; los demás creyentes solo son parte del Cuerpo de Cristo. La Iglesia Local es algo serio, en ella se definen nuestras vidas, por lo tanto, no debemos tomarlo a la ligera, porque el ser “parte de ella” nos aprueba o nos reprueba ante Dios. 

Dice 1 Juan 2:5 “En esto sabemos que estamos en Él…” Si estar en Cristo fuera algo tan seguro, no tendríamos necesidad de probarlo, pero Juan dice que hay una manera de saber que estamos en Él, y ésta es: permanecer en amor con nuestros hermanos. La Escritura nos dice que debemos amarnos los unos a los otros porque es la manera de saber que estamos “integrados” a él, por medio de la Iglesia local. Si yo encuentro a un hermano en la calle, y le pregunto: “¿hermano, en qué lugar te reúnes con los hermanos?” y él me contesta: “Yo no me reúno con nadie, pero amo al Señor”, según La Escritura, yo tengo el aval para decirle a esa persona que es mentirosa, porque el que no guarda el mandamiento de amar a sus hermanos, es porque tampoco ama a Dios. Sólo el que persevera con los hermanos y los ama tiene el derecho de decir que permanece en Él. 

Hoy en día las Iglesias Locales se han vuelto como un cine, cada quien va al lugar que más les agrada. Tal actitud es un pecado delante de Dios porque la Biblia nos insta a no dejar nuestras congregaciones. La Biblia nos enseña que nosotros tenemos una responsabilidad de amor y servicio para con nuestra Iglesia Local. La Iglesia no es un centro de espectáculos, a la cual vamos porque habrán milagros, presentaciones musicales, o convenciones. La Iglesia local no consiste en los ritos que se llevan a cabo en algún lugar, sino en amar a los hermanos con los que nos reunimos.

El Cristo que Juan presenta en sus cartas es el Cristo que se conoce en la Iglesia, el Cristo Corporativo que le revelaron a Saulo en su viaje a Damasco. Obtenemos un conocimiento profundo del Señor cuando logramos contemplarlo en la comunidad de los santos. No pretenda salirse de su Iglesia local y a la vez pretender conocer al Señor a solas, es imposible. Para efectos de salvación eterna, nosotros conocemos al Señor a solas, pero conocerlo más profundamente es imposible si no aprendemos a amar a nuestros hermanos. Cristo está vibrando en esta era en la esfera corporativa-orgánica de la Iglesia. Esto que le estoy diciendo es parecido a lo que dice Cantares 1:7 “Dime, amado de mi alma: ¿Dónde apacientas tu rebaño? ¿Dónde lo haces descansar al mediodía? ¿Por qué he de ser yo como una que se cubre con velo junto a los rebaños de tus compañeros? v:8 Si tú no lo sabes, ¡Oh la más hermosa de las mujeres!, sal tras las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores”. No todo en la vida del creyente se puede conocer a solas, sí es necesario la intimidad con el Señor, pero para efectos de conocer al Señor más profundamente, es necesario seguir las huellas del rebaño. Hermanos, sólo conocemos al Señor de manera más profunda mientras caminamos con nuestros hermanos. Si usted quiere conocer más al Señor, debe aprender a amar a sus hermanos, porque la Iglesia es Cristo. 

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. La tolerancia hacia nuestros hermanos es un fruto del amor a Dios, si nos acercamos al Señor a medida que amamos a los hnos. y viceversa, se acrecenta el conocimiento de El; dice en 1a Corintios 3 : 8 ...el conocimiento sera abolito. Quizas se refiera a que ya no se tendrá la oportunidad de conocer al Señor atravez de los hnos. así que es mejor obedecer a esa opcion de amar al cuerpo de Cristo por amor a Dios.

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    1. me llena eso que dices que al mar al señor se acrecienta el amor por los hermanos y al amar a los hermanos mostramos el amor que tenemos por el señor. aleluya.

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  2. Si verdaderamente conociéramos a Dios , no haríamos todo lo contrario a su voluntad

    No amamos verdadera mente a nuestros hermanos,
    Somos selectivos con ellos,
    Dejamos de congregarnos,
    No guardamos ni hacemos práctica su palabra etc.

    Jesús dijo, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3)
    Así que, a fin de conocer realmente a Dios, primero debemos recibirlo en nuestras vidas. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12). Nada es más importante que entender esta verdad cuando se trata de conocer a Dios. Jesús deja en claro que solo Él es el camino al cielo y al conocimiento personal de Dios: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6).
    Finalmente, el conocer verdaderamente a Dios involucra nuestro compromiso de obedecer lo que leemos en las Escrituras.

    Llevamos la responsabilidad de vivir de acuerdo a la misma fe que es requerida para conocer a Dios. Somos la sal y la luz de este mundo y debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos . Este mandamiento es imposible de guardar sin el compromiso de leer y aplicar Su verdad revelada en Su Palabra.

    PAra conocer verdaderamente a Dios desde luego, comprenderá mucho más, cosas tales como comprometernos en la oración , adoración en la intimidad con El, por nosotros mismos, no podemos conocer realmente a Dios.
    Entonces si GUARDAMOS SU PALABRA estaremos llenos de Dios.
    Amén.

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    1. amar a los hermanos es la manera provista por Dios para amarlo a El.

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  3. Este mensaje es la columna vertebral de la verdad que cristo nos invita a caminar . reconocer que hemos recibido y nos urge con diligencia poner por obra , se nos ha explicado la mística del cuerpo de Cristo según la revelación del apostol Pablo , mas aun la practica es algo en lo cual estamos procurando avanzar y reconocer que este proceso es lo mas elevado que nuestro señor nos demanda a nosotros como hijos e iglesias.
    Nosotros en la ciudad de Guatemala, hemos estado compartiendo al respecto, y el porque el señor nos coloca en comunidades pequeñas, porque es complicado para quienes son invitados a nuestras congregaciones el poder activarse a esta realidad y hemos llegado a darnos cuenta que aun en medio de nosotros debemos dar saltos fuertes y salir de los preceptos de ley arraigados en nuestra caminata
    espiritual. Esa manera equivocada de pretender crecer aislados o fuera del contacto con nuestros hermanos. Por lo tanto la practica nos demanda una cuota alta y demanda todo para con nuestros hermanos. Dice 1 juan 3.16 En esto conocemos el amor: en que el puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos... fijémonos que aquí la demanda no es individual, sino orgánico corporativa dice NOSOTROS DEBEMOS PONER, es decir no podemos continuar con aquel sentimiento mesquino de pensar que solo a nosotros , o de exigencias el fruto es vida y el accionar es corporativo. y sabrémos que realmente hemos pasado de muerte a vida.

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    1. nadie crece con propósito y aprobación de Dios cuando lo hace aisladamente. primero, desagrada a Dios, pero ademas no es duradero ni fiable un crecimiento asi. aleluya

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  4. Pablo nos dice en efesios 3:17 para que cristo haga su hogar en vuestros corazones por medio de la fe, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con TODOS LOS SANTOS cual sea la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
    Pablo es claro en este pasaje que la única manera que podamos conocer las dimensiones de cristo es únicamente con todos los santos, que verdad mas maravillosa la cual debemos llevarla a la practica y poder avanzar para y llegar a la perfección.
    Me gustaban las palabras del hermano que dice que tenemos que amarnos incansablemente para poder perfeccionarnos en el amor y esto solo sucederá en la practica de ello.
    Hermanos que tomemos el ejemplo de cristo y andemos como el anduvo y el cumplió el mandamiento de vida que el dijo:"que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros ".
    que así como cristo nos a amado y dio su vida por nosotros que así amemos de tal manera a nuestros hermanos que lleguemos a esa dimension de dar nuestra vida misma por los demás y después decir como nos dice pablo que con todos los santos lleguemos a conocer todas las dimensiones de cristo para que seamos llenos a la medida de la plenitud de Dios.
    GLORIA A DIOS.

    IVETH DE AGUILAR.

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    1. la plenitud de cristo es la iglesia, asi que si no conocemos a la iglesia no conocemos plenamente al señor. aleluya.

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