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¿POR QUÉ PARA MUCHOS EL EVANGELIO YA NO ES EFICAZ?

¿POR QUÉ PARA MUCHOS EL EVANGELIO YA NO ES EFICAZ?

La gran mayoría de personas hoy en día conocen algo del Evangelio, ya sea porque ellos perseveraron un tiempo, o porque sus padres los llevaron a la Iglesia durante su niñez; no obstante, es notorio ver como en esta era el Evangelio se ha venido convirtiendo en algo retrógrado, o de un carácter histórico. La pregunta es: ¿Por qué ya no está funcionando para muchos el Evangelio? ¿Será que en realidad no funciona, o nosotros no conocemos el verdadero Evangelio? Creo que lo que está pasando es similar a lo que sucede cuando alguien compra un aparato electrónico y no sabe como usarlo; Hay una gran cantidad de personas que por la ignorancia se atreven a decir que tales dispositivos no funcionan, y siempre creen que lo de antes era lo mejor. En realidad, no es que la tecnología moderna no funcione, sino que muchos no saben como usarla; así es lo que sucede con el Evangelio, la mayoría de personas no saben para qué fue hecho, ni cómo funciona, por lo tanto, no les causa ningún efecto. Hay creyentes que probablemente asisten a una Iglesia, leen la Biblia, y tratan de hacer muchas cosas que parecen ser el “Evangelio”, pero en el fondo lo único que experimentan es una carga difícil de llevar. Tales creyentes ya están al borde de abandonar la Iglesia, precisamente, porque no ubican para qué funciona el Evangelio.

Hoy en día la gran mayoría de jóvenes conocen algo de Dios por influencia. Esto quiere decir que los padres católicos devotos, normalmente ejercen influencia sobre sus hijos para que participen de todas las liturgias católicas. De igual manera si los padres son evangélicos, los hijos serán influenciados a aceptar a Cristo, bautizarse, ir a los “cultos” los días domingos, escuchar el mensaje del predicador, etc. Hay miles de creyentes en esta condición hoy en día. Una vez más, la pregunta es: ¿Les funciona el Evangelio a estas personas?

Si el Evangelio funciona para nosotros, deberíamos ver tales efectos siendo triunfantes en los estudios, en el trabajo, en nuestros sentimientos y en todas las áreas de nuestra vida. Si siendo creyentes tenemos que recurrir a los psicólogos, y a la sabiduría de este mundo para solventar nuestros problemas, entonces, el Evangelio no nos ha funcionado. 

Es tiempo de que nos pongamos en una auto crisis de fe, independientemente de cuál sea la influencia que recibimos, pensemos si verdaderamente el Evangelio funciona. No presumamos del templo al que asistimos, o al predicador que escuchamos, más bien presumamos los resultados de Vida que hemos obtenido por causa de estar perseverando en el Evangelio. Ya dejemos a un lado las doctrinas y los ritos que defendemos, más bien calculemos los beneficios que nos ha traído el Evangelio. 

Si la mayoría de los creyentes influenciados contestaran con sinceridad, dirían que a pesar de creer en Dios y ser conservadores de las enseñanzas de sus padres, el Evangelio no les ha brindado los resultados deseados en sus vidas. Su realidad es que creen en Jesús, van a la Iglesia, leen la Biblia, etc. pero siguen sintiéndose tristes interiormente. En pocas palabras, a la gran mayoría el Evangelio no les funciona; su experiencia es como la de muchas esposas, viven con sus maridos, no los aman, no los aprecian, pero tampoco los dejan.

Una de las razones principales por las que el Evangelio no funciona hoy en día es debido a la ambición cristiana que se ha enseñado en la mayoría de las Iglesias y los medios de comunicación. Los grandes “ministros del Evangelio” de hoy en día han enseñado un Evangelio mezclado con ambiciones personales, y esto ha hecho que el verdadero Evangelio, el que es según el corazón de Dios, ya no funcione. A muchos el Evangelio no les funciona porque les enseñaron que éste iba a llenar todos sus deseos y necesidades personales, y al pasar los años se frustran de ver que nada les ha sucedido. El Señor Jesús antes de partir dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Imagínese que contradictorias las palabras del Señor Jesús con las enseñanzas modernas; hoy en día muchos predicadores le ofrecen a la gente que al venir a Cristo sus aflicciones se van a acabar, pero eso no es lo que el Señor dijo, al contrario, el Señor nos advirtió que éstas siempre iban a estar. ¿Qué es lo que está sucediendo, entonces? Que los hombres están ofreciendo algo que el Señor nunca nos ofreció, los hombres enseñan un “Evangelio” distinto al de nuestro Señor Jesucristo. 

La Biblia claramente dice: “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Esto quiere decir que si alguien es haragán para estudiar, al final del año va a perder su año escolar; esto es la ley de la siembra y la siega. Contrariamente a lo que dice la Biblia, a muchos haraganes les enseñan que confíen en Dios, que un milagro les va a suceder, y que Dios les va a hacer el milagro de aprobar su año escolar aunque nunca se esforzaron. ¡Cuidado! El verdadero Evangelio no funciona así. La ambición cristiana con la que se predica hoy en día es ajena al corazón de Dios. 

El Señor Jesús vino en carne a este mundo hace dos mil años, algunos lo vieron, convivieron con Él, lo siguieron todo el tiempo de Su ministerio, pero llegó el día en que Él ascendió al cielo. Dice Hechos 1:10 “Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Lo que estos varones les dijeron a los discípulos es que recordaran lo que el Señor les había dicho acerca del Reino de Dios antes de partir. Estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, que ellos iban a ser bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Jamás el Señor nos prometió que estaría con nosotros físicamente haciendo milagros y prodigios como sucedió esos tres años y medio, Él nos prometió ser una experiencia en nuestro espíritu. El Señor nunca nos ofreció dinero, ni salud, ni cosas parecidas a estas, lo que Él nos ofreció fue venir a vivir a nuestro espíritu. 

Debemos tener claridad en cuanto a las cosas que suceden en este mundo para que nuestro corazón no se llene de incredulidad. Mientras estemos en esta vida tenemos que entender que habrán ricos y habrán pobres, pero eso no tiene nada que ver con el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. El Evangelio no es la clave para dejar de ser pobres, no crea ese mensaje ambicioso de los predicadores. Hay quienes son muy inteligentes y se esfuerzan en la vida para superarse, pero por más que lo intenten nunca se les abren las puertas para progresar económicamente; por el contrario, hay gente que no es inteligente, ni diligente, pero nacieron en familias adineradas, por lo tanto, tienen su futuro asegurado. Por supuesto, Dios prospera económicamente cuando Él quiere, y de igual manera empobrece si Él quiere, pero jamás fue la promesa del Señor sacarnos a todos de la pobreza. 

Hoy en día también se le ofrece a las personas que, al venir a Cristo, serán sanadas de todas sus enfermedades; tampoco eso es cierto, jamás nos ofreció el Señor que nunca nos íbamos a a enfermar. No responsabilicemos a Dios de lo que Él nunca dijo, más bien desenmascaremos a los predicadores ambiciosos que ofrecen muchas cosas con tal de ganar adeptos para sus organizaciones. Esta es la razón por la que el Evangelio no funciona hoy en día, porque se ha predicado mal, se ha enseñado lo que no es, y por eso muchos se frustran, pues, no ven cumplidas las cosas que les ofrecieron. Lo que sí prometió el Señor es que todos los que crean en Él, de su interior correrán ríos de agua viva ( Esto dijo refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él).

Hermanos, debemos perseverar en el Evangelio no solo por las obras milagrosas que veamos departe de Dios, o por las unciones que sintamos, sino debemos mantenernos en fe, aun así no veamos nada. Nosotros en realidad vivimos el Evangelio cuando creemos que el Señor está en nuestro interior, y cuando en experiencia Él es nuestro amigo y compañero, entonces, el Evangelio nos ha funcionado. 

En una ocasión el apóstol Pablo dijo: “para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad…” (2 Corintios 12:7–9). Pablo llegó a entender que no era necesario que le sucediera un milagro en el exterior para creer en Dios, a él le bastaba con que el Señor fuera su vivir y que Él decidiera sobre todo lo demás. Esto es el Evangelio verdadero, dejar que Dios haga en nuestras vidas conforme a Su voluntad. A los únicos que les funciona el Evangelio es a aquellos que no esperan ver resultados exteriores para creer en Dios, sino creen que lo más valioso es tenerlo a Él como su experiencia de Vida en el interior. 

Hermanos, no esperen ver que lo más grande que Dios puede hacer en sus vidas sea prosperarlos económicamente, o sanarlos de una enfermedad, sino el milagro más grande que les puede pasar es que ustedes tengan fe en Dios. Qué maravilloso es saber que el Señor Jesús prometió estar con nosotros en todos los momentos de nuestra vida, y si bien es cierto que enfrentaremos aflicciones en el mundo, Él nos dijo que confiáramos en Él porque Él ha vencido al mundo. No tratemos de ver a Cristo afuera, sino en nuestro interior porque en esto consiste el verdadero Evangelio. 

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. El verdadero evangelio debe crear en nuestras vidas el tener fe , en creer que el a venido al mundo para morar en nuestro interior y aunque no miremos un milagro en lo exterior debemos creer , es la unica manera en la cual el Señor sera nuestro vivir

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    1. el vivir al señor no es estar rodeado de milagros como algunos han concebido, el vivir al señor es tener la experiencia de comunión con el, pero ojo por medio de la fe y no de los sentidos.

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  2. En estos tiempos el sistema religioso nos a metido en la mente que si aceptamos al Señor siempre nos va a suplir nuestra necesidades pero tenemos que abrir nuestro ojos y ver que el Evangelio consiste en que el fluya en nuestro interior , y a vivir una vida con fe

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    1. podríamos decir que en realidad el si siempre suple nuestra necesidades, pero dice un pasaje:
      Filipenses 4.19 (LBLA)
      19 Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
      pero notemos que dice que el lo hará conforme a sus riquezas, conforme a el y no conforme a nosotros. el ciertamente suplirá todo en nosotros pero no conforme a lo que nosotros pensamos y queremos.

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  3. hay dos puntos que marcan mi vida, una es entender que lo que sembramos eso es lo que segaremos, la vida en el señor es libertad es un disfrute pero no podemos obviar que si vivimos una vida de corrupcion eso segaremos, pero si vivimos con la influencia del Espiritu de vida, obtendremos vida, paz y esa paz que no entendemos en medio muchas veces de las circunstancias dificiles de nuestra vida, el otro punto es entender el verdadero evangelio no consiste en estar abundados, enriquecidos nooo cuando el señor llamo a sus discipulos les dijo quieren venir en pos de mi nieguense a si mismos tomen la cruz y siganme a estas alturas de mi vida si no hubiese conocido este verdadero evangelio fuera una persona frustrada, y hasta amargada pero bendito sea mi Señor que puedo entender que aun no teniendo nada material, aun teniendo cambios duros en mi vida natural LO TENGO TODO, y eso me hace vibrar en mi interior, su cuerpo, su iglesia, cristo fluyendo cada dia como vida en mi interior y puedo testificar que el verdadero evangelio no es prosperidad si no es TENERLO TODO EN EL AUN NO TENIENDO NADA DE LO MIO...
    Iris de Cubias.

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  4. Nuestra realidad hoy dista de lo que aprendimos en nuestra formación religiosa. Es más el desprogramar todas esas unciones y sensaciones que ese mundo evangélico creó han sido el entender lo que realmente el señor nos ha ofrecido, tener paz aún en medio de la tormenta, el dolor, los dpadecimientos y sufrimientos que en esta vida puedan venir solo una razón para creer y poner a prueba nuestra Fe. Puestos los ojos en Jesús su autor y consumado. Vivamos la realidad de conocerle y experimentar su gracia día con día.

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