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CÓMO SER AMIGOS DE DIOS


CÓMO SER AMIGOS DE DIOS

Dice Juan 15:14 “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. v:15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Acá el Señor Jesús nos dice que Él quiere ser nuestro amigo, es decir, alguien cercano a nosotros. El concepto de tener un “amigo” es alguien que está con nosotros en todo tiempo, es una persona incondicional. Curiosamente, un amigo no es alguien con el que hablamos en todo tiempo, sino con el que podemos estar en suma confianza, con aquel que nos es grata su compañía aunque no hablemos. Ahora bien, el Señor nos propone ser nuestro amigo, sólo que para ello nos pone ciertas condiciones:

1.- Él será nuestro amigo si hacemos lo que Él quiere. Si queremos que el Señor sea nuestro amigo, debemos irnos ganando su confianza por medio de la obediencia. Cada vez que estemos en Su presencia, Él nos va a decir que hagamos ciertas cosas; si las hacemos, vamos a ganarnos Su amistad. 

2.- Si queremos tener a Jesús como nuestro amigo, debemos prestarle suma atención. El Señor Jesús dijo: “…os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. El Señor oye todas las cosas de Su Padre, y tales cosas nos las quiere dar a conocer; este es el otro requisito que debemos cumplir si queremos que el Señor sea nuestro amigo. Nosotros debemos estar atentos a lo que Él nos diga día a día, porque lo que Él nos dice son los deseos del Padre. 

El punto en esto es cómo captar la voz de Dios. De manera normal el Señor no nos puede hablar palabras claras e inteligibles a nuestra mente, pues, Él es Espíritu, por lo tanto nos hablará a nuestro espíritu. En otros artículos hemos dicho que la vía más pura para contactar a Dios es la vía del espíritu, lo cual podemos lograr mediante la oración contemplativa, que consiste precisamente en anular nuestro “momento presente psicológico”. Mientras oramos contemplativamente nuestra mente debe limitarse a tener una conciencia suave de que estamos en Su Presencia, y nada más. El asunto es que al orar contemplativamente nuestro espíritu se edifica, pero no así nuestra mente, y es en este punto donde tiene importancia lo que llamaremos: “Lectura bíblica anagógica”. El término “anagogía”, dentro del concepto de la hermenéutica, es la interpretación con un sentido místico de los textos sagrados, por la cual se pasa del sentido literal al sentido espiritual. Se denomina “anagogía” también al sentimiento por el cual se considera que el alma se engrandece contemplando la divinidad y sus obras. Este es el sentido que tiene la “Lectura Bíblica Anagógica”, trasladar el sentido natural de la Biblia a un sentido espiritual. Al adentrarnos a esta práctica seremos capaces de dejar pasar la luz de Dios a nuestra mente, podremos obedecer, estar atentos a Dios, y de esa manera nos convertiremos en Sus amigos.

Esta práctica de leer la Biblia anagógicamente cabe ya sea antes, o después de orar contemplativamente. El medio más seguro y objetivo para que el Señor nos diga lo que Él quiere que hagamos, lo hallaremos en la Biblia. Si nosotros leemos La Escritura y la hilvanamos con pensamientos espirituales, entonces, entenderemos lo que el Señor quiere que hagamos. 

La única forma de privarnos de nosotros mismos, y prestar suma atención al deseo de Dios es a través de la lectura bíblica anagógica. Por ejemplo, si yo leo anagógicamente el pasaje de Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo…”. Yo puedo leer este verso y darme cuenta que el importante en este verso es Dios, pues, Él comenzó la buena obra, y por lo tanto, yo le creo que Él la va a terminar. Lo hermoso de leer la Biblia de esta manera es que allí no hay espacio para nuestras ambiciones humanas, pues, todo lo que leemos es en referencia a Cristo, Él es el centro de todo. Si entablamos una amistad con Dios, por medio de la lectura anagógica, nos estaremos privando de que prevalezcan nuestros gustos y deseos, lo único que prevalecerá es Su voluntad. 

A nosotros nos cuesta ver que esto sea así porque nos gusta atestar a Dios de nuestros problemas personales. Hemos estado tan acostumbrados a decirle a Dios listas interminables de nuestras “necesidades”, que lo que menos hacemos es prestarle atención a Él. Para nosotros el concepto de amistad es alguien que nos oye y nos apoya en todo lo que nosotros queremos, y viceversa. En Dios no es así, la amistad con Él está basada en aprender a escucharlo y en hacer todo lo que Él nos dice. Este concepto de amistad talvez es raro para nosotros, pero si queremos que el Rey del Universo nos considere Sus amigos, entonces, hagamos así. 

Si cada mañana tenemos por costumbre unirnos a Dios mediante la oración contemplativa y la lectura bíblica anagógica, podremos tener la esencia de la Vida divina, y además podremos extender esa experiencia a nuestro vivir natural. Con toda libertad podemos apuntar lo que el Señor nos habla durante la lectura anagógica, y en el transcurrir del día podemos recordarlo. Yo le aseguro hermano que usted va a percibir los efectos de la Vida divina en su diario vivir al momento de recordar las palabras del Señor, y de ese modo, Cristo irá siendo Su vivir. 

La clave para que Dios sea aprovechable en nuestro vivir natural es el mismo: “Que Él crezca y que yo mengüe”. En palabras del apóstol Pablo este principio es: “Ya no vivo yo, Cristo vive en mi”. Imagine esto de la siguiente manera: Si cada uno de nosotros fuera una casa, podríamos decir que el ente que vive allí es nuestro momento presente psicológico, es decir, la conciencia de nosotros mismos. Cuando el apóstol Pablo dice: “ya no vivo yo…” lo que deberíamos entender es que ya no es mi “yo” el que habita en esa casa, sino que ahora “Cristo” vive en ella. El Señor no quiere llegar a morar a nuestra casa como un huésped, o como un invitado, sino que Él quiere quedarse a vivir en lugar de nuestro “yo”. El resultado de este cambio de “habitante” en dicha casa es que ahora todo será a Su manera, Él va a decidir qué se hace y qué no se hace. 

Si nosotros ejercemos fe y practicamos estas cosas, veremos un efecto transformador en nuestras vidas, poco a poco seremos liberados de nuestros programas emocionales, y llegaremos a ser amigos del Señor. 

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. A menudo o casi siempre he buscado en la Biblia la guía y respuestas para cada circunstancia de la vida, pero sin Espiritu que haya primero inundado mi espíritu , la comprensión de la misma Palabra del Señor se vuelve superficial o escasa, en cambio debe alimentarse el espíritu humano para partir a escudriñar las Escrituras, debe estar el espíritu refrescado y en comunión con Jesus , para poder dar lugar a su voluntad en cada aspecto de la vida cotidiana, para reflejar a Jesus en cada momento de la vida ; es de mucha alegría saber que el Señor desea ser nuestro amigo, pero significa eso menguar al ego, hay una recompensa que es comprender un poco mas cada dia su Espiritu, su voluntad.

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    1. Hermana Merlyn como ha bendecido mi vida tu comentario, me encanta y es una realidad tan profunda y real para nosotros como creyentes lo que dices " pero sin Espíritu que haya primero inundado mi espíritu ". Ese inundar es tan necesario que el crezca para ser de nuestro ser una casa donde él pueda vivir y expresarlo por completo.bendiciones a Uds hermanos en Italia, avanti en la obra de nuestro señor jesucristo.

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    2. amen ! continuaremos adelante en la obra del Señor Jesucristo aquí en Italia, bendiciones para uds Walter y para la iglesia en Guatemala!

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  2. En genesis 18, cuando Dios estaba a punto de destruir la ciudad de Sodoma, fue a ver a Abraam, por que no podia ocultar lo que iba hacer, Abraam era Amigo de Dios, segun Santiago 2:23 Abram creyo a Dios y le fue contado por justicia y fue llamado Amigo de Dios, el no era un esclavo de Dios, por que el esclavo no sabe lo que hace su Señor, solo el amigo conoce la mente de un amigo, no habia barrera entre Abraam y Dios no podia ocultar lo que iba hacer, Lot era pariente de Abraam el pudo haber tenido mucho conocimiento espiritual, pero vemos que Dios no hablo con El, solo co Abraam, por que era acto para conocer la voluntad de Dios.
    Que valiosa enseñanza la que nos trae claridad, en lo cual no solo debemos conocer si no Comprender los planes del Señor. Pongamos fin a la amistad con el mundo para ser Amigos de Dios y asi tener esa esencia Divina morando en nosotros.
    Dios los bendiga

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    1. tremendo este aspecto que tocas, pues nadie que primero no deja de ser amigo del mundo puede ser amigo de Dios pues el mismo dice que el que así así se constituye enemigo de Dios.

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  3. Hace como un mes , compartía con un hermano muy querido acá en ciudad de Guatemala este aspecto de Cristo mostrándose nuestro amigo, y me recordaba de otras pasajes en proverbios y 1 Juan que expresan el hecho de hasta dar la vida por uno de ellos, y acaso no fue eso lo que Cristo nos demostró al morir por nosotros y llevar todo nuestro pecado, el realizó esta obra de manera perfecta y universal. Ahora bien ligando este aspecto como nos lo haces ver mi hermano de acercarnos a la fuente cada día ,cada mañana obteniendo esa esencia que se puede desempeñar en nuestra vida normal y cotidiana,jamás lo había visualiZado, pero que luz más hermosa saber que en la contemplación podemos empaparnos de esa vida divina que nos hace estar en armonía con lo divino en su naturaleza y forma. Así el morir ahora para nosotros representa no la muerte física a la que tanto teme el ser humano, sino más bien dando lugar sin espacio y tiempo a que el poder del resucitado ahora suplante nuestra triste raíz humana, en una gloriosa expresión y manifestación de Dios el padre ,en comunión con su hijo, y su Espíritu Santo en unidad ahora con los hijos del reino, con su iglesia gloriosa

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    1. yo no eh experimentado forma mas efectiva para llegar a ser un amigo del señor que por medio de la oración contemplativa. el señor mismo pone como fundamento para esta amistad que nosotros seamos obedientes, y nadie es obediente si primero no aprende a callar y atender a aquel a quien quiere obedecer.

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