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LA TRANSICIÓN DEL VERBO ENCARNADO (PARTE II)

LA TRANSICIÓN DEL VERBO ENCARNADO (PARTE II)

1 Juan 1:1 “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida v:2 (pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó)”.

1 Juan 1:6 “Si decimos que tenemos comunión con El, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; v:7 mas si andamos en la luz, como El está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado”.

Juan empieza su carta hablando de Cristo, pero éste hecho carne. En el artículo anterior vimos que Juan, en su Evangelio, nos dice que Jesús es la luz para los hombres, esto quiere decir que todo aquel que no está en Jesús está en tinieblas. Ahora bien, ¿Quiénes son los que están fuera de Jesús? Los que están fuera de Su Cuerpo que es la Iglesia, en otras palabras, los que no tienen comunión con los hermanos.

La transición que ha tenido el Verbo es notoria. Durante Su ministerio, a Jesús lo buscaban las multitudes para tocarlo y extraerle virtud. En este tiempo Él ya no es Aquel Jesús individual, ahora es corporativo; la única forma que tenemos para tocarlo es a través de Su Cuerpo místico, a través de la comunión con los hermanos. Es necesario, entonces, que re-direccionemos lo concerniente a nuestra comunión con Él.

¿Cómo entrar en comunión con Jesús para vivir la vida cristiana?

Hermanos, no hay otra manera objetiva de saber que estamos en comunión con Jesús, que estar en comunión con los santos. Cuando nos reunimos con los hermanos en el Nombre del Señor, es seguro que Él estará en medio de nosotros. La reunión de los santos manifiesta a la persona de Cristo en esta era. La comunión de los santos, por lo tanto, nos traerá Luz, Vida de Dios, restauración, y todas las bendiciones que el Padre nos quiso dar en el Hijo. Así como Jesús, en su estado individual se convirtió en fuente de Vida Eterna, ahora dicha Vida divina se produce a través de Su Cuerpo, que es la Iglesia. La comunión de los santos nos traerá abundancia de Vida divina, y a su vez, ésta hará posible que Cristo se manifieste a través de nosotros. Sólo cuando los santos están en unidad, reunidos como Iglesia, puede suceder esta manifestación.

Dice 1 Juan 2:8 “Por otra parte, os escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en El y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya está alumbrando. v:9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas”.

Acá el apóstol Juan nos dice: “la luz verdadera ya está alumbrando”; palabras similares dijo también nuestro Señor Jesús, pues, Él dijo: “Yo soy la luz del mundo”. En este tiempo la luz del Señor no pudiera alumbrar si no existiera la Iglesia. El Señor dijo en una ocasión: “Vosotros sois la luz del mundo”. Hermanos, cuán necesario es entender la transición que ha tenido el Verbo, y cómo podemos estar en comunión con Él en este tiempo. En lo que a nosotros respecta, no podemos decir que estamos en luz si aborrecemos a los hermanos. El creyente que no está en comunión con los santos está en tinieblas. 

Definitivamente, la Iglesia es un probatorio para nosotros, pues, sólo a través de ella encontramos a la persona de Jesús. Para el pueblo de Israel su probatorio fue ver al Mesías a través de un hombre carpintero, y entender que detrás de ese hombre estaba Dios. Ahora, de igual manera es un conflicto para nosotros comprender que la única forma en la cual podemos contactar con el Señor es a través de la Iglesia. La Vida divina, aunque está en nuestro interior, no la podemos disfrutar a plenitud sin el Cuerpo de Cristo, por eso es de suma importancia amar a nuestros hermanos y estar en unidad con ellos. 

La Iglesia es un probatorio. El que dice amar al Señor debe amar a la Iglesia. Todo aquel que no ama a sus hermanos está en tinieblas, y el que que está en tinieblas no permanece en Él. No hay otra manera de permanecer en la Luz que permaneciendo en la Iglesia. Con esto no me estoy refiriendo al tiempo que permanecemos dentro de un local, o a ser parte de las instituciones puestas por los hombres, sino me refiero a permanecer en la reunión de los Santos. 

Dice también Juan 15:4 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. v:5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. v:6 Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman”. Nadie puede permanecer en la Vid que es Cristo si no se esfuerza en aceptar a Su Cuerpo que es la Iglesia. Todos necesitamos mantenernos en comunión con los santos, necesitamos aceptarlos porque Cristo se transicionó a una dimensión corporativa, precisamente, para aceptarlos en Sí mismo.

Leamos 1 Juan 2:10 “El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él. v:11 Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos”.

¡Qué delicado es el Señor con Su Cuerpo! Nadie dejará de ser probado cuando se acerca a la Iglesia. Es el mismo probatorio que le tocó vivir a Israel cuando tuvieron entre ellos a Jesús de Nazaret. En realidad fue muy difícil ver a Dios hecho carne. Los judíos miraban a Jesús como un ser humano común y corriente, que se fatigaba, que tenía su carácter, que se sentaba con las prostitutas y los publicanos, etc. ése fue el probatorio para Israel. Para nosotros, ahora, el Cristo corporativo es nuestro probatorio. Lo único que muchos ven en la Iglesia son seres humanos comunes y corrientes, pero entre ellos se manifiesta Cristo. Nos guste o no, si queremos tener comunión con Jesús, agradarlo, servirlo y experimentarlo, debemos estar y permanecer en comunión con los santos. 

Por último el apóstol Juan nos habla del pecado de muerte, y muchos nos hacemos esta pregunta : ¿Cuál es el pecado que nos lleva a la muerte? el apóstol Juan nos explica quiénes son los que terminan en muerte, leamos los siguientes versos:

1 Juan 5:16 “Si alguno ve a su hermano cometiendo un pecado que no lleva a la muerte, pedirá, y por él Dios dará vida a los que cometen pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte; yo no digo que deba pedir por ése”.

1 Juan 3:14 “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. v:15 Todo el que aborrece a su hermano es homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”.

Vimos anteriormente que el que aborrece a su hermano está en tinieblas. También vimos que la Luz es la Vida para los hombres, entonces, las tinieblas son “muerte”. Cuando el apóstol Juan nos dice que el que no ama a su hermano permanece en tinieblas, se está refiriendo a que tal hermano permanece en muerte. El que aborrece a su hermano, mata a su hermano, pero él mismo se condena para no tener vida. El pecado que lleva a la muerte, entonces, es aquel pecado que comete el creyente al rechazar abierta y llanamente al Cuerpo de Cristo. Cuando alguien rechaza al Cuerpo de Cristo, se coloca en el plano del pecado de muerte, por el cual dice el apóstol Juan que no se debe pedir. Es un pecado de muerte que nosotros rechacemos al único medio por el cual Cristo quiere bendecirnos, Su Iglesia. 

Alabemos al Señor por la transición que tuvo el Verbo, bendito sea ahora y por siempre, porque aunque ya no está el Cristo de Nazaret, tenemos al Cristo en carne que se manifiesta a través de sus múltiples miembros. 

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. Hermanos esta palabra nos debe abrir los ojos totalmen y poder entender que la voluntad de Dios para que nosotros podamos ser luz, que podamos difrutar de su vida y poder estar en comunion con el es estar pegados al cuerpo de cristo que lo conformamos cada uno de nosotros, y yo pienso que ya es el momento en que dejemos de pensar en nostros mismos, en nuestro orgullo y que entendamos que nosotros solos no somos capaces y que necesitamos conformar el cuerpo de cristo.Amen

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  2. Como es de importante que amemos al cierpo de Cristo que tengamos comunion con los hermanos a pesar que sea dificiles soportarlos pero es importante que los soportemos tal como son para asi permanecer el la liz amen

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  3. creo que más que aportar algo a esta verdad preciosa decirles amados hermanos en cristo que es una bendición enorme participar de esta herencia, cuantas escamas caen de nuestros ojos cuando nos exponemos a nuestros hermanos, y les amamos que nos suceda como el milagro que le sucedió a Saulo, que podamos ser sencillos y humildes con nuestros hermanos, antes de Ananías orar por Saulo, Ananías le dijo al señor:

    Hechos 9:13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;
    9:14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
    9:15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;
    9:16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
    Hermanos nos es necesario padecer para ser utiles, no son nuestros hermanos los malos, es el Señor que usa muchas veces al cuerpo para que padezcamos y podamos ser utiles ,
    hermanos Pablo, fue un instrumento util para el señor porque aprendió que sus tinieblas se disiparon pegandose al cuerpo, solo asi hermanos vendra un crecimiento a nuestras vidas cuando reconozcamos que crecemos solo en lo organico- corporativo...
    Bendito Dios que nos permite que caigan nuestras escamas de los ojos a través de la revelación que se dispensa en nuestros hermanos...

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