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Debemos dejar atrás la enseñanza neopentecostal de la restauración de la alabanza, basándonos en la “restauración del Tabernáculo de David”.


Debemos dejar atrás la enseñanza neopentecostal de la restauración de la alabanza, basándonos en la “restauración del Tabernáculo de David”.

PARTE I

El movimiento evangélico, o protestante, es el segundo grupo religioso más grande después del movimiento católico romano. Dentro del movimiento protestante, el grupo más grande es el “pentecostal”, que surgió más o menos por el año de 1907, y es de donde provienen la mayoría de iglesias del continente americano. La denominación: “Asambleas de Dios”, así como “Iglesias de Dios”, son algunas de las denominaciones de corte pentecostal. 

Por el año de 1940 surgió otro movimiento al que los teólogos le llamaron: “Neopentecostalismo”; este movimiento vino a resurgir con una característica muy significativa: Los líderes se atrevieron a implementar prácticas ajenas a la Biblia. En todos los tiempos los hombres han manoseado el Evangelio, pero la mayoría siempre se han preocupado de tener un fundamento bíblico, pero desde que surgió el movimiento Neopentecostal, muchos se atrevieron a hacer cosas fuera del contexto bíblico. Este movimiento vino a ser más dañino, ya que puso fundamentos antibíblicos, y lo peor es que los miembros aceptaron todo sin reparo alguno. Por ejemplo, hoy en día se escucha tanto de la doctrina de la prosperidad, de la confesión positiva, y muchas enseñanzas similares que no tienen un fundamento en la Oikonomia del Nuevo Testamento. A estas alturas la mayoría de líderes de las iglesias pueden decir cualquier herejía y nadie pregunta, ni escudriña la Biblia para saber si están bien, o no. En la actualidad, una gran parte de los creyentes que pertenecen tanto al movimiento católico, como al protestante, dependen de lo que digan sus líderes, y si ellos lo dicen, pues, dan por sentado que así es; y cuando los líderes dicen que “ya” no es así, pues, dejan de creer. Qué pobreza espiritual la que tiene la iglesia.

Cuando inició el movimiento neopentecostal había un deseo ferviente por darle un lugar especial a la alabanza al estilo del mundo. En los años 40´s empezó el neopentecostalismo, y justo en esos años también surgió el “boom” del Rock and Roll; este género musical que impresionó al mundo, también lo codiciaron las iglesias, lo imitaron y lo implementaron en su manera de alabar a Dios. Los líderes justificaron ese deseo por introducir el Rock a las iglesias con una doctrina a la que le dieron el nombre de “LA RESTAURACIÓN DEL TABERNACULO DE DAVID Y LA ALABANZA”. Con esta doctrina los líderes de las iglesias quisieron decir que el Señor desea ser alabado con música, pero empleando la mejor calidad musical posible, tal como lo hizo el Rey David en su tiempo. Muchos se excusaron diciendo que no estaban imitando el Rock and Roll y todas las tendencias musicales emergentes, sino que Dios les había revelado que debía haber una restauración del Tabernáculo de David, e hilvanaron ese tema con la Restauración de la alabanza. 

Yo recuerdo que en los años 70´s y 80´s escuché un sin número de mensajes en referencia a este tema, y las escuché de labios de maestros de mucho renombre. Lo que se proponía con este tema es que era necesario alabar a Dios, tal y como lo hizo David en su tiempo. Esta doctrina proponía que David había vivido un tiempo de gracia en medio de la ley, y que cuando él empezó su relación con Dios, se abrió un paréntesis de gracia, y al morir él, se acabó ese tiempo y siguió nuevamente la era de la ley con toda normalidad. Los que propusieron esta doctrina decían que Moisés, Josué, y todos los profetas, eran absolutamente del Antiguo Pacto, pero David había sido un paréntesis de la gracia en medio de esa dispensación. 

Dentro de muchos pasajes de la Biblia que utilizaron, recuerdo que uno de los más utilizados es el de Hechos 15:13 

“cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. v:14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. v:15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: v: 16 Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, v:17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, v:18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos”.

Al leer el contexto de este pasaje nos damos cuenta que los apóstoles se habían reunido con los ancianos y muchos hermanos para tratar un asunto que tenía que ver con las iglesias de los gentiles. Recordemos que la Iglesia inició con judíos y prosélitos que estaban en Jerusalén, precisamente, celebrando la fiesta de pentecostés; fue hasta algunos años más tarde que el Evangelio también llegó a los gentiles. En aquel tiempo todo el mundo sabía que el judaísmo era la religión que Dios mismo le había impuesto a Israel, de modo que algunos que se habían convertido al Evangelio tenían la tendencia de seguir en los rudimentos de la ley mosaica. Muchos hermanos quisieron imponerle a los creyentes gentiles las ordenanzas del judaísmo, pero otros no estaban de acuerdo con esa tendencia, así que los apóstoles los reunieron para tratar este asunto; esto era básicamente la discusión que se estaba tratando en el contexto de Hechos 15. 

Los líderes neopentecostales que impartieron la doctrina de la restauración del Tabernáculo de David y la Alabanza, basaron su enseñanza en este pasaje cuyo contexto no tiene nada que ver con alabar al Señor. Así de la nada fue que ellos empezaron a usar estos versos para enseñar que era necesario darle énfasis a la alabanza. Esta doctrina decía que David era una llave que abría un portal para ver en el Antiguo Testamento cosas que pertenecieron al Nuevo Testamento, por lo tanto, la mayor parte de estas enseñanzas se relacionaron a la música y la alabanza. Esto es más o menos el resumen del planteamiento de esta doctrina.

Yo alabo al Señor porque siempre he tenido hambre y sed de la Verdad de Dios, y Él en Su misericordia me ha permitido corregir mi doctrina a través de La Escritura. Obviamente, he tenido que dejar atrás muchas de las enseñanzas que recibí de mis tutores neopentecostales, y alinearme a lo que puedo ver en la Biblia. Si de aquí a un año recibimos más luz en este tema, y nos damos cuenta que es necesario hacer más ajustes, pues lo volveremos a hacer, y lo haremos cuantas veces sea necesario con tal de buscar la ortodoxia que la Iglesia tuvo al principio. 

En esta ocasión quiero derribar, arrancar, y destruir esta doctrina a la luz de la Escritura. Un principio que debemos tener claro es que el Antiguo Testamento ya caducó, todas las profecías del Antiguo Testamento estuvieron vigentes hasta Juan, (Mateo 11:13) El Antiguo Testamento fue clausurado totalmente por Dios, porque es imperfecto, ya quedó atrás, tal como lo dice también Hebreos 8:13. De igual manera el apóstol Pablo nos confirma que en Cristo quedó clausurado el Antiguo Pacto, de modo que ya no podemos echar mano de la ley. Dice Gálatas 2:18 

“Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago…”. 

Dios nunca más echará mano del pacto que le dio a Israel para aplicarlo a la Iglesia, desde Génesis hasta Malaquías todo está cancelado, Él no va a vigorizar, ni a reeditar el Antiguo Pacto, ni por secciones, y mucho menos todo. Dios instauró en Cristo un Nuevo Pacto; el Antiguo debemos leerlo para sacar lecciones, figuras, para confirmación, pero no para entender la oikonomia de Dios, ni establecer doctrinas fundamentales para la Iglesia. 

Para empezar estos versos de Hechos 15:16 fueron sacados de la profecía dicha en Amós 9:11 

“En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; v:12 para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto”

Jacobo ocupó esta profecía como una figura, como una sombra del Antiguo Testamento con la cual él quería explicar algo que estaba sucediendo en el Nuevo Testamento. La profecía originalmente estaba dirigida a Israel para que ellos poseyeran el resto de Edom, y de todas las naciones, más adelante dice la misma profecía: “Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo” (Amós 9:14). Esta palabra jamás tuvo un cumplimiento literal, muchos dicen que sí se cumplió para el Israel moderno, pero no es cierto, ellos tienen un país compartido, e invadido por sus mismos enemigos. ¿Qué fue lo que sucedió? Que Dios clausuró el Antiguo Pacto, por lo tanto, no hay razón para que esta palabra tenga cumplimiento.

Al leer bien esta profecía en palabras de Jacobo, vemos que él dijo: “… con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído…”, en otras palabras, él quiso decir: “Hermanos, esto se parece a lo que dijo el profeta Amós acerca de David…”, ahora bien, ¿Por qué Amós menciona la restauración del tabernáculo de David en esa profecía? Por que David pudo erigir un tabernáculo fuera de lo ordenado por Dios en la ley, sin ser juzgado por Dios mismo. Lo tremendo de David fue que este hombre hizo muchas cosas no avaladas en la ley, y hasta algunas prohibidas en ella. Por ejemplo, había una línea sacerdotal ordenada por Dios para ministrar delante del Arca del Pacto, sin embargo, David siendo de otra tribu se atrevió a ministrar delante del Arca. David no podía ofrecer víctimas en sacrificio, de modo que él se atrevió a cantarle a Dios, y eso le fue aceptado por Dios como sacrificios de alabanza. Lo maravilloso es que Dios lejos de reprenderlo por haber hecho cosas fuera del Antiguo pacto, lo alabó, y declaró que David era un hombre conforme a su corazón. 

No podemos, entonces, pensar que Jacobo se estaba refiriendo a una restauración literal de lo que David instituyó en cuanto en cuanto a la alabanza. Los apóstoles hicieron uso del Antiguo Testamento sólo para efectos de ejemplos, figuras, principios, pero no para establecer la doctrina del Nuevo Pacto. 

Apóstol Marvin Véliz

Comentarios

  1. definitivamente David es un referente en el nuevo testamente, ya que a pesar de ser mencionado en unas 800 veces en el Antiguo Pacto , en el nuevo es mencionado 60 veces , de echo inicia el canon del nuevo testamento mencionándolo como figura relevante en la genealogía de nuestro Señor Jesucristo.
    y en efecto concuerdo que es un maravilloso ejemplo para nosotros como creyentes ya que pudo vivir fuera de muchos preceptos de la Ley judío mosaica.
    lo maravilloso ahora en el nuevo pacto es que contamos con mayores promesas en Cristo, y este fundamento es el todo de la Iglesia pues ahora ya no es solamente un hombre el que hace la diferencia sino los muchos que conformamos el cuerpo de Cristo.
    Maravillosa explicación mi hermano y gracias por recordárnoslo

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  2. Que maravillosa palabra hermanos y creo que Dios en este nuevo pacto nos quiero dar a conocer su verdadero proposito en el cual nosotros tenemos que ejecutar como cuerpo de crito y como iglesia, y de tal manera no actura ajenos a lo que en realidad Dios nos quiere dar a conocer por medio de su palabra, que Dios poco a poco nos siga alumbrando.Amen

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  3. Que tristeza como el ser humano a maneja la iglesia a su antojo que hacen cosas que no estan escritas en la biblia que no son la voluntad de dios simplemente se dejan guiar de lo que los lideres dicen y eso mo esta bien porque dejan al señor aun lado y dejan atras su plan y eso esta mal que el señor nos pues dar su luz para guiarnos segun su plan divino y no el de los hombres amen.

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