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EL PROPÓSITO DIVINO DE LA LEY

EL PROPÓSITO DIVINO DE LA LEY


La ley es un reflejo de lo que Dios quiere, de lo que Él es, y a la vez es un espejo que le muestra al hombre su condición pecaminosa. Desde Adán hasta Moisés no existió una ley escrita en tablas, o algo similar; no obstante, todos los hombres tuvieron el conocimiento de lo bueno y lo malo. Muchos años después, cuando Israel salió de Egipto, Dios les dio la ley a través de Moisés. El objetivo no era que ellos se esforzaran en cumplirla, sino que se dieran cuenta de todo lo que no podían cumplir. Suele sucedernos, en nuestro vivir diario, intentar hacer ciertas cosas, pero al final dicho intento solo sirve para darnos cuenta que no podemos hacerlas. Cuántos varones han intentado hacer un mueble, y finalmente mejor llaman al carpintero; o cuántas hermanas intentan hacer una comida, y luego mejor la compran ya hecha. Así como estos ejemplos era el fin de la ley, que el hombre se diera cuenta de su condición de debilidad. Esto nos lo dice claramente el apóstol Pablo en los siguientes pasajes:

Romanos 7:7 

“¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. 9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. 10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. 12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. 14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena”.

Gálatas 3:19 

“Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. 20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. 21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes”.

Estos pasajes nos muestran claramente que la ley fue dada por Dios para mostrarle al hombre su condición pecaminosa, y a través de ella encerrar a todos los hombres en una misma condición. Él nunca puso la Ley para buscar a algunos pocos que sí la pudieran cumplir, sino para que todos fueran encerrados bajo pecado. Es por eso que debemos ser muy cuidadosos para usar el Antiguo Pacto para el desarrollo de nuestra vida espiritual. Está bien que leamos el Antiguo Testamento, pero no lo tratemos de cumplir al pie de la letra porque esto se convierte en algo nocivo para nosotros mismos.

Dios no sólo le puso la Ley a los hijos de Israel, sino a todo el mundo. Todos los hombres intuyen el llamado que hace el principio de Ley, tal como lo dice Romanos 10:5 

“… la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas”. 

¿Porqué dijo Dios estas palabras? ¿Acaso pensaba Él que algunos sí la podían cumplir? ¡No! Dios sabía que nadie la iba a poder cumplir; y cualquiera con un poquito de sensatez debe llegar a la conclusión que es difícil cumplir las más de quinientas leyes que contiene la Ley Mosaica. La naturaleza humana es incapaz de cumplir la Ley (Romanos 7:14). Sólo el corazón terco y religioso del ser humano le hace pensar que un día podrá cumplir toda justicia divina.

Vale la pena memorizar el pasaje de Gálatas 3:22 

“Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes”.

Más claro no pudo decirlo el apóstol Pablo. ¡Amén!

Apóstol Marvin Véliz

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